Un trabajo inc¨®modo y bien remunerado
Bruselas
La vida de un eurodiputado dispuesto a trabajar est¨¢ repleta de incomodidades. Cada semana debe viajar a Bruselas o a Estrasburgo, vivir en hotel entre dos y cuatro d¨ªas a la semana, seguir y negociar asuntos que no son sencillos y apenas se comprenden en la opini¨®n p¨²blica y orbitar lejos de sus capitales, donde est¨¢n los ¨®rganos de poder.
A cambio, el eurodiputado dispone de un sueldo neto que oscila entre los 8.000 y 9.000 euros mensuales, de coche oficial en Bruselas y Estrasburgo, de vuelos gratis en Espa?a y de una pensi¨®n que percibir¨¢ de por vida desde los 60 a?os aunque reciba otra jubilaci¨®n o incluso trabaje.
Entre los conocedores del Parlamento se dice que la tercera parte de los eurodiputados nunca asisten, la otra tercera parte va a Bruselas o a Estrasburgo s¨®lo para pasarlo bien y la otra tercera parte, trabaja.
Algunos eurodiputados no necesitan acudir a la Euroc¨¢mara para percibir un sueldo m¨¢s que generoso (los italianos ganan, de base, 11.000 euros al mes); de ah¨ª su alto grado de absentismo.
Los espa?oles, en cambio, cuyo sueldo base es de 3.000 euros brutos por doce pagas al a?o, necesitan trabajar o, al menos, acudir y firmar su asistencia para redondear unos emolumentos que oscilar¨¢n entre los 8.000 y los 9.000 euros mensuales gracias a las dietas de asistencia y a la de viajes, entre otros conceptos.
"Estar en el Parlamento Europeo es un privilegio. Es un trabajo apasionante que te permite sentirte corresponsable de la construcci¨®n europea y que est¨¢ muy bien pagado", dice Jorge Hern¨¢ndez Mollar, del PP, que abandona la Euroc¨¢mara tras dos legislaturas. Pero a?ade: "Por otra parte, se sufre un desgaste f¨ªsico y familiar considerable y eso que yo vivo en M¨¢laga y ten¨ªa vuelos directos a Bruselas".
La semana suele ser corta, de modo que el grueso de los eurodiputados s¨®lo est¨¢n en Bruselas los martes y mi¨¦rcoles. Disponen de un despacho de peque?as dimensiones con una cama plegable y una peque?a ducha, pero lo habitual es que pernocten en hoteles o compartan apartamentos con colegas. No les interesa alquilar o comprar una casa para ellos solos porque Bruselas no es siempre la sede central de su actividad.
Una vez al mes, el pleno de la Euroc¨¢mara se celebra en Estrasburgo, donde de nuevo deben afrontar la estancia en un hotel.
Tanto en Bruselas como en Estrasburgo disponen de un peque?o despacho adjunto al suyo para sus asistentes. Suele ser de gente de confianza (no hay incompatibilidades; pueden contratar a un familiar) que vive en Bruselas y que sigue m¨¢s de cerca todos los asuntos.
La opini¨®n del Parlamento Europeo (732 esca?os; 54 de ellos espa?oles) es cada vez m¨¢s decisiva. La negociaci¨®n de las directivas es una parte esencial de un trabajo en el que cuentan los intereses europeos, los nacionales y de partido, raz¨®n por la cual hay una amplia gama de acuerdos.
El sentimiento de frustraci¨®n entre sus se?or¨ªas aumenta a medida que transcurre el tiempo. "Haces cosas muy importantes que a nadie parecen importar", explica Anna Terr¨®n, socialista, que tambi¨¦n abandona la Euroc¨¢mara. La sensaci¨®n de perder peso dentro de los partidos es otra inquietud a?adida.
Pero ser eurodiputado se convierte en una parte importante del curr¨ªculo, aunque no se trabaje. El primer ministro italiano Silvio Berlusconi pertenece a ese tercio de los que apenas ocuparon su esca?o.
Entre los espa?oles menos activos de la ¨²ltima legislatura est¨¢n M¨®nica Ridruejo (PP) y Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce (independiente en la lista socialista).
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