Una "tranquila zona hortofrut¨ªcola" en llamas
EE UU provoc¨® el levantamiento chi¨ª en las dos provincias bajo responsabilidad espa?ola
El pasado 3 de abril, la esposa de Mustaf¨¢ al Yaqubi, representante en Nayaf del imam radical chi¨ª M¨²qtada Al S¨¢der, se present¨® en la base Al Andalus preguntando por su marido. Hab¨ªa sido detenido el d¨ªa anterior y, seg¨²n sus noticias, se encontraba recluido en el acuartelamiento hispano-salvadore?o. Pero el cl¨¦rigo no estaba en poder del contingente espa?ol y su jefe, el general Fulgencio Coll, ni siquiera hab¨ªa sido informado por los m¨¢ximos responsables de la coalici¨®n, el administrador Paul Bremer y el general Ricardo S¨¢nchez, de su decisi¨®n de intervenir en Nayaf, a pesar de que esta provincia se encontraba en teor¨ªa bajo responsabilidad del mando espa?ol.
Al d¨ªa siguiente, una multitud se concentr¨® ante base Al Andalus para exigir la liberaci¨®n del detenido. La protesta degener¨® en una batalla campal que se sald¨® con la muerte de m¨¢s de 20 iraqu¨ªes, la mayor¨ªa por disparos de mercenarios a sueldo de una empresa privada de seguridad, as¨ª como un soldado estadounidense y otro salvadore?o.
Ese d¨ªa se rompi¨® el equilibrio tejido cuidadosamente durante ocho meses por los militares espa?oles. Diwaniya y Nayaf dejaron de ser dos "tranquilas provincias hortofrut¨ªcolas", en palabras del anterior ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa.
La oposici¨®n del joven imam M¨²qtada a las fuerzas de ocupaci¨®n era notoria. Cada viernes la expresaba a trav¨¦s de sus sermones en la vecina mezquita de Kufa. Pero los mandos espa?oles la interpretaban en clave de soterrada lucha por el poder en el seno de la comunidad chi¨ª, mayoritariamente seguidora del m¨¢s conciliador imam Al Sistani.
Incluso hab¨ªan llegado a un acuerdo con la milicia armada de M¨²qtada, el llamado Ej¨¦rcito del Mahdi, a la que se permit¨ªa conservar sus armas siempre que no las exhibiera en la calle.
En alg¨²n despacho de Washington se decidi¨® que hab¨ªa que neutralizar al l¨ªder radical chi¨ª antes del 30 de junio, fecha prevista para la transferencia de soberan¨ªa a las nuevas autoridades iraqu¨ªes, y con ese objetivo se desenterr¨® un proceso judicial abierto contra M¨²qtada por su presunta implicaci¨®n en el asesinato de otro cl¨¦rigo, en agosto del a?o pasado. El resultado fue una orden de busca y captura contra ¨¦l, "vivo o muerto".
Al Gobierno espa?ol no se le consult¨® esta decisi¨®n, seg¨²n fuentes de Defensa. Una brigada del Ej¨¦rcito estadounidense, con 2.500 efectivos, se estableci¨® a las afueras de Nayaf con la amenaza de entrar en la ciudad santa a menos de que Al S¨¢der aceptara entregarse y desarmar su milicia.
La ¨²nica opci¨®n que se dio a las tropas espa?olas fue la de colaborar en la operaci¨®n. Ello supon¨ªa, seg¨²n fuentes militares, cambiar las reglas de enfrentamiento y utilizar la violencia no s¨®lo en defensa propia, como ha ocurrido en las ¨²ltimas 48 horas, sino tambi¨¦n con car¨¢cter ofensivo. Incluso con riesgo de causar v¨ªctimas entre la poblaci¨®n civil.
Espa?a, agregan las mismas fuentes, se neg¨® a aceptar las nuevas reglas y la consecuencia fue que su contingente en Nayaf qued¨® acuartelado, reducido a la condici¨®n de testigo impotente de unos acontecimientos que escapaban a su control.
El 19 de abril, despu¨¦s de que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero anunciara la decisi¨®n de retirar las tropas de Irak, M¨²qtada llamaba al cese de los ataques contra los soldados espa?oles.
Sin embargo, ¨¦stos no han hecho sino multiplicarse. Y extenderse a Diwaniya, que se hab¨ªa mantenido relativamente tranquila en comparaci¨®n con Nayaf.
Los mandos espa?oles no dudan de que los ataques de los ¨²ltimos d¨ªas proceden del Ej¨¦rcito del Mahdi, pero es dif¨ªcil saber si Al S¨¢der utiliza un doble lenguaje, y ordena en secreto lo que niega en p¨²blico, o es incapaz de controlar a sus seguidores. El contingente espa?ol ha perdido la capacidad de interlocuci¨®n con los notables locales, que saben que el ¨²nico poder en la zona es ya el de Estados Unidos.
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