En busca de presencia electoral
La banda terrorista debe preparar una nueva estrategia para hacer frente a las auton¨®micas, con el riesgo de perder representaci¨®n pol¨ªtica
En las cuatro d¨¦cadas de existencia de ETA no hay precedente de un a?o sin atentados mortales, salvo la tregua declarada en 1998 tras el acuerdo de Lizarra. La eficacia policial ha logrado este resultado nulo de la banda mientras la presi¨®n judicial tiene a Batasuna contra las cuerdas. En esta situaci¨®n l¨ªmite se presentan las elecciones auton¨®micas, previstas para 2005, ante las que ETA perder¨¢ su representaci¨®n pol¨ªtica si no adopta la decisi¨®n estrat¨¦gica de abandonar la violencia.
A pesar del a?o de inactividad de ETA, que se interpreta en clave de debilidad interna, el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, no cesa de lanzar mensajes reclamando a las fuerzas nacionalistas un acuerdo de unidad para negociar con el Estado espa?ol un nuevo marco jur¨ªdico para Euskadi, en un momento en que el partido socialista ha iniciado el proceso para la reforma de los estatutos de autonom¨ªa. Y no s¨®lo Otegi afirma que se ha entrado "en la fase decisiva" del proceso. ETA tampoco deja de enviar comunicados. El ¨²ltimo de ellos, el pasado domingo, proclamaba su "voluntad total" de pactar una soluci¨®n basada en la autodeterminaci¨®n, por lo que advert¨ªa al PNV de que no sucumbiese a la tentaci¨®n de pactar s¨®lo una reforma del Estatuto de Gernika. "Demos una respuesta adecuada a esta oportunidad que se nos presenta o se volver¨¢ a desperdiciar", advert¨ªa la banda.
Si la unidad nacionalista lograse la participaci¨®n de Batasuna podr¨ªa ser la base para un acuerdo
Batasuna ha probado con HZ si pod¨ªa sortear la Ley de Partidos para estar en las auton¨®micas
Han llegado los malos tiempos, tiempos de debilidad, pero ETA no ha cambiado su discurso. Tampoco Batasuna parece, con su actitud, renunciar a liderar ideol¨®gicamente el nacionalismo e impone su dise?o de la f¨®rmula negociadora y los l¨ªmites de una soluci¨®n. Sin embargo, pese a estos duros mensajes de firmeza, es precisamente la izquierda abertzale la que se encuentra, atrapada en su propia contradicci¨®n, en un momento decisivo para su supervivencia.
La ilegalizaci¨®n de Batasuna, junto a la eficacia policial, que ha puesto en jaque a los militantes de la banda en Francia y Espa?a, han colocado a la direcci¨®n de ETA ante su decisi¨®n clave: la de tener que renunciar a la estrategia pol¨ªtico-militar en favor de la exclusivamente pol¨ªtica si quiere que la hoy ilegalizada Batasuna pueda concurrir de alguna forma a las auton¨®micas, previstas en principio para 2005, y seguir teniendo representaci¨®n en el Parlamento vasco, ¨²nico reducto donde se mantiene a¨²n como grupo pol¨ªtico.
Los dirigentes de Batasuna han podido comprobar esta semana con la anulaci¨®n judicial de Herritarren Zerrenda (HZ) que, si no hacen previamente una renuncia expresa de la violencia, sus posibilidades de concurrir a los comicios auton¨®micos son nulas. HZ ha sido el experimento con el que pon¨ªan a prueba si una selecci¨®n de personas con el curr¨ªculo limpio -"sin pasado pol¨ªtico"- les servir¨ªa para sortear la Ley de Partidos y poder en su momento mantenerse en los esca?os de Vitoria, tras su forzada salida de los ayuntamientos y las Juntas Generales (parlamentos provinciales). Pero HZ no podr¨¢ ya ser el precedente en el que Batasuna se hubiese escudado para participar en las auton¨®micas.
Ante esta disyuntiva, los observadores del mundo radical se preguntan hasta qu¨¦ punto est¨¢ ETA dispuesta a renunciar a ser la vanguardia y abandonar la lucha armada para posibilitar as¨ª la creaci¨®n de un nuevo partido que agrupe lo que queda de la izquierda abertzale. "El problema consiste en que una decisi¨®n estrat¨¦gica por parte de ETA como la renuncia a la violencia en favor de la acci¨®n exclusivamente pol¨ªtica requiere un acuerdo que est¨¦ sustanciado en la garant¨ªa de un cambio estrat¨¦gico desde el nacionalismo moderado", explica una fuente abertzale.
ETA necesita un acuerdo, un compromiso, antes de las auton¨®micas. De ah¨ª los mensajes machacones, en declaraciones y comunicados, tanto de la banda como de Batasuna, que insisten en reclamar al nacionalismo moderado que abandone el camino de la reforma estatutaria en favor de la autodeterminaci¨®n.
Otros medios del entorno abertzale no descartan que si el nacionalismo moderado promoviese conjuntamente alguna f¨®rmula, hoy por hoy desconocida, para la participaci¨®n de la izquierda abertzale en las auton¨®micas ser¨ªa un acuerdo suficiente para que la banda terminase delegando el liderazgo del movimiento en su fuerza pol¨ªtica.
Desde que se firm¨® el acuerdo de Lizarra, ETA renunci¨® al modelo negociador de Argel en el que la banda era la protagonista de la soluci¨®n pol¨ªtica que pusiese fin a la violencia y deleg¨® en la unidad de las fuerzas nacionalistas la b¨²squeda de un acuerdo. Ahora necesita como el agua que est¨¦ legalizado un partido pol¨ªtico, que exprese sus intereses en un Parlamento donde el plan Ibarretxe, cuyo pre¨¢mbulo soberanista la izquierda abertzale lo considera casi doctrina propia, puede convertirse finalmente en el punto de encuentro.
En la insistente ofensiva reclamando la unidad nacionalista late tambi¨¦n el temor a un PNV dirigido por Josu Jon Imaz y no por el delf¨ªn de Arzalluz, Joseba Egibar, su permanente interlocutor. Y, confirmada la anulaci¨®n de HZ, insisten en exigir una respuesta conjunta "con visi¨®n de Estado", como afirm¨® un editorial del diario Gara. "No cabe pretender que la resoluci¨®n del conflicto pueda darse sin la participaci¨®n activa de la izquierda abertzale", a?ad¨ªa el texto.
Con este panorama, la direcci¨®n etarra, de la que depende la decisi¨®n de declarar una tregua definitiva, se encuentra dividida en las dos corrientes tradicionales, aunque es evidente que es minoritaria la favorable a renunciar a la violencia. El documento vigente tras su ¨²ltimo debate interno data de 2002 e insiste en la utilidad de la lucha armada.
En el comit¨¦ pol¨ªtico de ETA figuran dos personas con carisma: Mikel Antza, ¨²ltimo interlocutor de ETA con el Gobierno del PP, y Josu Ternera, ex n¨²mero uno, ex preso y parlamentario vasco antes de volver a la clandestinidad. Hasta ahora, ninguno de los m¨¢s veteranos ha tenido la valent¨ªa de asumir la responsabilidad de clausurar la sigla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.