El Lotus Bazar promueve que los artesanos se asomen al comercio
La tienda est¨¢ impulsada por Sethi, ide¨®logo de los microcr¨¦ditos
"No se trata de dar peces, sino de ense?ar a pescar". As¨ª resume el dise?ador de origen indio Rajeev Sethi la idea que hay tras los microcr¨¦ditos que desde hace casi tres d¨¦cadas se conceden, sobre todo en la India y en Bangladesh, a peque?os artesanos para que salgan de la pobreza, monten su propio negocio y se asomen, aunque sea muy t¨ªmidamente, al frenes¨ª comercial. El Lotus Bazar del F¨®rum responde a esta idea.
La ONG Asian Heritage Foundation, que el mismo Sethi fund¨® hace cuatro a?os, ha coordinado el Lotus Bazar del F¨®rum, un espacio de encuentro directo entre el peque?o artesano indio y el cliente occidental. "Hay que romper barreras y ayudar a estas personas a que el resto del mundo conozca sus trabajos", se?ala Sethi.
Los 40 artesanos que hasta que finalice el F¨®rum mostrar¨¢n sus trabajos en el Lotus Bazar se han beneficiado de los llamados microcr¨¦ditos, los cr¨¦ditos de peque?as cantidades que ning¨²n banco tradicional ofrecer¨ªa y que hace unos 25 a?os empezaron a ser una realidad en la India y Bangladesh de la mano del Grameen Bank, fundado por Muhammad Yunus, y la organizaci¨®n de mujeres indias SEWA (siglas que en ingl¨¦s significan Asociaci¨®n de Mujeres Autoempleadas).
El espacio, situado en el muelle de Ronda del puerto de Sant Adri¨¤, es una peque?a joya que todav¨ªa no ha sido descubierta por muchos visitantes. Parece una t¨ªpica tienda de artesan¨ªa; pero si se presta un poco de atenci¨®n y se leen las historias que contienen los dibujos que cuelgan de las paredes, el visitante se dar¨¢ cuenta de que se encuentra ante algo excepcional.
El pasado s¨¢bado, Santhi Bai Kallhalli, una bell¨ªsima joven india de 28 a?os, cos¨ªa espejos y los remachaba con hilos de vistosos colores en las chaquetas vaqueras de los visitantes m¨¢s curiosos. Arrodillada a la entrada del Lotus Bazar, adornada con centenares de joyas, Santhi contaba que en su peque?o pueblo, gracias a la ayuda de una organizaci¨®n, ella ha podido sacar adelante su negocio y ha ido evolucionando hasta llegar a supervisar el trabajo de otras chicas. A su lado, Sethi, que personalmente ha elegido a los artesanos, explica que lo que ganar¨¢ Santhi en un mes en el F¨®rum equivaldr¨¢ a su salario de un a?o en la India.
No muy lejos de ella, colocado justo en el escaparate del bazar, Shah Mohammad Afzal, de 43 a?os, procedente de la zona del Cachemir, borda manteles. "Es la primera vez que salgo de mi pa¨ªs", explica el artesano, "pero no he venido aqu¨ª a visitar la ciudad, he venido para obtener un beneficio para mi familia". Con su trabajo de bordador gana lo suficiente para mantener a su esposa y a sus tres hijos. Shah ha conocido la importancia de abrirse a nuevos mercados gracias a organizaciones parecidas a la SEWA. "En Europa todav¨ªa no tenemos mercado, por eso estoy aqu¨ª", dice.
En otro espacio de esta tienda, dos trabajadoras de la SEWA venden los productos que las mujeres indias de la zona de Gujarat, en el norte del pa¨ªs, han elaborado manualmente. Anjali, de 25 a?os, lleva un a?o y medio trabajando para la asociaci¨®n y se encarga de controlar la producci¨®n de los grupos de mujeres. "Lo que m¨¢s me ha impresionado de mi trabajo es ver la evoluci¨®n de mujeres que viven inmersas en la pobreza m¨¢s absoluta y que con nuestra ayuda son capaces de ganarse la vida, coger confianza e ir a ferias a mostrar su trabajo", explica con dulzura.
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