Endesa se reconcilia con Kirchner
La el¨¦ctrica logra que la subida de las tarifas ocupe un sitio privilegiado en la agenda oficial
Endesa ha recuperado el nervio en Argentina, tras dos a?os aciagos en los que la compa?¨ªa tuvo que amortiguar el impacto de la devaluaci¨®n del peso, la moneda local, y en los que sobrevivi¨® a los vendavales desatados por el Gobierno que el presidente N¨¦stor Kirchner conduce con guantes de acero.
Endesur acudi¨® a los tribunales, junto a otras compa?¨ªas, para exigir al Ejecutivo que asigne un cupo m¨ªnimo de gas para las el¨¦ctricas
En medio de la crisis energ¨¦tica que sufre el pa¨ªs, disparada por la escasez de gas, Endesa se ha librado de los prejuicios del pasado y ha pasado a la ofensiva. Lo ha hecho por partida doble: por un lado, pidi¨® a la justicia que obligue al Estado argentino a suministrarle un cupo m¨ªnimo de gas durante el pr¨®ximo invierno; por el otro, ha logrado sentar al esquivo Gobierno de Kirchner en una mesa de negociaciones para aumentar las tarifas el¨¦ctricas, congeladas por ley desde principios de 2002.
La crisis energ¨¦tica ha puesto las cosas patas arriba en Argentina. El Gobierno, que manten¨ªa a las compa?¨ªas a la defensiva y rechazaba sistem¨¢ticamente cualquier insinuaci¨®n de subida de tarifas, ha retrocedido algunos casilleros ante la opini¨®n p¨²blica y ahora, vaya paradoja, se muestra mucho m¨¢s proclive a la negociaci¨®n que a los discursos televisados en directo. Las empresas, por el contrario, han comenzado a sacar la cabeza de la ermita y ven posibilidades de recuperar m¨¢rgenes de negocio. Los hombres de Kirchner, a fin de cuentas, han entendido que no hay salida de la crisis sin las empresas o, lo que es casi lo mismo, que las necesitan para salir indemnes de la crisis.
En Edesur, filial de Endesa, tomaron nota del cambio y decidieron pasar a la acci¨®n. Hace 10 d¨ªas, la filial acudi¨® a los tribunales, junto a otras compa?¨ªas, para solicitar a la justicia que obligue al Ejecutivo a asignar un cupo m¨ªnimo de gas para las generadoras el¨¦ctricas. La presentaci¨®n judicial, pol¨ªticamente incorrecta un a?o atr¨¢s, contiene una doble lectura: establece que el Estado es responsable de la falta de energ¨ªa, por su imprevisi¨®n, y exime a las empresas de responsabilidad ante futuras interrupciones de suministro, ya que de ellas no depende la provisi¨®n de gas, con el cual producen el 50% de la electricidad.
Alarma social
La pelota est¨¢ en el tejado del Gobierno, que en su d¨ªa fustig¨® a las compa?¨ªas, cuando ¨¦stas le dijeron que la crisis era irremediable si no se ajustaban los precios en forma gradual, alegando que esos mensajes s¨®lo buscaban generar alarma social para presionar por una subida de tarifas. La recuperaci¨®n econ¨®mica dispar¨® el consumo de gas -aument¨® un 30% durante 2003- y, a pesar de los sermones gubernamentales, la escasez no tard¨® en llegar. Con la presentaci¨®n judicial, Edesur se ha puesto a cubierto si se producen apagones y despu¨¦s comienzan a llover demandas administrativas, civiles e incluso penales.
Pero la ofensiva jur¨ªdica no ha sido la ¨²nica iniciativa de Endesa. Tras varias semanas en la nevera, la el¨¦ctrica ha logrado que el aumento de las tarifas vuelva a ocupar un sitio privilegiado en la agenda de Kirchner. ?Gentileza del Gobierno? M¨¢s que eso, cuesti¨®n de matem¨¢tica elemental: las generadoras tienen que comprar un gas mayorista un 60% m¨¢s caro, en virtud del ajuste de precios que Kirchner dispuso hace un mes, por lo que el Estado se enfrenta ahora al triple dilema de autorizar una subida de las tarifas, hacerse cargo del coste extraordinario a trav¨¦s de subsidios o pagar el precio pol¨ªtico de los apagones. S¨®lo Edesur, con sus 30.000 kil¨®metros de tendido y sus dos centrales t¨¦rmicas, abastece a seis millones de habitantes en el coraz¨®n de la provincia de Buenos Aires.
Durante algunos d¨ªas, el Gobierno crey¨® haber alcanzado una soluci¨®n con la importaci¨®n de 1.000 toneladas de fuel desde Venezuela, a cambio de ciertos productos agropecuarios, para que las generadoras usen ese combustible en vez de gas. Pero el trueque est¨¢ muy cerca de terminar mal, ya que el fuel result¨® ser m¨¢s caro y de calidad tan pobre que, seg¨²n los funcionarios de los organismos de control, el consumo est¨¢ prohibido por el da?o ambiental que provocar¨ªa su combusti¨®n.
Con un rictus cercano al espanto cuando la prensa menciona la palabra "apag¨®n", el Gobierno de Kirchner no ha tenido m¨¢s remedio que reconciliarse con las compa?¨ªas y acudir a la negociaci¨®n. Mientras discuten el cuadro definitivo de precios, el Ejecutivo ha puesto en marcha un programa de emergencia que prev¨¦ aumentos tarifarios provisionales para los usuarios de ingresos medios y altos que no reduzcan al menos un 5% el consumo de luz y gas.
Si bien el Gobierno ha dicho que con la medida busca "incentivar el ahorro de energ¨ªa", lo cierto es que 1,5 millones de hogares y tres millones de empresas tendr¨¢n que pagar una tarifa un 45% m¨¢s cara si dentro de un mes no logran bajar el consumo.
Seg¨²n el plan de emergencia, el dinero que las el¨¦ctricas recauden con esos ajustes -unos 300 millones de euros- pueder ir directamente a sus arcas o alimentar un fondo fiduciario que el Gobierno usar¨¢ para pagar los mayores costes del sector. Todo indica que, por aumentos de tarifas o con subsidios camuflados, las cuentas de Endesa en Argentina est¨¢n en la senda de la recuperaci¨®n.
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