"Soy un comunista libertario"
A los pocos d¨ªas de terminar su Ensayo sobre la lucidez, Jos¨¦ Saramago coment¨® en su c¨ªrculo ¨ªntimo: "Despu¨¦s de este libro, yo ya me puedo morir". Y algo de testamento pol¨ªtico tiene esta novela que el escritor portugu¨¦s considera "un libro muy, muy necesario" y en el que administra su cr¨ªtica m¨¢s dura a la izquierda occidental. Bajo la inocente apariencia de una f¨¢bula, Saramago imagina una interesante trama sustentada en el voto en blanco del 83% de la ciudadan¨ªa. Con el eco de Ensayo sobre la ceguera como tel¨®n de fondo, la moraleja en esta ocasi¨®n apunta a un colectivo que ya no est¨¢ ciego, pero sigue sin querer ver y, por otro lado, alienta a una especie de revoluci¨®n blanca al subrayar el inmenso poder de la opini¨®n p¨²blica, la ¨²nica, a juicio del premio Nobel, capaz de cambiar el mundo.
"Los gobiernos no mandan. Los gobiernos son los comisarios pol¨ªticos de los bancos"
PREGUNTA. "?Qui¨¦n ha firmado este pacto por m¨ª?", se pregunta el personaje central de su novela. ?Esta frase que implica la toma de conciencia del protagonista es clave en el camino hacia la lucidez?
RESPUESTA. S¨ª, claro. Esa frase es la clave de la novela. La frase aparece cuando la novela ya est¨¢ muy avanzada y no es que yo la tuviera en la cabeza al empezar a escribir. Estaba latente dentro de m¨ª y actuaba como un motor que hac¨ªa avanzar la novela internamente. De repente, todo aflor¨® a la superficie.
P. Durante la lectura de Ensayo sobre la lucidez subyace su c¨¦lebre Ensayo sobre la ceguera, no s¨®lo por el tono y la forma de la narraci¨®n sino porque resucita alg¨²n personaje .?Podr¨ªamos decir que la diferencia entre ambos libros radica en la deliberada intenci¨®n pol¨ªtica de este ¨²ltimo?
R. En un principio no me plante¨¦ una relaci¨®n directa entre los dos ensayos. Tenga en cuenta que despu¨¦s del Ensayo sobre la ceguera he escrito tres libros m¨¢s: Todos los nombres, La caverna y El hombre duplicado. Aunque entre ellos hay una corriente subterr¨¢nea, est¨¢ claro que ¨¦ste no es la continuaci¨®n de aquello. Y s¨ª, esta novela es n¨ªtida, clara, rotunda y deliberadamente pol¨ªtica. El ensayo sobre la ceguera tambi¨¦n lo era, pero de una manera muy solapada, siempre daba al lector las llaves para que ¨¦l pudiera sacar conclusiones pol¨ªticas de lo que estaba leyendo.
P. Entonces era la sociedad la que estaba ciega y aqu¨ª la cr¨ªtica apunta implacable a las instituciones, a los partidos, al poder pol¨ªtico en general y a los gobiernos en particular. Si no se conociera su filiaci¨®n comunista hay momentos en que la novela se dir¨ªa que est¨¢ escrita por un anarquista.
R. A veces he reflexionado sobre el hecho de que yo siga siendo comunista. Por supuesto lo soy y no me imagino a m¨ª mismo siendo algo distinto. Pero me he dado cuenta de que ten¨ªa que a?adir algo a ese decir "yo soy comunista", y lo que estoy a?adiendo es que soy un comunista libertario.
P. Habr¨¢ que definir entonces lo que es eso.
R. Creo que s¨ª, habr¨ªa que pensarlo. Y es evidente que una concepci¨®n ortodoxa de lo que pudiera ser el comunismo, llevado a su ¨²ltimo extremo como en el caso del anarquismo, llevar¨ªa a la disoluci¨®n del Estado.
P. En su novela plantea el problema de la libertad subrayada como rasgo individual frente a las consignas de la comunidad. ?C¨®mo es esa libertad que reclama usted, que siempre ha estado preocupado por la justicia y el bienestar del colectivo?
R. Lo que aqu¨ª se plantea es una cuesti¨®n sobre los fines econ¨®micos. Efectivamente hay globalizaci¨®n econ¨®mica, pero parece que no nos damos cuenta de que a la vez es una globalizaci¨®n pol¨ªtica y esto se ha hecho evidente a partir del 11 de septiembre. Cada vez nos damos cuenta con m¨¢s exactitud de que incluso en un sistema como ¨¦ste, que parece que te promete todo, empezando por los derechos humanos, la libertad puede ser sencillamente un espejismo. La novela es una cr¨ªtica frontal al sistema, a los gobiernos. En ella se denuncia incluso el terrorismo de Estado, con la manipulaci¨®n y todo lo que conlleva, que adem¨¢s es el escenario con el que hemos de convivir cotidianamente. Pero todo esto que en la novela se desarrolla es cierto, no es s¨®lo ficci¨®n, y es lo que yo pienso. Quiz¨¢ sea un poco escandaloso desde el punto de vista de la izquierda el que la manifestaci¨®n m¨¢s clara de asunci¨®n de la libertad, el descubrimiento de lo que significa esa frase de la que habl¨¢bamos al principio -"?qui¨¦n ha firmado este pacto por m¨ª?"-, sea un un polic¨ªa el que la protagonice, un comisario de polic¨ªa que est¨¢ ah¨ª recuperado.
P. Que adem¨¢s es el h¨¦roe de la novela.
R. Que es el h¨¦roe de la novela y un hombre de derechas. La izquierda me preguntar¨¢ d¨®nde est¨¢n nuestros h¨¦roes positivos y yo no tengo ninguna respuesta para dar. No estoy escribiendo la novela para demostrar esto o aquello, sino para decir lo que me interesa y me preocupa y no para pensar que a la izquierda le convendr¨ªa mucho o le gustar¨ªa que el personaje m¨¢s positivo fuera de izquierdas.
P. ?Est¨¢ pensando en alg¨²n pa¨ªs al plantear ese 83% de votos en blanco como resultado electoral o es una cr¨ªtica al sistema global de gobierno occidental?
R. Yo se lo desear¨ªa a todos los pa¨ªses, a todos, por una raz¨®n muy sencilla y es que parece que no va a pasar nunca por la cabeza de ning¨²n pol¨ªtico el pensar que el sistema democr¨¢tico tiene dentro una bomba, que es el voto en blanco. Y la intenci¨®n no es destruirlo sino reformarlo, renovarlo y reinventarlo. El d¨ªa en que una mayor¨ªa de electores, en cualquier pa¨ªs del mundo, votara en blanco, la pregunta ser¨ªa: ?qu¨¦ hacen ahora los pol¨ªticos?, ?qu¨¦ hacen ahora los partidos? Hasta ahora todo esto ha funcionado de una manera consensuada, es decir, la abstenci¨®n existe; el voto nulo existe y el voto en blanco existe, pero si la abstenci¨®n es alta, entonces se dir¨¢ que estaba lloviendo, o que el tiempo era estupendo para ir al campo o a la playa. ?Los votos nulos? Ah¨ª siempre lo ocultan, pero ?y el voto en blanco? Siempre se sabe que habr¨¢ unos cuantos votos en blanco, pero que no son ni testimoniales, porque como son blancos parece que no est¨¢n testimoniando nada. Como ahora es muy complicado hacer una revoluci¨®n, porque no se sabe muy bien c¨®mo hacerla, ni con qu¨¦ medios, y las manifestaciones se pueden montar, hay cantidad de ellas todos los d¨ªas, motivadas por las causas m¨¢s honestas, pero revoluciones nada. Ahora imaginemos un resultado electoral de un 83% de votos en blanco, si esto ocurriera yo creo que ser¨ªa una revoluci¨®n porque plantear¨ªa, sin dispararse un solo tiro en la calle, el ?qu¨¦ es lo que hacemos ahora?
P. Pero en su novela esa pregunta se plantea y la respuesta es una tragedia.
R. Acaba mal, claro. Es cierto, con nuestro car¨¢cter demencial siempre acabar¨ªa mal si esto ocurriera en la realidad. Yo no quiero decir que todos los gobiernos se comportar¨¢n como el Gobierno de ese pa¨ªs en mi novela, que acaba en una tragedia, pero algo cambiar¨ªa. Aunque no soy tan ingenuo para pensar que esto pueda ocurrir un d¨ªa, aunque sospecho que despu¨¦s de la publicaci¨®n de la novela el voto en blanco subir¨¢, por lo menos en mi pa¨ªs.
P. En Ensayo sobre la ceguera hac¨ªa una seria advertencia respecto a los peligros que entra?a la p¨¦rdida de valores y esa advertencia genera aqu¨ª una trama pol¨ªtica macabra. ?Hay algo de implicaci¨®n directa, de testamento pol¨ªtico personal o debemos limitarnos al terreno de la ficci¨®n?
R. Hay una implicaci¨®n personal directa. Soy un ciudadano, una persona que anda por ah¨ª, que se da cuenta de lo que pasa y que a la vez escribe historias. Me parecer¨ªa muy dif¨ªcil que lo que pasa en la novela no pasara de una forma u otra en la realidad, teniendo en cuenta la persona que yo soy. No estoy diciendo que sea estupendo, pero soy y pienso de una determinada manera y eso se transparenta en mi obra. En el Ensayo sobre la ceguera y quiz¨¢ con Todos los nombres no se nota tanto, pero ah¨ª tiene La caverna, El hombre duplicado, ahora el Ensayo sobre la lucidez. No quiero llamarlo mi testamento pol¨ªtico porque todav¨ªa me gustar¨ªa escribir alg¨²n libro m¨¢s. Pero si yo no pudiera hablar en adelante, si no pudiera por una raz¨®n u otra seguir escribiendo, me dir¨ªa: bueno, no pasa nada, lo que qued¨® ah¨ª, lo que he escrito en esta novela, sirve para que la gente, los lectores de mis libros, est¨¦n avisados sobre el mundo en que vivimos.
P. Usted, que no teme las declaraciones pol¨¦micas, ?por qu¨¦ se sit¨²a en el terreno de lo simb¨®lico para hacer su denuncia pol¨ªtica en esta novela? ?Cree que es m¨¢s eficaz?
R. S¨ª, pienso que el recurso a la alegor¨ªa es m¨¢s eficaz. Si yo contara esta historia de otra forma, como una especie de novela realista, o como si fuera un reportaje, no s¨¦ si tendr¨ªa alguna eficacia. Por otra parte, desde el Ensayo sobre la ceguera he utilizado la alegor¨ªa y la f¨¢bula como acercamiento a los temas y creo que ha funcionado. El Ensayo sobre la ceguera es una novela muy le¨ªda sobre todo por los j¨®venes. Es incre¨ªble la cantidad de chicos y chicas que se acercan a m¨ª para decirme que ese libro ha cambiado sus vidas y, si ellos lo dicen, por algo ser¨¢. A veces pienso que esta novela adem¨¢s de una f¨¢bula es tambi¨¦n una s¨¢tira.
P. Es un ataque frontal a los sistemas democr¨¢ticos y, hablando de declaraciones pol¨¦micas, ha llegado a declarar que "la democracia es una tomadura de pelo". ?C¨®mo se atreve a hacer una declaraci¨®n tan contundente?
R. ?C¨®mo voy a calificar un sistema que me permite ¨²nicamente quitar un gobierno y poner otro pero no me permite absolutamente nada m¨¢s? Digo, y lo repito, hoy los gobiernos no mandan. Los gobiernos son los comisarios pol¨ªticos de los bancos. No soy el ¨²nico que critico esto, hay mucha gente que lo est¨¢ diciendo, lo que pasa es que quiz¨¢ mi forma de decirlo sea m¨¢s expl¨ªcita.
P. Le hago esta pregunta porque creo que lo que usted dice alcanza una gran resonancia...
R. ?Que yo me arriesgo? Es que no tengo una conciencia de arriesgar mucho. Invent¨¦ para m¨ª una especie de autodefinici¨®n que explica mi postura un poco provocativa, lo reconozco, deliberadamente provocativa, claro que s¨ª. Yo me digo: cuanto m¨¢s viejo, m¨¢s libre; y cuanto m¨¢s libre, m¨¢s radical.
P. Siguiendo con la democracia, ?c¨®mo resolver problemas como el de la justicia social o el de la distribuci¨®n de los bienes sin unas pautas democr¨¢ticas?
R. Usted sabe que eso no se consigue con la democracia. ?Cree que son los gobiernos los que han inventado la precariedad del empleo? ?A alg¨²n gobierno democr¨¢tico se le pasar¨ªa por la cabeza decir ahora, vamos a elaborar aqu¨ª unas leyes para que esto funcione de una forma distinta? ?Cree que han sido los gobiernos? Claro que no, claro que no. Cuando yo digo que es una tomadura de pelo lo digo en el sentido de que parece que el esquema democr¨¢tico lo promete todo y creo que lo que te da con la mano derecha te lo quita con la mano izquierda. Yo no quiero repetir cosas que son obvias, cosas que son terribles, el hecho de que cada cuatro segundos se muere una persona de hambre en el mundo y cosas as¨ª, yo las digo e inmediatamente me llaman demagogo. Los derechos humanos. ?Qu¨¦ pasa con los derechos humanos? Que no nos prometan nada, que no nos hagan propuestas electorales, ni propuestas de gobierno, saquen del caj¨®n la creaci¨®n del Estado de Derechos Humanos que ah¨ª est¨¢ todo lo que un ser humano necesita para tener una vida digna, y que lo apliquen.
P. Citaba hace poco una serie de libros suyos y me doy cuenta de que la reflexi¨®n sobre la identidad es un tema nuclear en su obra.
R. S¨ª lo es pero de una manera no muy comprometida. Mire el problema de la identidad, es decir, ?cu¨¢ndo somos quienes somos? ?En qu¨¦ momento de nuestra vida nos hemos reconocido como lo que ¨¦ramos? Se habla del pueblo espa?ol pero hay muchos, por ejemplo en Galicia, Euskadi, Catalu?a, que dicen que no son espa?oles. Yo de eso no quiero hablar. Pero puedo hablar del pueblo portugu¨¦s y desde hace casi mil a?os se est¨¢ hablando del pueblo. Bueno, pues yo no creo, y en el libro est¨¢ escrito de una forma rotunda, yo no creo en el pueblo. Me doy cuenta que lo que tiene importancia en la vida de un pueblo son las generaciones. Y le doy un ejemplo: durante cincuenta a?os se ha luchado en Espa?a, y nosotros en Portugal, contra una dictadura. Hace treinta a?os se ha hecho una revoluci¨®n que derrumb¨® el sistema autoritario, dictatorial, y nos encontramos en lo que se llam¨® "la democracia". No sab¨ªamos, y me parece que incluso ahora la gente no se da cuenta, que la democracia no es un punto de llegada, la democracia es un punto de partida. Y despu¨¦s de una revoluci¨®n como la nuestra, la del 25 de abril de 1974, donde se acab¨® con el sistema y la maquinaria represiva, s¨®lo est¨¢bamos en el primer paso para llegar a algo que podr¨ªa empezar a llamarse democracia. ?Qu¨¦ pasa ahora despu¨¦s de esa generaci¨®n activa, con ideas, con equivocaciones, errores y todo eso? Pues la apat¨ªa y la indiferencia. Hablemos de generaciones y no del pueblo porque algunas merecen todo el respeto. Yo estoy harto de que me hablen del pueblo.
P. Sin embargo usted parece un hombre feliz. ?D¨®nde encuentra las razones para esa felicidad?
R. Cuando ten¨ªa 18 a?os recuerdo haber dicho algo absolutamente impensable en un chico con esa edad, y fue: "Lo que tenga que servir, a mis manos llegar¨¢". Y creo que ¨¦sa ha sido de una manera inconsciente la regla de oro de mi vida. No he sido nunca una persona ambiciosa que se pusiera metas, he vivido mi vida haciendo simplemente lo que quer¨ªa. Soy una persona feliz, que no ha buscado la felicidad, pero que a lo mejor mi sabidur¨ªa o mi ciencia infusa ha hecho que estuviera en el momento y en el lugar donde algo podr¨ªa ocurrir. Cuando Pilar decidi¨® en 1986 ir de Sevilla a Lisboa porque quer¨ªa conocer al autor del libro A, pues all¨ª sin que yo me diera cuenta en ese momento algo estaba pasando que ser¨ªa un empujoncito m¨¢s hacia la felicidad. As¨ª que aquel chico de 18 a?os creo que ten¨ªa raz¨®n.
BIBLIOGRAF?A
El hombre duplicado.
La caverna.
Todos los nombres.
Ensayo sobre la ceguera.
Casi un objeto.
Viaje a Portugal.
Cuadernos de Lanzarote.
El Evangelio seg¨²n Jesucristo.
Historia del cerco de Lisboa.
Manual de pintura y caligraf¨ªa.
La balsa de piedra.
El a?o de la muerte de Ricardo Reis.
Memorial del convento.
(Todos publicados en Alfaguara).
Alzado del suelo. (Seix Barral).
Las maletas del viajero. (Ronsel).
El a?o de 1993. (Del Oeste Ediciones).
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