'Europa descabezada
El momento era solemne. El presidente de la Rep¨²blica Francesa, que llevaba cuatro a?os sin dar una conferencia de prensa, hab¨ªa elegido, el jueves 29 de abril, ese medio de expresi¨®n para hablar a Europa en la v¨ªspera de la ampliaci¨®n. Era la ocasi¨®n de desvelar una gran visi¨®n ya que no un gran designio. Y Jacques Chirac decepcion¨®. Es cierto que hallaba una frase para saludar la realizaci¨®n "de la generosa utop¨ªa surgida de las ruinas de la guerra y de la barbarie", pero no respondi¨® a las preguntas planteadas. Tanto sobre la Constituci¨®n europea como sobre las futuras ampliaciones, se refugiaba en la ambig¨¹edad.
En la campa?a presidencial de 2002, hab¨ªa dado a entender que el proyecto de Constituci¨®n deb¨ªa someterse a refer¨¦ndum. Hoy, ya no est¨¢ claro. Teme, a todas luces, que si interroga a los franceses le respondan con una vuelta cambiada; que lo que le digan no tenga que ver con el tratado constitucional, sino, por ejemplo, con la posible adhesi¨®n de Turqu¨ªa; o, a¨²n peor, que aprovechen para castigar al Gobierno. Esa marcha atr¨¢s ante el refer¨¦ndum s¨®lo puede parecer un reconocimiento de debilidad que, para complicar a¨²n m¨¢s las cosas, no es exclusivo de Francia. En Gran Breta?a, la incomodidad de Tony Blair la subraya, al rev¨¦s, su recurso a un refer¨¦ndum para ratificar la Constituci¨®n. Despu¨¦s de haber afirmado lo contrario durante meses, el primer ministro tomaba esa decisi¨®n para huir de un embrollo. Afectado por el desgaste del poder, criticado por la participaci¨®n brit¨¢nica en la guerra de Irak, atacado por los conservadores y la prensa popular por su presunta eurofilia, Blair ha hecho una jugada que amenaza con agravar sus dificultades en lugar de resolverlas.
Aparte del espa?ol Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que es un novicio en la escena europea, los colegas de Jacques Chirac y Tony Blair no est¨¢n mejor. Gerhard Schr?der no acaba de sacar a Alemania de su malestar econ¨®mico y social. En Italia, Silvio Berlusconi ha perdido su ¨²ltima credibilidad con una presidencia europea calamitosa, en 2003.
As¨ª, al pasar de 15 a 25 miembros, Europa avanza como pato descabezado. El estancamiento econ¨®mico de los veteranos, la dif¨ªcil adaptaci¨®n de los nuevos, el cuestionamiento de la globalizaci¨®n al modelo social europeo, la necesidad de afirmar una identidad ante la solitaria superpotencia norteamericana -resentida de forma distinta seg¨²n pa¨ªses-, todo ello exigir¨ªa de Europa un verdadero liderazgo; un papel asumido por personalidades o por un grupo de Estados. Siempre ha sido as¨ª en el pasado cuando la integraci¨®n europea ha hecho verdaderos progresos. La hora, sin embargo, no es la de sumirse en la nostalgia, sino en la esperanza de que Europa, tras haber cumplido su reunificaci¨®n, sabr¨¢ hallar en s¨ª misma los recursos de su renovaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.