Las cuentas del Ecofin
En ninguno de los asuntos de su reuni¨®n de Eunchestown (Irlanda), el pasado fin de semana, han avanzado los ministros de Finanzas de la UE. La magnitud y criterios del futuro presupuesto comunitario han vuelto a enfrentar a los Estados ricos con el resto. La designaci¨®n de un candidato europeo para ocupar la gerencia del Fondo Monetario Internacional seguir¨¢ en el aire hasta el pr¨®ximo d¨ªa 19, en que se decidir¨¢ entre el espa?ol Rodrigo Rato y el franc¨¦s Jean Lemierre. Lo ¨²nico concreto de esa reuni¨®n es negativo: la revisi¨®n a la baja de las previsiones de crecimiento econ¨®mico para el conjunto del ¨¢rea.
A pesar de que la discusi¨®n presupuestaria se extender¨¢ al menos durante un a?o, antes de cerrarse las perspectivas financieras para 2007-2013, las posibilidades de que Espa?a siga recibiendo ayudas equivalentes a las disfrutadas hasta ahora son nulas. A la voluntad com¨²n de los seis pa¨ªses m¨¢s ricos, y principales contribuyentes, por reducir el techo del presupuesto, hasta dejarlo en el 1% del PIB de la UE frente al 1,24% actual, se a?aden las propuestas de dirigir las ayudas estructurales ¨²nicamente a los pa¨ªses que se incorporar¨¢n el 1 de mayo, con la mitad de la renta por habitante de la actual UE.
Todo apunta a que Espa?a debe dejar de contar a partir de 2007 con una buena parte de esos 6.000 o 7.000 millones de euros anuales, algo m¨¢s del 1% del PIB espa?ol, que en promedio ha recibido de las arcas comunitarias, es decir, de los pa¨ªses m¨¢s ricos de la Uni¨®n. Parad¨®jicamente, es a ¨¦stos, criticados por presentar d¨¦ficit p¨²blicos alejados del Pacto de Estabilidad, a los que reclama el vicepresidente en funciones Rato una mayor contribuci¨®n al presupuesto de la UE, un mayor gasto p¨²blico, en definitiva, para que Espa?a siga benefici¨¢ndose de esos fondos.
Sin menoscabo del esfuerzo negociador al que est¨¢ obligado el pr¨®ximo Gobierno, ¨¦ste ha de empezar a contar con sus propios medios para reducir la a¨²n importante diferencia en renta por habitante de Espa?a respecto a los pa¨ªses avanzados de la UE. Ello implica mejorar la eficiencia del conjunto de la econom¨ªa y diversificar su patr¨®n de crecimiento, lo que requiere una clara apuesta por la inversi¨®n en capital tecnol¨®gico y humano, una mayor natalidad y un mejor clima para la innovaci¨®n. Son tareas que habr¨ªan sido m¨¢s f¨¢cilmente abordadas mientras disfrut¨¢bamos de esa transferencia de fondos desde Bruselas. Pero nunca es tarde para acometerlas.
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