Soldados
Arrecia el debate sobre la retirada de Irak con razones que, a mi ver, no hacen al caso. La guerra es una cosa muy seria, s¨®lo cuenta ganarla o perderla y preocuparse por si quedamos bien o mal ante el pr¨®jimo es f¨²til. Para empezar, yo no creo que tengamos un compromiso hist¨®rico serio con Estados Unidos, que son los m¨¢s perjudicados por nuestra decisi¨®n. Espa?a los ayud¨® en su guerra de independencia, aunque s¨®lo para hacer la cusca a los ingleses, y luego ellos nos hundieron la flota en Cuba y Filipinas; durante la Guerra Civil no movieron un dedo a favor de la Rep¨²blica y les falt¨® tiempo para darse el pico con el general Franco. En todo lo cual, dicho sea de paso, hicieron santamente porque eso era lo que les conven¨ªa, y punto. De modo que por este lado no hay problema. Lo que ocurre es que, por raro que parezca, Espa?a es un pa¨ªs sin tradici¨®n militar. Salvo excepciones, los hijos de la aristocracia nunca pasaron una etapa formativa al frente de un regimiento, de resultas de lo cual en el ej¨¦rcito espa?ol siempre predomin¨® el oficial desabotonado, el turuta y el chusquero, y los uniformes nunca fueron vistosos y favorecedores, como en el Imperio austroh¨²ngaro, por citar un ejemplo. Un sistema de reclutamiento mal concebido y peor gestionado, que derivaba en motines y revueltas populares, varios desastres sangrientos y un periodo reciente poco grato, acabaron de dar al traste con su hoja de servicios o, al menos, con su imagen. Pero el momento es otro y hay que reconciliarse con la idea de que el ej¨¦rcito es parte de la sociedad y no un cuerpo extra?o, como nos empe?amos en pensar con pertinaz progresismo. Ojal¨¢ pudi¨¦ramos prescindir de las armas, o de la polic¨ªa, de los m¨¦dicos y de los abogados, pero las cosas son como son.
De lo anterior se deriva que lo que hace el ej¨¦rcito lo hacemos todos. Su riesgo es nuestro riesgo y nuestra seguridad ha de ser tambi¨¦n la suya. Ciertamente, el riesgo es consustancial a su oficio, pero esto no significa que quienes lo ejercen pongan su vida a disposici¨®n de quien les paga. Del mismo modo, su ¨¦tica es la nuestra y si participan en algo que nos incomoda es como si particip¨¢ramos nosotros. Dicho en otros t¨¦rminos, no todo el que lleva pistola es un pistolero.
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