Un original¨ªsimo plagio
Los atrevidos y original¨ªsimos hermanos Joel y Ethan Coen han terminado cayendo, como tantos otros colegas suyos de Estados Unidos, en el vicio del plagio legal, el llamado remake. Pero, genio y figura, su plagio de The lady killers est¨¢ parad¨®jicamente lleno de originalidad, es un plagio singular, personal¨ªsimo, lleno de gracia, de osad¨ªa y de irreverencia, pues en ¨¦l los Coen hacen diabluras con un filme sagrado en la tradici¨®n de la comedia brit¨¢nica, la legendaria El quinteto de la muerte.
A los burlones creadores y animadores de la peque?a factor¨ªa Coen les encanta contar historias de gente bruta, torpe, con escasas luces, cuando no completamente idiota. Porque idiotas perdidos son los pobladores de su vibrante Arizona baby; la gente y la gentuza de su Sangre f¨¢cil no son precisamente eminencias; el censo de pobladores de su Fargo est¨¢ lleno de tontos de baba, y por no seguir tirando de un hilo sin fin, alrededor del gran Lebowski se api?a una galer¨ªa de maravillosos fulanos que rozan sin excepci¨®n el electroencefalograma plano.
LADYKILLERS
Direcci¨®n: Ethan y Joel Coen. Gui¨®n: William Rose, Joel y Ethan Coen. Int¨¦rpretes: Tom Hanks, Irma P. Hall, Marlon Wayans, J. K. Simmons, Tzi Ma, Lump Hudson. G¨¦nero: comedia, Estados Unidos, 2004. Duraci¨®n: 104 minutos.
A estas alturas de su larga carrera, a los hermanos Coen les debe resultar dif¨ªcil encontrar una reuni¨®n de lelos in¨¦ditos, porque no hay tipo de necedad humana que no hayan tocado ni bobo que se haya escapado de su recuento de representantes de las escaseces de inteligencia que padece su pa¨ªs, carencias americanas con las que estos dos iconoclastas vocacionales la tienen tomada. De ah¨ª que diesen en la inefable, truculenta, sublime galer¨ªa de imb¨¦ciles que el americano afincado en el cine cl¨¢sico ingl¨¦s, Alexander MacKendrick, puso en marcha en su legendaria comedia de 1955 El quinteto de la muerte -una serie de irresistibles majaderos capitaneados por un Alec Guinness que all¨ª derroch¨® el arrollador ingenio brit¨¢nico para la exageraci¨®n- la mina que necesitaban para dar marcha en The lady killers a un sexteto de tontos de Misisip¨ª que no tiene desperdicio.
Y pusieron a un Tom Hanks en vena de gran histri¨®n -astutamente en registros muy diferentes a los empleados por Alec Guinness en la creaci¨®n del personaje- al frente del tenderete de feria de esta vieja farsa, que ahora toma una dosis de sangre nueva gracias a este original plagio de los Coen, un remake completamente creativo, que poco o nada tiene que ver con los burdos plagios mim¨¦ticos y sin la menor gracia con que en Hollywood machacan habitualmente viejas pel¨ªculas europeas dignas de mejor suerte.
No es probable que The lady killers resista un cotejo directo, de pantalla a pantalla, con aquella genial comedia de Guinness, pero se sostiene comparada con ella, y eso no es poco. Es un buen y noble trabajo de rasgos muy distintos a los del original, un genuino filme de los Coen, que alcanza, sobre todo en el precioso d¨²o o choque entre Tom Hanks y la maravillosa vieja dama asesinable Irma P. Hall momentos de esplendor, de gran farsa gui?olesca, rompedora, macabra y, sobre todo, libre. Gran cine americano por muy endeudado que est¨¦ con el gran cine brit¨¢nico.
Babelia
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