Simplemente, f¨ªense de nosotros
?No present¨ªan, en el fondo, que algo como lo de Abu Ghraib acabar¨ªa saliendo a la luz? Cuando el mundo se enter¨® de los malos tratos a los prisioneros, el presidente George W. Bush dijo que ¨¦stos "no reflejan el car¨¢cter de los estadounidenses". Y tiene raz¨®n, por supuesto: la gran mayor¨ªa de los estadounidenses son decentes y buenos. Como lo son mayoritariamente los habitantes de cualquier otro lugar. Si el historial estadounidense es mejor que el de la mayor¨ªa de los pa¨ªses -que lo es- se debe a nuestro sistema: nuestra tradici¨®n de apertura, controles y equilibrios. Pero Bush, a pesar de toda su ch¨¢chara sobre el bien y el mal, no cree en dicho sistema. Desde el d¨ªa en que el Gobierno se hizo cargo del poder, su lema ha sido: "Simplemente, f¨ªense de nosotros".
Ning¨²n Gobierno desde Nixon ha insistido tanto en que tiene derecho a actuar sin supervisi¨®n ni responsabilidad y ning¨²n Gobierno desde Nixon se ha mostrado tan poco merecedor de esa confianza. Por un equivocado sentimiento de patriotismo, el Congreso ha cedido ante las exigencias de la Administraci¨®n. Antes o despu¨¦s, era inevitable la cat¨¢strofe moral. Simplemente, f¨ªense de nosotros, dijo John Ashcroft, cuando pidi¨® al Congreso que aprobara la Ley Patri¨®tica sin plantear cuesti¨®n alguna. Transcurridos dos a?os y medio, durante los cuales ha arrestado y detenido en secreto a m¨¢s de mil personas, Ashcroft todav¨ªa no ha procesado a ning¨²n terrorista verdadero. (Vean los juicios contra esos a quienes Dalia Lithwich, de la revista Stale, llama "idiotas desafectos que ven v¨ªdeos de instrucci¨®n de mala calidad" y entender¨¢n lo que quiero decir).
Simplemente, f¨ªense de nosotros, dijo Bush, cuando insist¨ªa en que Irak, que no nos hab¨ªa atacado y que no supon¨ªa una amenaza evidente, era el lugar en el que hab¨ªa que librar una guerra contra el terrorismo. Cuando llegamos all¨ª, no encontramos armas de destrucci¨®n masiva y ninguna prueba nueva de que existieran v¨ªnculos con Al Qaeda. Simplemente, f¨ªense de nosotros, dijo Paul Bremer cuando se hizo cargo de Irak. ?Qu¨¦ base jur¨ªdica tiene la autoridad de Bremer? A lo mejor se imaginan que la Autoridad Provisional de la Coalici¨®n es una sucursal de la Administraci¨®n, sometida a las leyes estadounidenses. Pero resulta que no hay ninguna ley ni directiva presidencial que haya establecido el estatus jur¨ªdico de la Autoridad. Bremer, que sepamos, s¨®lo es responsable ante Bush, lo cual convierte a Irak en una especie de feudo personal.
En ese feudo, no ha habido nada que los estadounidenses puedan reconocer como el imperio de la ley. Por ejemplo, a Ahmed Chalabi, en otro tiempo favorito del Pent¨¢gono, se le permiti¨® hacerse con el control de los archivos de Sadam Husein: para poder chantajear mejor a sus rivales en potencia. Y, por ¨²ltimo, simplemente, f¨ªense de nosotros, dijo Donald Rumsfeld a comienzos de 2002, cuando declar¨® que los "combatientes enemigos" -un t¨¦rmino que acab¨® us¨¢ndose para cualquiera, incluidos los ciudadanos estadounidenses a los que el Gobierno decidiera considerar como tales- no tienen los derechos establecidos por la Convenci¨®n de Ginebra. Ahora todo el mundo habla del "gulag estadounidense", y Seymour Hersh est¨¢ exponiendo nuevamente My Lai.
?Ordenaron los altos cargos el uso de la tortura? Depende de lo que signifiquen las palabras "orden" y "tortura". El pasado agosto, el m¨¢s alto cargo de inteligencia de Rumsfeld envi¨® al teniente general Geoffrey Miller, comandante de la prisi¨®n de Guant¨¢namo, a Irak. Miller recomend¨® que los vigilantes ayudaran a los interrogadores, incluso a los contratistas privados, manejando a los prisioneros de tal forma que "establecieran las condiciones" para "interrogar y explotar la situaci¨®n con ¨¦xito". ?Qu¨¦ pensaron ¨¦l y sus superiores que ocurrir¨ªa? Para m¨¦rito suyo, algunos partidarios del Gobierno est¨¢n hablando. "Esto es un fallo del sistema", dijo el senador Lindsey Graham, representante de Carolina del Sur. Pero ?comprenden Graham, John McCain y otros escandalizados legisladores la parte que tuvieron en dicho fracaso? Al delegar en el Gobierno a cada paso, al bloquear todo intento de obligar a las autoridades a asumir su responsabilidad, han llevado al pa¨ªs a este desastre. No se puede impedir toda investigaci¨®n seria sobre por qu¨¦ George Bush nos llev¨® a una guerra para eliminar unas armas de destrucci¨®n masiva que no exist¨ªan y castigar a Sadam por unos v¨ªnculos imaginarios con Al Qaeda, y despu¨¦s mostrarse horrorizado cuando el Gobierno de Bush incumple las normas en otras materias. Mientras tanto, Abu Ghraib se mantendr¨¢ en uso, dirigida por un nuevo comandante: Miller, de Guant¨¢namo. Donald Rumsfeld ha "aceptado la responsabilidad", una acci¨®n que aparentemente no significa pagar ning¨²n precio en absoluto. Y Dick Cheney dice: "Don Rumsfeld es el mejor secretario de Defensa que Estados Unidos ha tenido nunca... La poblaci¨®n deber¨ªa dejarle tranquilo y permitirle hacer su trabajo". En otras palabras: simplemente, f¨ªense de nosotros.
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