La doma de la vejez
Publicado en 1928, ya sesent¨®n y bendecido por resonantes reconocimientos -Nobel incluido-, La torre es un libro que refleja a la perfecci¨®n la ¨²ltima manera del poeta irland¨¦s W. B. Yeats, caracterizada por una ind¨®mita aspereza, por su afici¨®n a recurrir sin cesar a s¨ªmbolos de fabricaci¨®n propia y someter la voz po¨¦tica a una especie de cercan¨ªa con las circunstancias vitales que, sin embargo, no cuajan en un lenguaje c¨®modo y f¨¢cil sino todo lo contrario (Auden aprendi¨® mucho de aqu¨ª, no hay duda). Yeats cre¨ªa que ¨¦ste era su mejor libro pero tambi¨¦n pensaba -con raz¨®n- que era el m¨¢s amargo. ?Por qu¨¦? No hac¨ªa tanto que se hab¨ªa casado -eso s¨ª, no con su largamente amada Maud Gonne-, ten¨ªa dos hijos y dispon¨ªa de un torre¨®n normando en el que pas¨® algunas vacaciones de verano. A ese torre¨®n hace precisamente alusi¨®n el t¨ªtulo de este libro, s¨ªmbolo probablemente de lo que se alza y se abate a la vez. La amargura que trasluce este libro tiene sin duda a la vejez como origen y al horizonte pr¨®ximo de la muerte como causa mayor. Ante ese destino s¨®lo cabe la queja acusatoria y la rebeli¨®n tant¨¢lica. Nosotros no creemos que La torre sea el mejor libro de Yeats pero s¨ª que en ¨¦l brillan poemas de primera magnitud, como los muy conocidos Navegando hacia Bizancio, Leda y el cisne, Entre escolares o, el menos conocido, El regalo de Harun Al-Rashid. Bastar¨ªan esos poemas -bien traducidos adem¨¢s- para recomendar la lectura de este libro, lectura sosegada, eso s¨ª, y dispuesta a entrar en un universo nada complaciente, construido con un estilo igualmente terso, muy antipo¨¦tico, basado en un lenguaje no exactamente conversacional pero s¨ª directo, ¨¢spero, duro, como hecho a base de combativas negaciones de lo indeseable, y lo m¨¢s indeseable es comprobar de qu¨¦ manera la vida, desde la vejez, es un espect¨¢culo escasamente convincente. La m¨¦trica libremente regular de estos versos y el recurso constante de la rima (en la versi¨®n original) no dulcifican esas cadencias sino que las enfrentan, m¨¢s llamativamente, a su propia inevitabilidad: lo tr¨¢gico es tr¨¢gico, sea cual sea el soporte sonoro en que se apoye. Una especie de shakespearianismo anima muchas de las secuencias de este libro, a veces jocoso, otras veces furibundo, con frecuencia ¨¢cido y, muy pocas veces, exaltadamente l¨ªrico. ?Y para decir qu¨¦? Para decir (Navegando hacia Bizancio) que la vejez no puede soportar sin laceraciones las incitaciones sensuales que ofrece esa ciudad. Para sugerir la m¨¢s asombrosa posesi¨®n de una muchacha por parte de un cisne (Leda y el cisne), recuperando las tonalidades del primer Yeats sumido en las enso?aciones a un tiempo prerrafaelitas y ga¨¦licas pero sin renunciar a la morbidez sensualista. Para indicar (Entre escolares) que la ni?ez es tristemente la antesala de la vejez invasora y para (El regalo de Harun Al-Rashid) perseguir la naturaleza del amor, mezcla de sensualidad y conocimiento fundidos con la belleza de la mujer siempre esquiva, tal vez el mito m¨¢s persistente -junto con Irlanda y la naturaleza de la poes¨ªa en relaci¨®n con la vida- en los libros de este poeta que, como Juan Ram¨®n Jim¨¦nez entre nosotros, supo cortar amarras con su poes¨ªa m¨¢s embaucadora para inventar otros territorios menos complacientes pero a la larga m¨¢s duraderos cuyos materiales b¨¢sicos son experiencia compleja y voz insobornable y propia, es decir, los materiales con los que se hace siempre la ¨²nica poes¨ªa digna de ese nombre.
LA TORRE
W. B. Yeats.
Traducci¨®n de Carlos Jim¨¦nez Arribas
DVD. Barcelona, 2004
163 p¨¢ginas. 11,73 euros
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