La falta de gas enfrenta a Chile y Argentina
El Gobierno Kirchner pone en marcha la empresa estatal de Energ¨ªa y medidas de emergencia para el "consumo racional"
La buena sinton¨ªa que presid¨ªa la relaci¨®n entre los presidentes de Argentina y Chile vive sus horas m¨¢s bajas. El invierno austral est¨¢ a la vuelta de la esquina (empieza el 21 de junio) y los dos pa¨ªses afrontan serios problemas de abastecimiento de gas. El presidente chileno, Ricardo Lagos, reprocha falta de claridad en el manejo de la crisis energ¨¦tica por parte de Argentina, que ha trasladado un problema dom¨¦stico a su vecino al recortar las exportaciones de gas en un 25% de los 20 millones de metros c¨²bicos diarios que importa. El 35% de la producci¨®n el¨¦ctrica de Chile depende del gas argentino. El presidente N¨¦stor Kirchner replica en Buenos Aires que su Gobierno no ha incumplido ning¨²n acuerdo gas¨ªfero: "No somos nosotros los que vendemos gas a la Rep¨²blica hermana de Chile; son las empresas petroleras". Su jefe de Gabinete, Alberto Fern¨¢ndez, ha ido m¨¢s lejos al declarar que "vender gas a Chile es sacarle gas a los argentinos en un momento de escasez".
Ocurre, sin embargo, que un protocolo de integraci¨®n gas¨ªfera entre los dos pa¨ªses fue firmado en 1995 por los presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei. Seg¨²n Chile, este acuerdo ha sido violado con la restricci¨®n unilateral de la venta de gas, mientras que para Argentina es papel mojado, porque no fue ratificado por el Congreso.
Las alarmas se han disparado en ambos pa¨ªses ante los inevitables cortes en el suministro energ¨¦tico, cuyo alcance depender¨¢ de la dureza del invierno. El problema es que la escasez de gas no se ha producido por cat¨¢strofes inesperadas, sino por decisiones de ¨ªndole pol¨ªtica, como la congelaci¨®n de las tarifas desde 2002 con la consiguiente falta de inversi¨®n, y problemas estructurales de la industria el¨¦ctrica y del gas -el ¨²ltimo gasoducto fue construido en 1988-. Un informe de enero pasado de la Compa?¨ªa Administradora del Mercado Mayorista El¨¦ctrico (Cammesa) ya preve¨ªa cortes en el suministro "de tipo eventual en el invierno de 2004, y cortes, con profundidad creciente, a partir de 2005".
A fines de los a?os noventa, en el ¨²ltimo tramo del Gobierno de Carlos Menem, el impulso inversor en el sector energ¨¦tico dio se?ales de agotamiento en Argentina. La puntilla lleg¨® en 2002 con el fin de la convertibilidad entre el peso y el d¨®lar, y la devaluaci¨®n de la moneda argentina. Autom¨¢ticamente, las tarifas de los servicios p¨²blicos, como gas y electricidad, fueron congeladas, y as¨ª siguen desde hace 28 meses los precios medios de suministro a cliente final.
Como era de esperar, la demanda se ha disparado. Argentina ha pasado a ser en los ¨²ltimos tres a?os uno de los l¨ªderes mundiales de veh¨ªculos convertidos a gas natural comprimido. El consumo residencial e industrial ha aumentado significativamente. Y las empresas productoras han incrementado las exportaciones de gas, que se cobran en d¨®lares. Las ventas a Chile subieron hasta un 60%, y ni el Gobierno de Fernando de la R¨²a, ni sus sucesores, Eduardo Duhalde y N¨¦stor Kirchner, advirtieron el riesgo que pod¨ªa llegar a suponer para el mercado interno.
Las consecuencias para las empresas han sido radicalmente distintas, seg¨²n el tipo de mercado en el que operan. Fue un buen negocio para productoras (el gas en boca de pozo no est¨¢ regulado) como YPF-Repsol, Total, Pan American Energy, Petrobras o Tecpetrol, que venden gas a precios internacionalizados en d¨®lares y tienen unos costos muy bajos en pesos. Y un mal negocio para las empresas de transporte y distribuci¨®n con un mercado regulado, como Edesur (Endesa) o Gasban (Gas Natural), y est¨¢n sin contratos y con las tarifas congeladas desde enero de 2002 en aplicaci¨®n de la ley de Emergencia P¨²blica, que vence a finales de 2004.
El Gobierno busca desesperadamente incentivos para reducir el consumo de energ¨ªa y ha anunciado un plan que otorgar¨¢ bonificaciones a los usuarios que consuman menos, y cargos adicionales a los que gasten m¨¢s.
Con el alza de la demanda bajaron las reservas de gas -s¨®lo las de YPF-Repsol cayeron el 25% en 2003 en relaci¨®n a 2001-, al tiempo que las empresas no invirtieron en exploraci¨®n ni en desarrollo de pozos. ?ste es el principal argumento del Gobierno de Kirchner al culpar de la crisis energ¨¦tica a las empresas, que aducen que, con los precios congelados desde hace m¨¢s de dos a?os, no pueden invertir.
El Ejecutivo argentino anunciar¨¢ hoy la puesta en marcha de la empresa estatal de Energ¨ªa (Enarsa), el plan de inversiones por unos 2.000 millones de d¨®lares en obras de infraestructura para enfrentar la crisis de escasez de gas y de generaci¨®n de electricidad que padece el pa¨ªs, del que participar¨¢n las compa?¨ªas privadas, y las medidas de emergencia para el "uso racional" de la energ¨ªa, informa Carlos Ares. El ministro de Planificaci¨®n Federal, Julio de Vido, se comprometi¨®, adem¨¢s, a finalizar cuanto antes la revisi¨®n y renovaci¨®n de los contratos con las empresas privadas concesionarias de servicios p¨²blicos.
Las decisiones del Ejecutivo incluyen aplicar de inmediato los aumentos de tarifas, autorizados por decreto, de entre el 30% y el 45% del gas "en boca de pozo" que reclamaban las petroleras como condici¨®n para invertir en exploraci¨®n y producci¨®n. Esa subida supone en consecuencia un aumento promedio del 20% en el coste del gas que utilizan las plantas industriales.
De todos modos, el incremento de las tarifas no impedir¨¢ los cortes programados. Argentina importar¨¢ gas desde Bolivia y gas¨®leo desde Venezuela para abastecer a las centrales termoel¨¦ctricas. El primer embarque de gas¨®leo venezolano lleg¨® ayer a Buenos Aires.
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