Se alarga la sombra del 11-S (I)
Los atentados de las Torres Gemelas, al instituir al terrorismo en actor principal de la vida p¨²blica y del acontecer internacional, se han convertido en el proceso fundador de la nueva geopol¨ªtica mundial. Todo gira en torno suyo y, sin embargo, seguimos ignorando los aspectos m¨¢s esenciales del 11-S, pues el Gobierno de EE UU no ha publicado, a pesar de los dos a?os y medio transcurridos, un informe oficial sobre el mismo. La creaci¨®n a finales de 2002 de una Comisi¨®n Nacional sobre los ataques terroristas a EE UU promovida y apoyada por el Congreso y por el presidente, es al mismo tiempo el reconocimiento de la incapacidad oficial para darnos una versi¨®n probada de los hechos y una operaci¨®n de relaciones p¨²blicas destinada a tranquilizarnos sobre el inter¨¦s que se tiene por su esclarecimiento. Compuesta por 10 miembros, entre ellos el muy pugnaz Richard Ben-Veniste, ex fiscal del caso Watergate, y presidida por Thomas Kean, antiguo gobernador republicano de New Jersey y desde 1990 presidente de la Drew University, ha previsto la celebraci¨®n de 12 audiencias, de las cuales 10 han tenido ya lugar, y las dos ¨²ltimas, en mayo y junio, preceder¨¢n la presentaci¨®n del informe final en julio de este a?o.
Ante la Comisi¨®n han comparecido los m¨¢ximos responsables de la pol¨ªtica exterior y de defensa de la actual Administraci¨®n republicana -Powell, Rumsfeld, Armitage, etc.- y de la Administraci¨®n dem¨®crata anterior -Albright, Cohen, Berger, etc.-, as¨ª como los directores de las grandes agencias de inteligencia -Tenet (CIA), Mueller III (FBI)- y los attorney general John Ashcroft y su predecesora, Janet Reno. Las audiencias, centradas no en la averiguaci¨®n de lo que realmente sucedi¨® el 11-S, sino en constatar la incapacidad de los diversos servicios de seguridad norteamericanos para advertir lo que se estaba preparando y tomar las medidas que lo impidieran, es absolutamente frustrante, pues se reducen a un inventario de decires y contradecires en los que todos quieren sacudirse la responsabilidad carg¨¢ndosela al otro. Y as¨ª la t¨¢ctica general de la actual Administraci¨®n republicana ha sido acusar a la Administraci¨®n de Clinton de todos los fallos, y en esa tarea Ashcroft, actual ministro de Justicia, se lleva la palma, pues, para ¨¦l, durante casi 10 a?os los dem¨®cratas, con Clinton en cabeza, "no han querido ver d¨®nde estaban nuestros enemigos y la infiltraci¨®n de que era objeto nuestro pa¨ªs". Claro, que, frente a esa afirmaci¨®n de Ashcroft, Thomas Pickard, director en funciones del FBI en dicha ¨¦poca, afirma haberle enviado, en junio y julio de 2001, dos informes advirti¨¦ndole de las amenazas inminentes de atentados, a los que Ashcroft no prest¨® ninguna atenci¨®n. Por su parte, Dale Watson, responsable de la Unidad Antiterrorismo del FBI, subraya que en el Memor¨¢ndum de Ashcroft del 10 de mayo de 2001 sobre las cinco prioridades de su mandato ni siquiera figura el terrorismo y que se neg¨® a aumentar los recursos del FBI, previstos en el plan elaborado por la Administraci¨®n de Clinton para dotarse de una estructura policial efectiva contra el terrorismo. Las audiencias han puesto tambi¨¦n de relieve la pugna entre el FBI y la CIA, en este caso relativas a las 70 investigaciones del FBI sobre actividades de Al Qaeda en EE UU de las que ni Ashcroft ni Bush dicen haber tenido noticia. Pero Richard Clarke, responsable en 2001 del grupo antiterrorista en la Casa Blanca, en su libro Against all ennemies, afirma que en el Informe Diario para el Presidente del 6 de agosto de 2001, que le envi¨® a su rancho de Crawford, le advert¨ªa de las actividades de los grupos de Bin Laden en EE UU desde 1997 y de su aceleraci¨®n en los ¨²ltimos a?os. El 29 de abril, Bush y Cheney ser¨¢n o¨ªdos por la Comisi¨®n, que insistir¨¢ en su grado de conocimiento de todos estos hechos y su falta de reacci¨®n frente a los mismos. ?Se trata de simple irresponsabilidad o, como pretenden los adictos a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n, de un dejar hacer que justificase la movilizaci¨®n b¨¦lica que quer¨ªan poner en pr¨¢ctica?
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