Miquel Barcel¨® y Delacroix se dan cita en el Louvre de la mano de Dante

El Museo del Louvre inaugur¨® ayer un singular homenaje a Eug¨¨ne Delacroix y a su obra Dante y Virgilio bajan a los infiernos . El lienzo, que supuso la consagraci¨®n del joven pintor -ten¨ªa 24 a?os cuando lo realiz¨®-, est¨¢ acompa?ado de una colecci¨®n de dibujos, grabados, bocetos y acuarelas del propio Delacroix que ayudan a entender la importancia del cuadro en el conjunto de su obra. Como broche de oro, el museo ha invitado a Barcel¨® para que presente una selecci¨®n de sus ilustraciones para La divina comedia, de Dante, adem¨¢s de elegir y mostrar una serie de dibujos de otros artistas sobre el tema.

El gran museo franc¨¦s ha invitado en varias oportunidades a artistas vivos para que montaran una exposici¨®n para que la reflexi¨®n sobre una obra, tema o periodo fuera un gesto creativo m¨¢s all¨¢ de la erudici¨®n de los conservadores. Ahora le han pedido al mallorqu¨ªn Miquel Barcel¨® (Felanitx, 1957) que haga desfilar -hasta el 9 de julio-, por los muros de la sala de actualidad del departamento de artes gr¨¢ficas del Louvre, una selecci¨®n de acuarelas -unas sesenta- de las m¨¢s de 300 que realiz¨® entre los a?os 2000 y 2002, para ilustrar los tres vol¨²menes de La Divina Comedia, de Dante, editada por Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores.

"Para m¨ª era una oportunidad de hacer una lectura agn¨®stica del texto", dijo Barcel¨® en Par¨ªs, al tiempo que explic¨® haber mirado el trabajo de varios artistas sobre el mismo tema: "Sobre todo he revisado Botticelli, pero tambi¨¦n William Blake y Gustave Dor¨¦". La decisi¨®n de optar por la acuarela como t¨¦cnica dominante la justific¨® por "su vertiente fluida, acu¨¢tica, ligera, a¨¦rea, que me parec¨ªa muy adecuada al universo l¨ªquido, de disoluci¨®n de los cuerpos que propone el poeta". A veces Barcel¨® se sirve del aire comprimido para lograr determinados efectos: "Esa t¨¦cnica transforma la mancha de pintura en una aut¨¦ntica explosi¨®n y en una red de min¨²sculas gotas. Es un efecto parecido al de una bomba at¨®mica, lo que no deja de ser parad¨®jico para una imagen del para¨ªso".

El sentido del humor, una extra?a capacidad para situarse fuera del tiempo, la dimensi¨®n mediterr¨¢nea y africana, des¨¦rtica, aparecen tambi¨¦n en la primera entrega propuesta por Barcel¨®, centrada en los pasajes infernales. Cuerpos en metamorfosis, deshaci¨¦ndose, transform¨¢ndose en bestias fant¨¢sticas, acompa?an a cuerpos mutilados, sangrantes, que exhiben mu?ones producidos por un machete. Y Barcel¨® se confunde con el poeta Virgilio, que adopta el corte de pelo y las facciones del mallorqu¨ªn. Los dos parecen haber abordado el mismo problema: "C¨®mo hacer visibles los fantasmas, las sombras, los seres sin cuerpo. ?se es todo el problema de la pintura", explic¨®.

En 1822, el joven y ambicioso Eug¨¨ne Delacroix (1798-1863) quiso darse a conocer present¨¢ndose directamente a un sal¨®n antes de terminar todo el tradicional recorrido acad¨¦mico. Escogi¨® como tema la visita de Dante a los infiernos, una visita que hace en barca y acompa?ado de Virgilio.

Dante y Virgilio bajan a los infiernos confronta la amistad de los artistas -los elegidos- con el caos de los condenados, la serenidad civilizada de los primeros con la brutalidad informe de los dem¨¢s, una imagen rom¨¢ntica captada en medio de una gran urgencia. Delacroix mismo dec¨ªa de su pintura que "es una apuesta". Y la gan¨® porque la tela fue inmediatamente adquirida por los museos reales.

El Louvre presenta la gran pintura de Delacroix al mismo tiempo que las acuarelas de Barcel¨®, y lo hace acompa?ando la obra con un cat¨¢logo de 120 p¨¢ginas y de otras telas del propio Delacroix sobre temas semejantes -en este caso, las referencias son el drama de La balsa de la Medusa y el tratamiento que le dio Gericault-, as¨ª como de una serie de dibujos preparatorios para el viaje dantesco y virgiliano por el averno.