El Palau de la M¨²sica Catalana entra en el siglo XXI de la mano de ?scar Tusquets
El auditorio de Barcelona triplica su superficie con la ampliaci¨®n inaugurada ayer
"Hacer realidad el sue?o de Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner". As¨ª define el arquitecto ?scar Tusquets su trabajo de ampliaci¨®n del Palau de la M¨²sica Catalana inaugurado ayer y que triplica la superficie del emblem¨¢tico auditorio modernista de Barcelona. Un nuevo edificio anexo, una sala de m¨²sica de c¨¢mara subterr¨¢nea, una plaza-auditorio y el descubrimiento a la vista de la gente de una fachada oculta durante m¨¢s de 90 a?os conforman la ampliaci¨®n del Palau, que de la mano de ?scar Tusquets, y con un presupuesto de 24 millones de euros, entra en el siglo XXI.
Construido entre 1905 y 1908 en el casco antiguo de Barcelona, el Palau de la M¨²sica Catalana, propiedad del Orfe¨® Catal¨¤ y gestionado desde 1986 por un consorcio de administraciones p¨²blicas, ha luchado a lo largo de sus casi cien a?os de existencia por dar relieve a un edificio singular, declarado en 1997 Patrimonio de la Humanidad, entre estrechas calles con nula visibilidad para apreciar la exuberancia de su decoraci¨®n externa. La lucha parece haber llegado casi a su fin. La ampliaci¨®n aporta ahora perspectiva al emblem¨¢tico auditorio modernista. Una perspectiva a trav¨¦s de una plaza-auditorio que desvela una fachada acristalada creada por Dom¨¨nech i Montaner y oculta durante m¨¢s de 90 a?os por una iglesia cuyo derribo ha permitido ampliar lo que ayer el obispo auxiliar de Barcelona, Josep ?ngel S¨¢iz Menenses, calific¨® de "catedral de la m¨²sica" y que ¨¦l mismo se encarg¨® de bendecir.
"En la d¨¦cada de 1980 el Palau de la M¨²sica se ca¨ªa, precisaba de una urgente remodelaci¨®n para convertirlo en un auditorio moderno para impedir que se convirtiera en un museo", explica F¨¨lix Millet, director del auditorio modernista. "Ya en aquel momento expres¨¦ la idea de ampliar el edificio y aunque muchos calificaron mi deseo de sue?o ut¨®pico hemos conseguido que se convierta en una realidad. Una realidad", a?adi¨® ayer, "que no hubiera sido posible sin el acuerdo al que se lleg¨® con el obispado de Barcelona para comprar la iglesia y derribarla, y tampoco sin la generosidad de las administraciones p¨²blicas, que han aportado 15 de los 24 millones de euros que han costado las obras de ampliaci¨®n".
?scar Tusquets, que ya dise?¨® una primera ampliaci¨®n del Palau inaugurada en 1989, se erige con esta segunda y mayor ampliaci¨®n en el ejecutor del sue?o de Dom¨¨nec i Muntaner, quien pese a tener una iglesia que la ocultaba dise?¨® en 1905 una fachada acristalada pese a la oposici¨®n del Orfe¨® Catal¨¤, que le encarg¨® el proyecto. Tusquets tuvo claro desde el primer momento que el espacio que dejaba libre la iglesia deb¨ªa servir para mostrar esa fachada lateral frente a la cual se ha construido una plaza que, a la vez, es un auditorio al aire libre para conciertos.
El deseo de no ocultar de nuevo la fachada oblig¨® a construir la sala de m¨²sica de c¨¢mara, de la que el Palau carec¨ªa, a 11 metros de profundidad. La nueva sala, con 538 butacas, entr¨® en funcionamiento en fase de rodaje el pasado 18 de febrero y evidenci¨® una notable falta de aislamiento. Ruidos procedentes de la calle han enturbiado el desarrollo de los conciertos, por lo que ayer en la inauguraci¨®n se pidi¨® perd¨®n. "En un par de semanas el problema se habr¨¢ solucionado y el aislamiento ser¨¢ total", asegur¨® Tusquets, quien explic¨® que el ruido se cuela por los ventiladores necesarios en caso de incendio y que dan al exterior.
En la nueva sala predominan los tonos b¨¦is y se ha empleado para su construcci¨®n, que deja parte de sus cimientos a la vista, madera de arce del Canad¨¢, piedra de India y m¨¢rmol de Egipto. Adem¨¢s de conciertos, la sala, dotada con un equipamiento audiovisual de alta tecnolog¨ªa, tambi¨¦n es apta para acoger congresos y convenciones.
El derribo de la iglesia ha permitido levantar tambi¨¦n un edificio anexo al Palau, que duplica la extensi¨®n de la fachada hasta alcanzar dos esquinas. El nuevo edificio, que incluye un restaurante con mirador y terraza elevada, usa el mismo tono de ladrillo rojo que el original de la fachada hist¨®rica, con el que Tusquets juega a las sugerencias, aunque marcando claramente diferencias entre lo nuevo y lo viejo. En la esquina del nuevo edificio se alza un bajorrelieve en forma de ¨¢rbol, de 22 metros de altura, situado frente a la esquina presidida por el imponente conjunto monumental aleg¨®rico al canto coral, una de las se?as de identidad del edificio.
Esta esquina hist¨®rica, pr¨¢cticamente oculta, adquirir¨¢ perspectiva en los pr¨®ximos a?os con la apertura de una plaza tras la compra por parte del Palau de una parte del colegio que ocupa la acera de enfrente.
![Vista parcial de la nueva plaza y la fachada del Palau de la M¨²sica Catalana que ha permanecido oculta m¨¢s de 90 a?os.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AKXMLHNOB57YSAHNYRK6EJVT5U.jpg?auth=96df19634ab375e1e2ca769e1a15767bc1e352852735a78e72a009103e835de9&width=414)
El dinero del ministerio
La ampliaci¨®n del Palau de la M¨²sica ha costado 24 millones de euros de los que el Ministerio de Cultura ha aportado 12,6 millones, cantidad que F¨¨lix Millet ha conseguido no s¨®lo negociando con el Ministerio sino tambi¨¦n, y de forma personal, con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Esta cifra que contrasta con los 2,4 millones aportados por las administraciones catalanas -1,2 millones la Generalitat, 900.000 euros el Ayuntamiento de Barcelona y 300.000 euros la Diputaci¨®n-, le ha acarreado a Millet las cr¨ªticas de los sectores m¨¢s nacionalistas ante la negativa continuada del segundo Gobierno del PP a financiar determinados proyectos catalanes, entre ellos la mitad del coste de las obras de la sala de m¨²sica de c¨¢mara del Auditori de Barcelona que, a diferencia del Palau, es de titularidad p¨²blica. Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat de Catalu?a, quit¨® ayer hierro a la pol¨¦mica agradeciendo p¨²blicamente la generosa aportaci¨®n del Gobierno espa?ol. "En esta ocasi¨®n la financiaci¨®n del Ministerio ha sido la principal, pero ¨¦sta no ha sido la regla en otros proyectos catalanes como deber¨ªa haber ocurrido", matiz¨®.
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