El c¨¢ntico sagrado que enton¨® Riazor
Gol de Trist¨¢n, gol de Trist¨¢n y todos en pie. Padres, madres, hijos e hijas. Todos blandieron el pu?o en Riazor entonando un canto de comuni¨®n popular. Como en la iglesia, s¨®lo que sin acompa?amiento de ¨®rgano: "?ni Liga, ni Copa, ni Champions League! ?Ni Liga, ni Copa...!". Y as¨ª sucesivamente. Todos iluminados ante el hecho irracional, sacro, de la ca¨ªda del poderoso ante el pobre. Todos felices de ver que Ronaldo manda un bal¨®n al palo; que Ra¨²l tira al larguero; que Zidane ve la tarjeta roja; que Beckham la amarilla. Momento de ¨¦xtasis. Y otra vez, canto espiritual en Riazor. Canto evocativo de un encuentro casual entre el director general deportivo del Madrid y un ¨¢rbitro hace dos meses en Sevilla: "?Que baje Valdano oh, oh, oh!".
Es cierto lo que dicen algunos miembros de la directiva del Madrid: "Que se es madridista por afici¨®n y por oposici¨®n". Que el Madrid hace felices a todos; a los ni?os de ?frica, a los de Asia, a los afines y a los contrarios. Que por donde va, reina el alboroto y el regocijo. Ayer se pudo comprobar. Se vio en A Coru?a, donde desde la ma?ana las ventanas lucieron banderas blanquiazules y los coches hicieron sonar el claxon al paso por el hotel donde durmi¨® el Madrid, antes del partido. Ayer se vieron multitudes de seguidores blancos ¨¢vidos de un recuerdo de sus ¨ªdolos, amontonados por cientos frente al hotel, disfrutando de una tarde primaveral junto a la playa. Japoneses, chinos, ingleses, gallegos, asturianos... Y ayer se vio en Riazor, durante el descanso. All¨ª estaban. Familias enteras de opositores gozando de un momento de alegr¨ªa total: padres besando a madres, madres besando a ni?os, ni?os besando a padres. Comuni¨®n. Paz en la tierra.
"?Djalma, Djalma...! La multitud aprovech¨® la velada para rendir homenaje a los actores secundarios, con Djalminha a la cabeza. En las tribunas hubo m¨²sica. La gente hizo la ola. Y en el campo se vieron escenas de gran tensi¨®n. Por ejemplo, a Ronaldo maldici¨¦ndose por fallar un cabezazo. Tambi¨¦n Ronaldo, el jugador tranquilo por excelencia, pas¨® una noche angustiosa. Una noche que auspici¨® un gaiteiro solitario que lleg¨® detr¨¢s del autob¨²s del Madrid. Iba envuelto en una bandera blanquiazul y soplaba Cuando los ?ngeles del Cielo Vengan Marchando..
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