"Ya no creo en la literatura"
La sensaci¨®n es ¨¦sta: Chantal Maillard habla en serio. Nacida en Bruselas en 1951 y recriada en M¨¢laga, acaba de publicar Matar a Plat¨®n (Tusquets), un libro que contiene dos largos poemas, el que le da t¨ªtulo -"una construcci¨®n, la puesta en escena de la muerte de un hombre aplastado"- y Escribir -"un grito fragmentario escrito en un tiempo muy dif¨ªcil"-. Entre uno y otro, un c¨¢ncer grave. Despu¨¦s de ambos, la s¨²bita muerte de su hijo. Chantal Maillard no habla de eso. La informaci¨®n hay que buscarla por otro lado. "Un tiempo muy dif¨ªcil", dice escuetamente. No levanta la voz. Se r¨ªe a veces. Eso s¨ª, parece que habla en serio cuando dice que ya cree en pocas cosas esta profesora de filosof¨ªa que ha publicado media docena de libros de poemas y que ha escrito ensayos sobre Mar¨ªa Zambrano y sobre est¨¦tica oriental am¨¦n de unos estremecedores diarios: Filosof¨ªa en los d¨ªas cr¨ªticos (Pre-Textos).
PREGUNTA. ?Qu¨¦ significa matar a Plat¨®n?
RESPUESTA. Significa bajarnos de las ideas, de los conceptos. Mientras vivamos en el concepto de la muerte no vamos a empatizar con la persona que muere.
P. ?C¨®mo puede darse esa empat¨ªa?
R. Es imposible... Bueno, supongo que es posible cuando t¨² eres v¨ªctima. Y entonces, desde luego, no construyes un poema escenogr¨¢fico. Lo que haces es gritar. Y eso es
Escribir, un puro grito. Entonces s¨ª haces de tu propio dolor la posibilidad del dolor de los dem¨¢s. Yo me pas¨¦ mucho tiempo llorando por la calle cuando ve¨ªa algo que le ocurr¨ªa a otra persona. Claro que ?hasta qu¨¦ punto me lo estaba refiriendo a m¨ª misma? ?Hasta qu¨¦ punto es posible esa compasi¨®n, ese padecer con?
P. ?Hasta qu¨¦ punto lo permiten las palabras? ?No imponen su distancia?
R. S¨ª, s¨ª... No siempre. Entre los dos poemas hay tres a?os. Pero en tiempo subjetivo hay m¨¢s tiempo a¨²n porque han ocurrido cosas que han cambiado mi vida.
P. ?Y ahora?
R. Ahora me cuesta pensar en la literatura como tal. Ya no creo en ella. En este libro hay al menos un verso absolutamente cierto: "Escribo porque es la manera m¨¢s veloz que tengo de moverme". Era verdad. Estaba paralizada de cintura para abajo y lo ¨²nico que se pod¨ªa mover r¨¢pido era mi mano al escribir. Y daba gusto verla.
P. ?C¨®mo se conjuga su lucha contra los conceptos con su formaci¨®n filos¨®fica?
R. ?sa es mi lucha, claro. Yo no mato al Plat¨®n hist¨®rico, mato al que hay dentro de m¨ª. Es una lucha contra la tradici¨®n asumida en m¨ª. Y no llego a matarlo, ¨¦sa es la tragedia. Yo vivo en la abstracci¨®n, y eso es lo que me hace dif¨ªcil convivir con las cosas reales. Y sin embargo creo que la ¨²nica manera de vivir el presente es vivir en las cosas mismas. Cada momento, cada instante. No en las ideas, porque las ideas no ocurren en presente. Las ideas son generalizaciones que en realidad no existen. No existe lo blanco, no existe la blancura, existen las cosas blancas.
P. En filosof¨ªa parece m¨¢s dif¨ªcil matar a Plat¨®n que en poes¨ªa. ?C¨®mo podr¨ªamos pensar sin abstracciones?
R. Si se puede decir que uno cree en algo, yo creo cada vez menos en la filosof¨ªa.
P. ?No ha encontrado salidas en el pensamiento oriental?
R. Oriente est¨¢ siendo colonizado por Occidente y por una religi¨®n que es la del sistema de consumo, y que tiene que ver con lo concreto, s¨ª, pero de una manera muy diferente. Lo que pretende ese sistema es que un individuo nunca llegue a satisfacerse: por eso puede seguir consumiendo. Hay una especie de resbalar continuo en superficie que estamos exportando a Oriente. Y ¨¦sa no es la superficie -o el presente, o el instante- que Oriente ha manifestado siempre. Su ense?anza consist¨ªa en captar la esencia de cada cosa, estar con cada cosa en cada momento. Eso te llena. No pasar de una a otra. Si est¨¢s pintando, te llena estar en lo que est¨¢s pintando; si est¨¢s cocinando, en lo que est¨¢s cocinando; si llevando un barco, en ese momento, identific¨¢ndote con el gesto. El gesto es algo importante, y si se hace autom¨¢ticamente estaremos siempre en proyecto, que es una manera de estar en el gran concepto. En el concepto pasado, rememorando; en el concepto futuro, proyectando, pero no en el gesto mismo.
P. En un verso, usted se pregunta: "Si supiera qu¨¦ voy a escribir ma?ana, ?qu¨¦ escribir¨ªa?". ?La respuesta es Escribir?
R. Escribir surgi¨® en un momento en el que yo pod¨ªa "morir ma?ana". Y nada tengo tan presente desde entonces como el poderme morir en cada momento. Y es dif¨ªcil compaginar el deseo de vivir ma?ana con la posibilidad de morir ahora.
P. ?M¨¢s que de la idea de la muerte, la rabia no viene del dolor?
R. Cuando sientes dolor f¨ªsico lo dem¨¢s queda en segundo plano, s¨ª, pero no es s¨®lo eso. Convivimos tambi¨¦n con la muerte ajena. Y eso no es dolor f¨ªsico, eso es sufrimiento. Y contra eso es contra lo que me rebelo. Me dir¨¢s: "Es in¨²til". Uno da palos al aire, claro. ?Y c¨®mo no? Lo que no puedo hacer es asumirlo y decir: esto es lo que hay. Si mi vida tiene ahora alg¨²n sentido, lo tiene porque me he dicho que ten¨ªa que vivir para dar testimonio de mi rebeld¨ªa. Nada m¨¢s, estoy muy cansada de para¨ªsos, de paliativos, de metaf¨ªsicas, de grandes palabras, de consuelos, de promesas. No creo en nada. Por supuesto que es mejor vivir, pero est¨¢ tan presente el hecho de que se vive con dolor...
P. ?C¨®mo convivir con lo cotidiano, con esta ciudad, con los viajes, con esta entrevista?
R. Vivo, literalmente, en el aire, de un sitio a otro. Me siento en un no-lugar perpetuo. Y si tuviera un poco m¨¢s de salud me gustar¨ªa dormir cuando se pusiera el sol y en el sitio en el que me pillara. Pero mi cuerpo no me deja.
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