Multazo a Telef¨®nica
El Tribunal de Defensa de la Competencia ha impuesto a la compa?¨ªa Telef¨®nica de Espa?a la mayor multa de su historia por bloquear el cambio de operador. La argumentaci¨®n es sencilla, aunque de gran significaci¨®n para el funcionamiento de la libertad de mercado en ese sector: Telef¨®nica se ha servido de su posici¨®n dominante para bloquear la libre opci¨®n de los consumidores para elegir y para disuadir por medios no l¨ªcitos a cambiar de operador. La denuncia fue presentada en diciembre 2001 ante el Servicio de Defensa de la Competencia (Ministerio de Econom¨ªa) por la Asociaci¨®n de Empresas Operadoras y de Servicios de Telecomunicaciones, aunque el tribunal subraya que dichas pr¨¢cticas no han dejado de llevarse a cabo pese a la instrucci¨®n del expediente.
La cuant¨ªa solicitada por los demandantes era mucho m¨¢s elevada que los 57 millones de euros de multa, equivalentes al 1,5% de la facturaci¨®n en 2003 de Telef¨®nica. M¨¢s relevante que el impacto de la sanci¨®n sobre la cuenta de resultados del operador telef¨®nico es el precedente establecido, que obliga a las instituciones a estrechar la vigilancia sobre este tipo de pr¨¢cticas. No es comprensible que episodios de la trascendencia econ¨®mica del ahora fallado se eternicen en ese tribunal.
Salvo en el Reino Unido, los operadores que disfrutaron de su anterior monopolio conservan una parte importante del mercado en telefon¨ªa fija y no se puede decir que hayan facilitado el acceso de los nuevos competidores. Pero que Espa?a no sea un caso excepcional no quita para que se haya de aprovechar esta lecci¨®n en la nueva etapa pol¨ªtica que ahora se inicia. Ser consecuentes con el funcionamiento de una econom¨ªa de mercado exige un esmerado y eficiente funcionamiento de aquellas instancias que han de velar por su pulcritud, por la verdadera libertad y por la igualdad de oportunidades. De lo contrario, los procesos de liberalizaci¨®n y desregulaci¨®n quedar¨¢n en meros cambios en el ejercicio del poder econ¨®mico, pero no producir¨¢n una mayor, y por tanto mejor, oferta real para el consumidor, que es quien acaba soportando los abusos.
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