La sorprendente historia de 'My way'
Se cumplen 35 a?os del tema que se identifica con Sinatra, una canci¨®n francesa que surgi¨® con un contenido muy diferente
Hace ahora 35 a?os, Frank Sinatra colocaba My way en las listas de ventas de Estados Unidos. No estaba destinada a convertirse en un ¨¦xito m¨¢s de La Voz: su letra, la arrogante revisi¨®n crepuscular de una vida exprimida al m¨¢ximo, se convirti¨® en el resumen m¨¢s complaciente de la biograf¨ªa de Sinatra. Un himno triunfal que fue adaptado para sus necesidades particulares por todo tipo de artistas, de Tom Jones a Dionne Warwick, pasando por Shirley Bassey o los Platters.
Lo extraordinario es que My way era una criatura muy diferente en su forma primigenia. El compositor Jacques Revaux hizo en 1967 For me para la vocalista Dalida. Ella no se entusiasm¨® y Revaux se la llev¨® a su amigo el cantante Claude Fran?ois, que sugiri¨® retoques. Termin¨® como Comme d'habitude y ofrec¨ªa un retrato dram¨¢tico del tedio de la vida conyugal, del paulatino alejamiento de una pareja que hace el amor "como de costumbre". Para los registros de la SACEM, la sociedad francesa de autores, los versos eran obra del letrista Gilles Thibaut y la m¨²sica ven¨ªa firmada por Jacques Revaux y Claude Fran?ois. Este ¨²ltimo, artista ye-y¨¦ de inmenso ¨¦xito en Francia, lanz¨® Comme d'habitude en 1967 y, tal vez por su amargo mensaje, fue considerada como un cierto pinchazo: vendi¨® 225.000 ejemplares, bastante menos de lo habitual para Clo-Clo, como le llamaban cari?osamente los franceses. Que, por cierto, siempre entendieron que Comme d'habitude se refer¨ªa a la cantante France Gall, una de las (muchas) mujeres que compartieron cama con Fran?ois.
Seg¨²n la historia oficial, el cantante canadiense Paul Anka, de vacaciones en Francia, vio a Fran?ois interpretarla en un programa de televisi¨®n, T¨¦le Dimanche, y se qued¨® prendado de la melod¨ªa. Pocos d¨ªas despu¨¦s, el astuto creador de Diana se asegur¨® la exclusiva editorial de Comme d'habitude en ingl¨¦s, que compr¨® en un lote de canciones. ?l mismo adapt¨® la letra, cambiando totalmente su sentido: "S¨ª, hubo veces, / seguro que lo sabe¨ªs, / que mord¨ª / m¨¢s de lo que pod¨ªa masticar, / pero durante ese tiempo, / cuando hab¨ªa dudas, / todo me lo com¨ª / y lo escup¨ª, / me encar¨¦ con todo / y no me hund¨ª, / lo hice a mi manera".
La versi¨®n de Bowie
Una curiosidad es que en el Reino Unido hubo varios intentos de traducir Comme d'habitude. Entre los que recibieron el encargo estaba David Bowie, un aspirante entonces todav¨ªa en busca de direcci¨®n. La versi¨®n de Bowie se titul¨® Even a fool learns to love y presenta a un personaje extrovertido, un gran bromista que oculta su amor por la bella de la pandilla. Existe una grabaci¨®n casera donde se le oye cantarla sobre el disco de Claude Fran?ois. Incluso, Bowie quiso que Even a fool learns to love fuera su siguiente single, pero los franceses se negaron: quer¨ªan un int¨¦rprete mucho m¨¢s reconocido.
Paul Anka sab¨ªa lo que se hac¨ªa. Sus versos son pliego de descargos y orgullosa exhibici¨®n de alguien que sabe que est¨¢ a punto de caer "el tel¨®n final". Efectivamente, estaban hechos a la medida de un Sinatra. En 1968, en una fiesta celebrada en Las Vegas, mostr¨® a Frank sus esfuerzos. El crooner, que llevaba una temporada d¨¢ndose caprichos como grabar con Antonio Carlos Jobim mientras tonteaba con las tendencias pop, advirti¨® enseguida que My way era justo lo que necesitaba: potenciaba su imagen de gran vividor, capaz de ponerse el mundo por montera, aparte de darle una gravedad que hab¨ªa perdido con banalidades. Con arreglos de Don Costa, registr¨® My way el 30 de diciembre de 1968. El entusiasmo de los m¨²sicos y de su hija Nancy, presente en la sesi¨®n, le impuls¨® a bautizar su primer LP de 1969 como My way.
La canci¨®n tampoco fue el mayor ¨¦xito del Sinatra maduro -t¨ªtulo que corresponde a otra melod¨ªa de origen europeo, Strangers in the
night-, pero pronto adquiri¨® dimensiones m¨ªticas. Artistas de vida tormentosa como Nina Simone o Elvis Presley se apropiaron de la canci¨®n, apreciando tanto su poder de autojustificaci¨®n como su dimensi¨®n de pavoneo retrospectivo: "Pensar que he hecho todo eso / y no de una forma t¨ªmida". La lista de famosos int¨¦rpretes no ha parado de crecer: Paul Anka la cant¨® en solitario y en compa?¨ªa de Julio Iglesias. Los Tres Tenores entendieron que era una baza infalible en sus conciertos multitudinarios.
La propuesta flamenca
Aunque intercambiaron cumplidos, Claude Fran?ois nunca lleg¨® a conocer a Sinatra. El cantante franc¨¦s le precedi¨® en morir: tras superar misteriosos intentos de asesinato, falleci¨® tontamente en 1978, electrocutado mientras cambiaba una bombilla en el ba?o. Fran?ois no pudo disfrutar de las asombrosas metamorfosis de su canci¨®n: Joan Baez y los Gipsy Kings se juntaron para pasarla por rumba flamenca, con una letra en castellano que retomaba el conflicto amoroso. Patty Pravo triunf¨® con ella en Italia, tambi¨¦n con historia de desamor. Hasta Khaled, Rachid Taha y Faudel, el "trio calaveras" del ra? argelino, se atrevieron. En Espa?a, volvi¨® a pegar en ingl¨¦s gracias a Los Piratas.
My way se hizo pieza inevitable para cantantes de club nocturno y aficionados al karaoke. Aparte, existen todas las lecturas inimaginables: corales e instrumentales, en jazz y en country, en serio y en broma. Hasta Pedro Almod¨®var lo incluye en ?Viva la tristeza!, el disco donde recopila las m¨²sicas que le acompa?aron mientras escrib¨ªa Hable con ella.
Seg¨²n Warner Chappell, la editorial que controla sus apabullantes ingresos, es la canci¨®n m¨¢s radiada de la historia y la que m¨¢s versiones tiene. No hay manera de comprobar la veracidad de tan tajantes afirmaciones, pero es cierto que muchos millones de seres humanos han interiorizado My way. Basta con escuchar la interpretaci¨®n en directo de Robbie Williams, donde consigue que decenas de miles de personas le acompa?en, como si el triunfo del ex Take That sobre los obst¨¢culos sea una haza?a colectiva. La ¨²ltima utilizaci¨®n de My way reafirma su universalidad: se trata de una campa?a publicitaria de Viagra donde diversos caballeros entonan la canci¨®n a todo pulm¨®n.
Del 'punk rock' al 'rap'
A pesar de su conocimiento del show business, Paul Anka nunca imagin¨® que My way se acomodar¨ªa al mundo rebelde del punk rock. En la primavera de 1978, los Sex Pistols ya se hab¨ªan desintegrado, pero hab¨ªa que cumplir obligaciones discogr¨¢ficas y rellenar la pel¨ªcula que finalmente se titularia El gran timo del rock & roll. As¨ª que se llevaron a Sid Vicious, el menos dotado musicalmente del cuarteto, para que grabara My way en Par¨ªs. Era una broma: Vicious se mostraba grotesco al comenzar cant¨¢ndola como un baladista pero aceleraba con los decibelios de un grupo de rock y se apoderaba del tema. Intercalaba algunas de sus celebradas "haza?as" ("s¨ª, yo mat¨¦ al gato") y aparec¨ªa en el clip correspondiente disparando contra los emperifollados adultos asistentes a un concierto de lujo.
La canci¨®n fue prof¨¦tica para Vicious: pocos meses despu¨¦s fallec¨ªa victima de una sobredosis, asimilada por los fieles como un suicidio de amor, un intento de "reunirse" con su novia, Nancy Spungen, a la que supuestamente hab¨ªa matado poco antes. Su My way -utilizada incluso por Martin Scorsese- es el principal legado musical de un bajista que apenas sab¨ªa tocar su instrumento: a partir de My way, no hay canci¨®n popular que se libre de ser violada por rockeros feroces, que se sienten posmodernamente ir¨®nicos y, de rebote, hasta consiguen vender fuera de su p¨²blico natural.
Kamikazes
ilustres como Shane MacGowan, fundador de The Pogues, han seguido el truculento arreglo de Vicious. Con similar c¨®digo sonoro, My way fue feminizada y parodiada por la exuberante Nina Hagen. En tiempos m¨¢s recientes, My way ha servido igualmente a figuras del rap: un Jay Z tiene suficiente ego y voluntad de mitificarse como para ponerse un traje musical usado por Frankie.
Babelia
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