Ya estamos como siempre
Si no fuese porque se acu?¨® en tiempos de "no-logo", la repetida -intr¨ªnsecamente repetida, creo- genialidad de Nietzsche sobre el eterno retorno de lo mismo deber¨ªa llevar euskolabel. Parece in¨²til explicar las cosas o aportar razones contundentes para justificar las medidas legales contra el terrorismo etarra: el nacionalismo con mando en plaza siempre las protesta con id¨¦nticas f¨®rmulas de rechazo. Sus argumentos son como los zombies de los videojuegos, que por m¨¢s que los mates y remates vuelven a levantarse otra vez gru?endo con el mismo entusiasmo que antes. Por lo visto el di¨¢logo consiste para ellos en tal obstinaci¨®n de ultratumba. De modo que la l¨®gica ratificaci¨®n por parte de los dos partidos mayoritarios del Pacto por las Libertades, llamado Antiterrorista (como sigue existiendo la amenaza de ETA, debe seguir existiendo la disposici¨®n que la combate), ha sido deplorada por el presidente Imaz del PNV como "excluyente" y "perjudicial para los vascos".
Respecto a la segunda objeci¨®n quiero pensar que ni siquiera ¨¦l se la cree del todo, porque estoy seguro de que Imaz sabe tan bien como yo que lo verdaderamente perjudicial para los ciudadanos vascos y para el resto de los ciudadanos espa?oles es la actividad terrorista de ETA. En cuanto a la acusaci¨®n de que el pacto es excluyente, podr¨ªa disiparse con la simple relectura de dicho texto... si es que alguien se toma cuatro a?os despu¨¦s de su redacci¨®n semejante ins¨®lita molestia. Confieso que yo tampoco me lo hab¨ªa vuelto a leer desde el 2000, cosa que acabo de hacer gracias a encontrarlo entre los anexos de la util¨ªsima gu¨ªa Euskadi, del sue?o a la verg¨¹enza, preparada por la Iniciativa Basta Ya (Ediciones B). El meollo de dicho acuerdo est¨¢ expresado en su punto tercero: "Cualquier discrepancia pol¨ªtica existente entre vascos debe plantearse en el marco institucional de la Constituci¨®n y el Estatuto de Guernica. Cualquier proyecto pol¨ªtico, incluso aquellos que pretenden revisar el propio marco institucional, debe respetar las reglas y los procedimientos por ¨¦l establecidos. El di¨¢logo propio de una sociedad democr¨¢tica debe producirse entre los representantes leg¨ªtimos de los ciudadanos, en el marco y con las previstas por nuestra Constituci¨®n y Estatuto y, desde luego, sin la presi¨®n de la violencia. La paz, la convivencia libre y el respeto a los derechos humanos son valores no negociables". ?Puede alguien aclararme qui¨¦n queda excluido de semejante planteamiento, como no sean los terroristas y cuantos desean acabar con la violencia haci¨¦ndoles concesiones pol¨ªticas en detrimento de los derechos pol¨ªticos de las v¨ªctimas c¨ªvicas que padecen su coacci¨®n?
?Ah, pero est¨¢ el famoso pre¨¢mbulo del pacto, en el cual seg¨²n algunos "se menciona m¨¢s veces al PNV y EA que a ETA" y, seg¨²n otros (o los mismos), se exige a los nacionalistas que renuncien a sus ideas! Bueno, pues vamos a releer tambi¨¦n el dichoso pre¨¢mbulo (en el cual se menciona por cierto id¨¦ntico n¨²mero de veces -tres- a ETA, al PNV, a EA, al PP y al PSOE). Lo que establece esa introducci¨®n al acuerdo es que el final de la tregua de ETA "ha puesto en evidencia el fracaso de la estrategia promovida por el PNV y por EA, que abandonaron el pacto de Ajuria Enea para, de acuerdo con ETA y EH, poner un precio pol¨ªtico al abandono de la violencia. Ese precio consist¨ªa en la imposici¨®n de la autodeterminaci¨®n para llegar a la independencia del Pa¨ªs Vasco". Tal estrategia, como se recuerda muy bien, consisti¨® en la firma del Pacto de Estella. El pre¨¢mbulo contin¨²a exigiendo el abandono de dicho pacto y de los organismos creados por ¨¦l "mediante ruptura formal", para de ese modo reincorporar a los partidos firmantes al acuerdo democr¨¢tico global contra el terrorismo. Nada se dice de la renuncia a ninguna idea nacionalista o independentista, sino s¨®lo de la ruptura con una estrategia determinada, ¨¦sta s¨ª excluyente de los no nacionalistas y finalmente alentadora de los objetivos de ETA. Dado que el Pacto de Estella ha sido ya desautorizado de tantas maneras y en tantos tonos por bastantes miembros destacados del PNV o incluso EA (por no mencionar a IU) no es f¨¢cil entender qu¨¦ impide a dichos partidos suscribir hoy este acuerdo democr¨¢tico. Y a¨²n menos se comprende que no lo apoyen formaciones como CiU, que jam¨¢s simpatizaron con Estella. ?Que se trata de un asunto del pasado, aunque sea del pasado m¨¢s inmediato? Sin duda, pero tiene la suficiente relevancia como para que convenga formalmente explicitar que no se volver¨¢ a esas andadas... Asombra que el PNV tenga por "decepcionante" que quienes representan pol¨ªticamente a los principales damnificados de la situaci¨®n vasca sigan sin darles la raz¨®n, mientras que no se les pasa por la cabeza que quiz¨¢ fuesen ellos los que debieran empezar a ceder en lo mucho que no la tienen.
M¨¢s o menos la misma argumentaci¨®n vale para defender la vigencia de la Ley de Partidos, cuya aplicaci¨®n impedir¨¢ probablemente presentarse a la lista sustitutoria de Batasuna que se postula para las elecciones europeas. En la exposici¨®n de motivos de dicha instrucci¨®n legal se explicita que esa ley "a diferencia de otros ordenamientos, parte de considerar que cualquier proyecto u objetivo se entiende compatible con la Constituci¨®n, siempre y cuando no se defienda mediante una actividad que vulnere los principios democr¨¢ticos o los derechos fundamentales de los ciudadanos". De modo que con s¨®lo renunciar a tales procedimientos (obviamente caracterizados por el uso coactivo de la violencia terrorista) y denunciar su empleo por parte de quienes siguen recurriendo a ellos, cualquier ideolog¨ªa pol¨ªtica queda legalmente aceptada. ?Es una exigencia tan dif¨ªcil de cumplir o una imposici¨®n tan abusiva? ?Les resulta tan intolerable a quienes durante a?os han "comprendido" tan fraternalmente a los asesinos satisfacer de una buena vez a quienes hasta nuevo aviso siguen injustamente en su punto de mira? Seg¨²n Imaz, semejante cl¨¢usula -si la aplicasen los tribunales para ilegalizar la candidatura de Herritarren Zerrenda- "nadie la entender¨ªa en la Europa democr¨¢tica". Por lo visto parece creer en cambio que los pa¨ªses europeos, como no han padecido mil asesinatos terroristas ni tienen a gran parte de sus cargos p¨²blicos y de sus ciudadanos de a pie amenazados por criminales con vocaci¨®n pol¨ªtica, ver¨ªan l¨®gico que un partido que sintonizacon ellos los representase en el Parlamento de la UE como si tal cosa. Me atrevo a decir que se equivoca... o que espero sinceramente por el bien de Europa que se equivoque.
El hecho ya indudable de que haya otro terrorismo atroz operativo en Espa?a adem¨¢s de ETA ni exculpa ni minimiza la amenaza a las libertades c¨ªvicas que ETA sigue suponiendo, como parecen asumir los petulantes majaderos que nos exigen a quienes la hemos denunciado que nos "arrepintamos" de an¨¢lisis que siguen siendo tan v¨¢lidos hoy como ayer. Los servicios auxiliares ideol¨®gicos de ETA intentan convencernos de que el Pacto Antiterrorista o la Ley de Partidos son planteamientos b¨¦licos semejantes a los de la injusta e ineficaz contienda de Irak, cuyos espeluznantes pormenores vamos poco a poco conociendo y que sigue vitoreando a t¨ªtulo p¨®stumo con tan absurda cabezoner¨ªa el ex presidente Aznar. En realidad, las citadas medidas legales significan lo opuesto a la brutalidad b¨¦lica y a los abusos militares o paramilitares que anta?o conocimos. Ofrecen la posibilidad de un reencuentro democr¨¢tico dentro de normas que a nadie deben humillar pero que no ceden ante la violencia injusta. Ojal¨¢ ma?ana se obtuvieran otras semejantes a nivel internacional para contrarrestar las nuevas amenazas que se ciernen sobre nuestras democracias.
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
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