"M¨¦tete, que te mato"
El sevillano Javier Villanueva, acusado de haber asesinado a una fiscal, relata c¨®mo le detuvo la polic¨ªa de Bolivia
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La celda en la que Javier Villanueva esperaba a su padre el mi¨¦rcoles tiene las paredes pintadas de verde. Se le llama celda porque en el dintel de la puerta hay un letrero en el que se lee "Celda n¨²mero uno", aunque bien podr¨ªa pasar por una habitaci¨®n desordenada de un piso de estudiantes. Javier Villanueva esperaba a su padre en la comisar¨ªa Polic¨ªa T¨¦cnica Judicial (PTJ) de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. Este sevillano de 27 a?os, que se march¨® al pa¨ªs andino hace cuatro, est¨¢ acusado de participar en el asesinato con dinamita contra la fiscal boliviana M¨®nica Von Borries el pasado 27 de febrero.
Con una llamada de un amigo, el cirujano Francisco Villanueva se enter¨® hace una semana de que su hijo estaba encarcelado en el otro lado del mundo. Desde entonces, el prefijo de Bolivia era casi una obsesi¨®n. Por tel¨¦fono se enter¨® de que a su hijo le relacionaban con Marco Marino Diodato, ex jefe de las fuerzas especiales del Ej¨¦rcito boliviano y presunto l¨ªder de una red mafiosa. Se enter¨® de que su hijo dec¨ªa que le hab¨ªan torturado para que se inculpara en un v¨ªdeo; de que en el caso est¨¢n siendo investigados futbolistas y personajes famosos de la sociedad boliviana; de que la fiscal asesinada fue una de las responsables de encarcelar a Diodato por un asunto de drogas; y de que muchos dec¨ªan que la DEA, una agencia estadounidense que combate el narcotr¨¢fico, estaba involucrada en la detenci¨®n.
"Les dec¨ªa que est¨¢n equivocados, y ellos dec¨ªan que no y segu¨ªan golpe¨¢ndome"
La informaci¨®n llegaba muy confusa por tel¨¦fono. Francisco Villanueva decidi¨® viajar a Bolivia para enterarse de qu¨¦ estaba pasando. 24 horas de vuelo, una ducha r¨¢pida y corriendo a las dependencias de la PTJ. Dentro, en una de los cub¨ªculos, su hijo le esperaba de pie. Un abrazo, y el padre no pudo resistirse m¨¢s tiempo: "Hijo, que sepas que voy a apoyarte en todo... pero dime la verdad: tienes algo que ver en todo esto".
Era la pregunta que desde hace d¨ªas no le dejaba dormir. Y el "no" que le dio su hijo era la respuesta que necesitaba o¨ªr. A continuaci¨®n, Javier Villanueva relat¨® a su padre y a este peri¨®dico c¨®mo fue su detenci¨®n e interrogatorio por parte de la polic¨ªa boliviana:
"Yo sal¨ª a las cuatro de mi negocio, ped¨ª un taxi y cuando me mont¨¦, se me sent¨® un tipo delante. Entonces pens¨¦ que me hab¨ªa equivocado de taxi y me fui para afuera. Y el tipo me dice: 'm¨¦tete dentro o te mato'. Yo pens¨¦ en un secuestro, o que me estaban robando o cualquier cosa... Y de repente, le digo: 'disculpe qui¨¦n es usted'. Se ponen otros dos y dicen: 'm¨¦tete que te mat¨®'. Sac¨® una pistola bastante grande, el otro una porra o una cachiporra y el tercero una pistola.
Les vuelvo a preguntar: '?Y ustedes qui¨¦nes son?'. Me dicen c¨¢llate y m¨¦tete dentro. Entonces yo le grit¨¦ a Liliana, que es mi empleada, que estaba afuera.
Ellos empezaron a golpearme, a pegarme diciendo que me metiera dentro del coche. De ah¨ª me taparon la cabeza y me llevaron a dar vueltas. A todo esto, m¨¢s o menos 45 minutos despu¨¦s, me llevaron a una esquina, cerca de un supermercado, y me pusieron un tipo, supongo que era de la DEA, y el gringo me dice: 'Piensa bien lo que est¨¢s diciendo, en una hora nos volvemos a ver, vamos a hablar'. Yo le dije que no ten¨ªa ning¨²n problema, que no era necesario todo eso (...).
A todo eso me cambian de coche, y me llevan a un sitio que se que es un galp¨®n, un tinglado, entonces ya con la cabeza tapada, la esposas atr¨¢s, empez¨® a llegar gente y empezaron a ponerme ca?ones de pistola por todas partes. Yo a¨²n estaba tranquilo. Viene un tipo me habla y yo le digo, 'qu¨¦ pasa, quisiera saber por qu¨¦ estoy aqu¨ª'. Todo esto no es necesario, supongo que es porque soy amigo de Marino [Diodato, seg¨²n la polic¨ªa, plane¨® el atentado contra la fiscal], y nada m¨¢s. Entonces comienzan a insultarme, me dicen: 'Te vamos a matar hijo de perra, te vamos a tirar al r¨ªo'. Luego viene otro tipo me saca, como si me estuviera grabando y yo le cuento la verdad.
Ese hombre todav¨ªa me dice: 'Cuando recapacites te vas' y lo primero que hacen es tirarme de las esposas para arriba y comienzan a pegarme con todo en la espalda y en las piernas y yo segu¨ªa diciendo la verdad. Les dec¨ªa que est¨¢n equivocados y otras cosas, y ellos dec¨ªan que no, segu¨ªan golpe¨¢ndome.
Y cuando vio que no pod¨ªan hacer nada, porque no cambiaba mi versi¨®n, escuch¨¦ el sonido de una bolsa de pl¨¢stico, y fue cuando me pusieron la bolsa. Con una camiseta encima, y con la cara tapada con la bolsa de pl¨¢stico, entre cuatro tipos comenzaron a asfixiarme. Entonces, claro, yo soy grande, consegu¨ª quit¨¢rmelos de encima y me puse de pie. Ellos eran cinco personas, cuatro hombres y una mujer. Ah¨ª me pegaron con algo, no me acuerdo con qu¨¦, me tiraron al suelo, me volvieron a poner la bolsa, todo eran golpes y dolor. No se qu¨¦ ocurri¨®, pero se que pasaron como cuatro a cinco horas.
Todas las veces me pegaban hasta el l¨ªmite, pero en una superaron ese l¨ªmite. A m¨ª se me conoce por no ser exagerado, pero puedo decir que cuando te mueres, te juro que ves una luz blanca. Y yo estaba all¨¢, no respiraba, ya no me mov¨ªa y vi una luz blanca. Ellos parece que se dieron cuenta y me quitaron la bolsa. Me qued¨¦ inconsciente un tiempo, pero ellos me segu¨ªan pegando igual, hasta que yo ya ten¨ªa otra vez la bolsa en la cabeza y les dije: '?qui¨¦n quieres que sea? o ?qu¨¦ quieres que diga?'. Se supone que deb¨ªa decir 'yo soy Pedro'
[el seud¨®nimo que seg¨²n la polic¨ªa boliviana empleaba Villanueva]. Yo conoc¨ªa todo lo que hab¨ªa contado sab¨ªa m¨¢s o menos la historia y deb¨ªa decir lo que ellos quer¨ªan. O yo hablaba o me mataban.
Entonces les digo 'yo soy tal' y ellos ya me iban diciendo todo lo que ellos quer¨ªan o¨ªr. Dec¨ªan t¨² hiciste esto, yo les dec¨ªa s¨ª, t¨² hiciste lo otro y yo les dec¨ªa s¨ª. Me dec¨ªan: 'T¨² tienes entrenamiento militar, estuviste tres meses entren¨¢ndote'.
Nunca en mi vida he tenido entrenamiento militar, si no hice ni la mili (...) me refiero a que es f¨¢cilmente demostrar que lo est¨¢n diciendo es una locura. A todo eso, en otro coche me llevan a otro sitio que no sab¨ªa cu¨¢l era, y me comienzan a meter unas cosas con electricidad en diferentes partes del cuerpo, en los test¨ªculos y otros. Luego me sientan, me quitan la silla y me ponen en la cama. Aparte, un tipo con una pistolita, d¨¢ndome vueltas y otro me da una patada. Y me preguntan: '?Conoces la camioneta?' Les respondo, s¨ª. '?Es esta la camioneta?' Si, bueno lo que t¨² quieras. Si t¨² observas la foto que hay en uno de los croquis [retrato robot que la polic¨ªa difundi¨® de ¨¦l], mi cara esta deformada, y ellos me dicen que era yo.
Si haces un estudio ver¨¢s que mi cara en el v¨ªdeo est¨¢ deformada totalmente, estoy sudando y ellos me segu¨ªan haciendo da?o. En Bolivia todo el mundo se dio cuenta de que todo estaba forzado". Tras el relato, el padre de Javier Villanueva entreg¨® a su hijo unas cartas enviadas por su madre y su hermana. Esta ¨²ltima le dec¨ªa: "?nimo, te apoyamos".
Una peligrosa amistad
Javier Villanueva, un sevillano de 27 a?os, lleg¨® a Bolivia hace cuatro a?os con su amigo Germ¨¢n Torrado. Montaron, junto a dos socios m¨¢s, un restaurante en Santa Cruz de la Sierra: el Diablo's Bar. Al poco tiempo de llegar, en 2001, conoci¨® a Marco Marino Diodato, a quien la polic¨ªa boliviana le atribuye el asesinato de la fiscal M¨®nica Von Borries.
Villanueva cuenta que uno de sus socios en el restaurante, Daniel Lewinski, fue quien les present¨® en la c¨¢rcel de Palmasola, donde Diodato estaba recluido por un delito de narcotr¨¢fico. "Este tipo sal¨ªa todos los d¨ªas en televisi¨®n. Era muy conocido y Daniel me dijo: '?quieres venir a visitarlo?' Yo dije: 'Bueno, a ver c¨®mo es'. Adem¨¢s, Villanueva se hab¨ªa asociado con Rony Su¨¢rez, abogado de Diodato, para abrir un bingo en la ciudad cruce?a.
En diciembre de 2003, Diodato se fug¨® del hospital en el que estaba, vigilado por la polic¨ªa, por una dolencia cardiaca. A finales de febrero de 2004, la fiscal Von Borries, que hab¨ªa encarcelado al Diodato, muri¨® en un atentado. La polic¨ªa de Bolivia centr¨® sus investigaciones en Diodato. Villanueva, detenido el pasado 28 de abril, sostiene que fueron a por ¨¦l porque "era su amigo" y que "la polic¨ªa de Bolivia se ha equivocado y no sabe c¨®mo salir".
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