Orden de retirada
A trav¨¦s de la primera declaraci¨®n institucional, ofrecida a media tarde de ayer por el nuevo presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, hemos sabido c¨®mo ha ordenado al ministro de Defensa que disponga lo necesario para proceder a la retirada de nuestras tropas desplegadas en Irak en el plazo m¨¢s breve y con la mayor seguridad posible. La retirada que se emprende ahora interrumpe el proceso de relevos cuya continuaci¨®n deb¨ªa proseguir, seg¨²n los primitivos planes del Estado Mayor de la Defensa, el pr¨®ximo mi¨¦rcoles con el env¨ªo de un contingente de unos 400 efectivos a las bases de Diwaniya y de Nayaf. ?ste hubiera sido el primero de los que habr¨ªa correspondido llevar a cabo bajo la autoridad del Gobierno que acaba de asumir sus poderes, despu¨¦s de que el ex presidente Aznar, cuando se encontraba en funciones, se empe?ara en exigir un escrito firmado de la mano de quien iba a sucederle prestando conformidad con el anterior relevo de fuerzas.
En t¨¦rminos militares la operaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil es la retirada y efectuarla de manera ejemplar es el primer desaf¨ªo del Gobierno. Retirarse es lo contrario de huir en desbandada. Honrar la palabra dada es enaltecedor para todos. Tambi¨¦n para los que est¨¢n en la cumbre del poder pol¨ªtico. Se sabe que la noche del 14 de marzo, cuando el escrutinio de las urnas ofrec¨ªa de modo irreversible la victoria de las candidaturas socialistas, algunos j¨®venes congregados ante la sede de la Comisi¨®n Ejecutiva Federal del PSOE en la madrile?a calle de Ferraz se dirigieron al ganador all¨ª presente, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, dici¨¦ndole aquello de "no nos falles". Cabe imaginar c¨®mo ser¨ªan sus miradas cuando tanto han impresionado al Secretario General, quien desde entonces por todas partes ha repetido esa invocaci¨®n como un santo y se?a definitorio del compromiso vinculante que siente haber contra¨ªdo con los electores que le dieron su apoyo.
Enseguida, ya desde antes de la celebraci¨®n del Pleno del Congreso de los Diputados del jueves y viernes pasado donde se debati¨® su investidura y obtuvo la confianza solicitada de la C¨¢mara para ocupar la presidencia del Gobierno, pareciera que ese "no nos falles" ha venido a condensarse, en primer lugar, en la retirada de nuestras tropas de Irak, como si esa fuera la prueba elemental, la condici¨®n sine qua non, fuera de la cual ninguna credibilidad le ser¨ªa otorgada al nuevo inquilino de La Moncloa. Vale, pero cuando se accede, por ejemplo, a la presidencia del Gobierno por encima de la moral de la convicci¨®n debe quedar la moral de la responsabilidad. De ah¨ª que habr¨¢ debido tenerse en cuenta la diferencia entre enviar nuestras tropas a Irak y retirarlas de all¨ª. Puede que su n¨²mero apenas altere las cifras de la coalici¨®n multinacional que dirigen Estados Unidos y Gran Breta?a pero sus integrantes siempre se mantuvieron ajenos a las controversias pol¨ªticas que la decisi¨®n de su env¨ªo suscit¨®, fueron all¨ª en cumplimiento de ¨®rdenes dictadas por el gobierno leg¨ªtimo de la naci¨®n, se aplicaron de manera irreprochable a las misiones que recibieron a favor de la estabilidad, la integridad y la reconstrucci¨®n y son acreedores al reconocimiento de todos.
Por eso, tambi¨¦n debemos asegurar su regreso con el honor intacto ante las gentes de Irak a las que han ayudado y ante las unidades de otros pa¨ªses con las que han colaborado todo este tiempo. En todo caso, la orden del presidente del Gobierno resulta de las consultas y de la informaci¨®n recibida, elimina la pr¨®rroga nociva de la incertidumbre y evita que pueda ser atribuida a incidentes o desgracias que afortunadamente no han sufrido nuestras tropas. La convocatoria urgente del Pleno del Congreso de los Diputados permitir¨¢ al Gobierno explicarse pero nuestras fuerzas no fueron enviadas all¨ª con misiones de combate y la situaci¨®n ha degenerado de tal forma que sus misiones originarias han dejado de ser posibles. De todas formas, nuestro compromiso como pa¨ªs en la lucha contra el terrorismo internacional tiene que quedar reafirmado bajo las l¨ªneas que marca la legalidad internacional y los deberes contra¨ªdos con los socios de la Uni¨®n Europea y los aliados de la OTAN. Pero recordemos que cuando los tres tenores de las Azores se lanzaron a la invasi¨®n de Irak all¨ª hab¨ªa muchas cat¨¢strofes menos dos: la del terrorismo nacional o internacional y la de cualquier vinculaci¨®n con Bin Laden.
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