Peajes y atascos

He vuelto de pasar unos d¨ªas en Boston, Estados Unidos. All¨ª, un domingo por la tarde, tras el fin de semana, en una autopista, cuando faltan unos kil¨®metros para el peaje, me encuentro con una retenci¨®n que se alarga hasta el propio peaje. "?Vaya!, como en casa", pens¨¦, "en todas partes cuecen habas". Pero no, cu¨¢l no ser¨ªa mi sorpresa cuando al llegar al peaje me encontr¨¦ con un cartel que dec¨ªa: "Free", o sea, "gratuito". La ley les obliga a levantar la barrera en cuanto la afluencia de veh¨ªculos causa colas en el peaje.

Cada a?o, cuando llega el Lunes de Pascua y veo las retenciones en los peajes de Tarragona y Martorell, pienso que en este pa¨ªs lo m¨¢s importante son los beneficios de la concesionaria, mientras que el tiempo y la bilis de los conductores no importan. Ellos, a sufrir en silencio los atascos en sus veh¨ªculos avanzando cent¨ªmetro a cent¨ªmetro y al final, como premio, a pagar el peaje, que da derecho a seguir atascados hasta el peaje siguiente. Y el Gobierno, que tiene la potestad de obligar a la empresa a levantar la barrera, calla y otorga. ?Qu¨¦ verg¨¹enza!