El s¨¢bado de la descarga

Un espejismo circulaba por el campo de Augusta, la excelente idea de que Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, revivido al olor de las azaleas y el susurro de la brisa en los magnolios, conducir¨ªa a las huestes europeas a la reconquista del trofeo m¨¢s preciado del golf mundial, la chaqueta verde del Masters. ?A la carga! ?A la carga! A la carga, que es s¨¢bado, que toca desde las s¨®lidas bases plantadas jueves y viernes moverse hacia arriba, crecer, pegar el estir¨®n, se?alar el territorio, dejar la siembra perfecta para la recolecci¨®n del domingo. Puaj, cu¨¢nta sacarina. Cu¨¢nta imaginaci¨®n para nada. Cu¨¢nta teor¨ªa desplegada para nada. Olaz¨¢bal, y el jovencito Justin Rose, y el m¨¢s experto Alex Cejka, los tres europeos que marcaban el ritmo del Masters desde el jueves, lo interpretaron al rev¨¦s. Jugaron el s¨¢bado de la descarga, de quitarse del medio, de apartarse al paso de la ascensi¨®n de los m¨¢s fuertes. Y Sergio Garc¨ªa, que jugaba agazapado, sin sacar las plumas, pero sin perder el terreno, tambi¨¦n se sum¨® a la fiesta del desconcierto.

Todos los golf¨®logos del mundo, reunidos en asamblea en un claro bajo los pinos de Georgia que bordean por la derecha la calle del ocho del Augusta National Golf Club, mantuvieron una sesi¨®n cl¨ªnica peripat¨¦tica en torno al asunto conocido como caso Olaz¨¢bal. Fue una sesi¨®n informal en la que todos los que pasaban por ah¨ª expon¨ªan su opini¨®n. El punto de partida fue la frase de Davis Love III, el jugador norteamericano que fundament¨® su magn¨ªfica segunda ronda en el hecho de que hab¨ªa compartido tr¨ªo con Olaz¨¢bal y que se hab¨ªa inspirado en la determinaci¨®n, coraje e irredentismo del vasco. "Olaz¨¢bal es otro cuando atraviesa esas puertas", dijo Love, se?alando la entrada de Magnolia Lane. "Nada m¨¢s cruzar el umbral sabe que tiene una oportunidad de brillar". La otra frase elegida para el comentario la hab¨ªa pronunciado el propio Olaz¨¢bal despu¨¦s de que una ronda de 69 golpes el viernes le hubiera colocado en -4, segundo a dos golpes del primero, Rose. "Aqu¨ª me siento en paz conmigo mismo", dijo. Y para demostrarlo, y confortado con las agradecidas palabras de Love, Olaz¨¢bal sali¨® al campo vestido de blanco gloria y sonriente incluso.

Pero dado que ninguno de los expertos daba con una idea t¨¦cnica que concitara la unanimidad -m¨¢s bien la unanimidad fue negativa: Olaz¨¢bal no estaba mejor que las ¨²ltimas semanas ni con el driver, ni con los hierros largos, ni con los cortos, ni saliendo de b¨²nker, ni mucho menos con el putter, y teniendo en cuenta que su juego, corto y err¨¢tico, exceptuando su imaginaci¨®n y sabidur¨ªa alrededor de los greenes, no es el m¨¢s apropiado para Augusta, las reflexiones se dirigieron hacia el sector mental. Y all¨ª s¨ª que hubo un principio de acuerdo. La teor¨ªa ganadora fue, m¨¢s o menos, la siguiente: como Olaz¨¢bal sabe que el campo de Augusta es el peor posible para su juego, y como sabe que nadie, ni siquiera ¨¦l mismo, puede culparle si lo hace mal, pues sale a jugar con menos presi¨®n, m¨¢s libre, menos sufriente. Y juega mejor. El problema de la teor¨ªa es que choc¨® con la realidad del s¨¢bado. En los primeros nueve hoyos, los que peor le salen habitualmente, cuatro bogeys y un birdie, cuatro b¨²nkers de green, tres calles... No hubo magia alrededor del green, y mucho menos lejos. Ni chips and run, ni putts lanzados, s¨®lo alg¨²n hierro largo, como mucho. La v¨ªspera hab¨ªa dicho que para pensar en ganar el Masters tocaba bajar unos cuantos golpes el par. No le habr¨ªa hecho falta. Visto el comportamiento de sus rivales en un d¨ªa muy duro, con haberse mantenido al par le habr¨ªa valido. Pero termin¨® con 79 golpes, su peor vuelta desde 1987.

El caso de Sergio Garc¨ªa a¨²n no ha llamado la atenci¨®n cl¨ªnica, pero lleva camino. El primer d¨ªa, despu¨¦s de un par, se quej¨® de que alguien le hab¨ªa amargado y dijo que estaba harto de llorar por ese alguien; el segundo, despu¨¦s de otro par, dijo que no entend¨ªa nada, que las estad¨ªsticas demostraban que estaba jugando muy bien y que el resultado no reflejaba ese hecho; ayer termin¨® el d¨ªa tambi¨¦n en +3, cerrando, como las dos jornadas anteriores, con bogey en el 18.

Si es por consolarse, como los dos espa?oles, igual con +3, est¨¢ Tiger Woods.

Clasificaci¨®n tras la 3? jornada: 1. Phil Mickelson y Chris di Marco (EE UU), 210 (-6). 3. Paul Casey (Ing.), 212 (-4). 4. K.J.Choi (Cor.), Bernhard Langer (Ale.) y Ernie Els (Sur.), 213 (-3)...20. Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, Sergio Garc¨ªa y Tiger Woods (EE UU), 219 (+3).