La apasionada sabidur¨ªa de Mar¨ªa Zambrano
Ayer se cumplieron 100 a?os del nacimiento de la fil¨®sofa que combin¨® la raz¨®n con la poes¨ªa
"La risa era parte esencial de su voz, de su deseo de decir todo lo que quer¨ªa"
"En su obra, supo mezclar ¨ªntimamente la inteligencia con la sensibilidad"
"Durante sus ¨²ltimos a?os no sal¨ªa y parec¨ªa habitar una especie de exilio interior"
De un lado a otro, pura errancia, as¨ª fue la vida de Mar¨ªa Zambrano. Su obra tambi¨¦n recorri¨® los ¨¢mbitos m¨¢s diversos, pero toda ella est¨¢ marcada por un mismo af¨¢n. El de atrapar esa verdad que persigue la filosof¨ªa, pero atraparla de tal manera que no perdiera su profundo asidero con la vida.
Son muchas las iniciativas que van a recordar este a?o a Mar¨ªa Zambrano. Hoy, con motivo del D¨ªa del Libro, la Consejer¨ªa de Cultura de Andaluc¨ªa, a trav¨¦s del Centro Andaluz de las Letras, repartir¨¢ gratuitamente cien mil ejemplares de una antolog¨ªa que ha realizado Juan Fernando Ortega, director de la Fundaci¨®n Mar¨ªa Zambrano de V¨¦lez-M¨¢laga.
El pasado lunes, en la sede de esta fundaci¨®n, se celebr¨® el primer congreso sobre su obra. Habr¨¢ otro, en Segovia, del 3 al 7 de mayo. En oto?o, la Residencia de Estudiantes de Madrid recorrer¨¢ la biograf¨ªa intelectual de la escritora a trav¨¦s de una exposici¨®n (est¨¢ prevista otra en el Ateneo sobre su relaci¨®n con el arte). La digitalizaci¨®n de su archivo, la aparici¨®n de textos in¨¦ditos, la edici¨®n de sus obras completas para dentro de tres o cuatro a?os y la convocatoria de varios premios completan el programa que ha preparado la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.
En Madrid, el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid inici¨® hace unas semanas el ciclo Filosof¨ªa y poes¨ªa, en el que han participado ya Antonio Colinas y Clara Jan¨¦s y en el que intervendr¨¢n tambi¨¦n Massimo Cacciari o Pedro Cerezo, entre otros. Mar¨ªa Victoria Atencia, Jos¨¦ Miguel Ull¨¢n y Antonio Gamoneda ser¨¢n algunos de los escritores que participen en esta iniciativa leyendo poemas.
Mar¨ªa Zambrano naci¨® en V¨¦lez-M¨¢laga en 1904 y all¨ª mismo empez¨® el baile de su errancia. Madrid, Segovia, de nuevo Madrid, Santiago de Chile, Valencia, Barcelona. El 28 de enero de 1939 cruz¨® la frontera: la Guerra Civil llegaba a su fin, y no s¨®lo terminaba la Rep¨²blica: acababa un tiempo de esplendor, en el que una joven Mar¨ªa Zambrano hab¨ªa mostrado ya su talento creativo y su radical compromiso con la causa de la libertad, la democracia y la justicia.
"El exilio que me ha tocado vivir es esencial. Yo no concibo mi vida sin el exilio que he vivido. El exilio ha sido como mi patria, o como una dimensi¨®n de una patria desconocida pero que una vez que se conoce, es irrenunciable", escribi¨® unos a?os despu¨¦s de su vuelta a Madrid en 1984. Regres¨® para estar cerca de sus amigos, y se convirti¨® en un poderoso im¨¢n para numerosos poetas y artistas.
Uno de ellos fue Jos¨¦ Miguel Ull¨¢n, que recuerda as¨ª a la escritora: "En la intimidad, lo que en Mar¨ªa Zambrano sobresal¨ªa era su propia voz. Una voz que, quede cursi o no confesarlo, imantaba. Al pronunciarse Mar¨ªa sobre esto o aquello, importaban, claro est¨¢, sus palabras, esas que ella sacaba de sus adentros para convertirlas, m¨¢s que en literatura, en sustancia. Pero, a la hora de decir sus sentires, su propio cuerpo se esfumaba o, m¨¢s bien, en nada nos distra¨ªa del ritmo del fluir. Iba as¨ª, completamente libre, de lo estoico a lo cristiano, de la quietud al sobresalto, pero tambi¨¦n de la malicia relampagueante a la zona oscura de la llama".
Par¨ªs, M¨¦xico, La Habana, Puerto Rico, Roma, La Pi¨¨ce, Ferney Voltaire, Ginebra... All¨ª donde llegaba sab¨ªa despertar profundas complicidades, contagiaba su entusiasmo en sus clases y no dejaba de construir su obra. "Lo que hizo Mar¨ªa Zambrano es pensar el saber", dice Jes¨²s Moreno Sanz, uno de sus grandes amigos (fue el que la recogi¨® en Ginebra para traerla a Espa?a, a ella y a sus dos gatas), adem¨¢s de profundo conocedor de su obra (es el editor de De la aurora, recientemente rescatada en Tabla Rasa, y autor de una excelente antolog¨ªa, La raz¨®n en la sombra, que public¨® Siruela). "Se ocup¨® de las mismas cuestiones que trat¨® Heidegger, pero desde otra perspectiva: el tema del origen, la relaci¨®n entre el crep¨²sculo y la aurora, los 'claros del bosque'... Su obra es la intersecci¨®n donde se juntan dos mares, el de las tradiciones anteriores a la filosof¨ªa y el de la tradici¨®n filos¨®fica propiamente dicha. O, de manera m¨¢s simple, lo suyo es mezclar ¨ªntimamente la inteligencia con la sensibilidad".
Fue una mujer valiente cuando se trataba de romper convencionalismos y vivi¨® fascinada por la verdad y por sus m¨²ltiples maneras de manifestarse. Lectora compulsiva, frecuent¨® lo mismo a Nietzsche que a Ibn Arab¨ª. Escribi¨® sobre Ant¨ªgona y Edipo, sobre Cervantes y Gald¨®s, sobre san Juan de la Cruz y Miguel de Molinos, sobre Vel¨¢zquez, sobre tantos y tantos otros. Ahora se va a rodar una pel¨ªcula sobre su vida, que dirige Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez con gui¨®n de Rafael Azcona.
Este ¨²ltimo cuenta as¨ª el proyecto: "Una joven realizadora de televisi¨®n conoce a MZ con ocasi¨®n de grabar una rueda de prensa; la realizadora lo ignora todo sobre la entrevistada, pero sus respuestas despiertan su curiosidad y se interesa por el personaje hasta el punto de lanzarse a la aventura de rodar una pel¨ªcula sobre su vida; a lo largo de este proceso, la mentalidad de la realizadora, producto de la cultura franquista, se beneficia y es modificada por el magisterio y la amistad de MZ, quien, como tantos otros intelectuales formados en la Rep¨²blica, no pudo ejercer su magisterio en Espa?a mientras vivi¨® sus largos a?os de exilio".
Fue un personaje inconcebible en la ¨¦poca de la dictadura, donde todo resultaba gris y vulgar. Durante esos a?os, en el exilio, escribi¨® algunos de sus mejores libros: La confesi¨®n como g¨¦nero literario (1943), Delirio y destino (1952), El hombre y lo divino (1955), El sue?o creador y Espa?a, sue?o y verdad (1965) y Claros del bosque (1975), entre otros. Los reconocimientos en Espa?a -Premio Pr¨ªncipe de Asturias, Premio Cervantes, doctorado honoris causa por la Universidad de M¨¢laga- le llegaron con la democracia.
Amalia Iglesias, que trabaj¨® con ella en la preparaci¨®n de Algunos lugares de la pintura, recuerda sobre todo su sentido del humor. "Cuando estaba muy enferma, llena ya de tubos en su cama del hospital de la Princesa, me dijo durante una visita que me acercara a su lado, a la cabecera. 'Es que nos van a hacer una foto', coment¨®. Un fogonazo, un tr¨¢mite, as¨ª se tomaba sus ¨²ltimos momentos".
"Durante sus ¨²ltimos a?os, ya ni siquiera sal¨ªa de su casa. Eso s¨ª, manten¨ªa su coqueter¨ªa. Quer¨ªa estar siempre arreglada. No ve¨ªa televisi¨®n, no estaba rodeada de muchos libros. Era como si llevara su biblioteca dentro. Estaba habitada por una profunda serenidad, ya no pod¨ªa fumar, pero mantuvo intacta su devoci¨®n por los gatos", a?ade Amalia Iglesias.
"Al hablar", escribe Ull¨¢n sobre sus ¨²ltimos a?os, "entraba en espirales vertiginosas, hurgaba en todas las heridas y, a la vez, se abr¨ªa a la esperanza, nos la hac¨ªa contemplable. Y lo lograba con ayuda de eso que no queda del todo, que a menudo no est¨¢ en los escritos: muchas toses, onomatopeyas festivas y, en especial, grandes ataques de risa. Mar¨ªa Zambrano, en nuestras conversaciones, y al principio en presencia de Valente, evocaba 'las carcajadas hom¨¦ricas' de su amigo Lezama Lima. Pues bien, ella no le iba a la zaga al cubano. Y me parece justo que esa risa resuene entre nosotros, en medio de la gravedad gelatinosa de las celebraciones. Porque la risa de Mar¨ªa Zambrano era parte esencial de su voz, de su deseo de querer decir todo lo que quer¨ªa. Hasta que, de repente, se deten¨ªa y hasta se atragantaba, pero siempre con tiempo para anunciarnos: 'Y no digo m¨¢s".
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