El nuevo Sarabia
Yeste, un rebelde sin causa, se ha tornado el estandarte del Athletic
A Fran Yeste (Basauri, Vizcaya; 24 a?os) se qued¨® con las ganas Koldo Aguirre, su primer entrenador en Lezama, de "darle un sopapo para doblegar su indolencia". Ten¨ªa 12 a?os cuando se visti¨® la camiseta del Athletic y 12 despu¨¦s ha cambiado poco su talante: impecable en su juego, intratable en su personalidad. Se dir¨ªa que es el 10 cl¨¢sico: t¨ªmido y arrogante, con la cabeza llena de f¨²tbol y una pierna izquierda que ejecuta las ¨®rdenes de su cerebro con m¨¢s precisi¨®n que sus neuronas interpretan la realidad. Un indomable que ha dejado boquiabiertos y exasperados a sus entrenadores, incapaces de corregir su rebeld¨ªa sin causa.
A Ernesto Valverde, el actual t¨¦cnico, le ha ocurrido lo mismo. Falto de zurdos, se empe?¨® en que Yeste siguiera los pasos de Rojo o Argote, dos iconos, y... acab¨® en el banquillo. ?Por qu¨¦? Le da alergia la cal de las bandas. Le pongan donde le pongan, se orientar¨¢ a la media punta, dejando su costado desguarnecido. As¨ª que Valverde le releg¨® ante el Racing y el Zaragoza y... construy¨® el mito del nuevo Sarabia: como suplente, ha marcado cuatro goles y ya es, con diez, el m¨¢ximo artillero.
Valverde ha tenido que lidiar dos situaciones dif¨ªciles con Yeste: una, su reiteraci¨®n en los retrasos en los entrenamientos, que le han valido sanciones econ¨®micas; otra, la m¨¢s grave, una salida nocturna con otros jugadores que acab¨® con una confusa situaci¨®n en el jacuzzi de Lezama, un utillero despedido y dos encuentros en la nevera con su buen amigo Del Horno. Un asunto no suficientemente aclarado y que Yeste pag¨® por su imagen de chico malo. Nada nuevo. Como juvenil, tambi¨¦n tuvo una espant¨¢: aleg¨® una enfermedad y se le vio en la calle con bermudas, gafas de sol, un walkman y... bailando.
Tras la fiesta del 8 de noviembre, Yeste respondi¨® de dos modos: metiendo goles a su aire, todos bellos, y troc¨¢ndose el peinado, crestas incluidas. San Mam¨¦s se movi¨® en su hornacina y la Catedral abri¨® un debate sobre si el club deb¨ªa o no prohibir su osad¨ªa est¨¦tica. Hubo cientos de opiniones. Menos la suya: Yeste ya no habla con la prensa.
Yeste habla en el campo, su medio natural. Mal estudiante, fue internado en la residencia de Derio: o era futbolista o no ser¨ªa nada. Y hoy es el futbolista m¨¢s emblem¨¢tico y complicado del Athletic, la bandera de una generaci¨®n distinta que siente sus colores de forma individualista.
Deportivamente, ha cumplido las expectativas. Le pega al bal¨®n como adivin¨® su entrenador en infantiles, Gonzalo Beitia; apenas necesita tres o cuatro palabras para hablar, como comprob¨® Enrique Li?ero en los juveniles, y es el cuarto gran zurdo del Athletic, tras Gainza, Rojo y Argote, como pronostic¨® Carlos Terrazas en el Bilbao Athletic.
Lo que no se ha producido es el acuerdo en la terapia. O el sopapo de Aguirre o el cari?o que propone Patxi R¨ªpodas, que lo tuvo como cadete. Probablemente, no hay otro tratamiento que dejarle jugar con su punto de anarqu¨ªa, como a Sarabia.
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