Una exposici¨®n rinde homenaje a las manifestaciones ciudadanas
'El h¨ªper activista' es una cr¨ªtica mordaz a la sociedad de consumo
![Llu¨ªs Pellicer](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2F8637de43-099c-4286-88b4-c9f9bee7aef4.png?auth=82040deb3439031e0d256b8645213966a9dea96c692822d55159f99bb27009c8&width=100&height=100&smart=true)
"Nada es m¨¢s contagioso que el entusiasmo", dec¨ªa el guitarrista mexicano Carlos Santana. La exposici¨®n permanente del F¨®rum El h¨ªper activista pretende reconocer el papel de las protestas ciudadanas en los ¨²ltimos tiempos, en especial desde la ocupaci¨®n de Irak. Ello se combina con una cr¨ªtica ir¨®nica a la sociedad de consumo, recreando un hipermercado donde, en vez de productos de consumo, hay objetos para la protesta.
La entrada al recinto de la exposici¨®n, que se esconde en una esquina del puerto del F¨®rum -cerca de los famosos Guerreros de Xian-, la constituyen varias hileras de cacerolas, que se han convertido en el s¨ªmbolo de las manifestaciones ciudadanas. Fueron el instrumento que usaron muchos argentinos para hacerse o¨ªr durante la crisis y luego se sirvieron de ¨¦l los barceloneses para protestar contra la guerra.
Una vez dentro, la exhibici¨®n se divide en cinco secciones o escaparates. El primero lo llena un carro de la compra repleto de utensilios de cocina. Valen tres euros, y el mensaje es que rinden, y mucho. "Lo cierto es que los acontecimientos nos superaron. Empezamos a dise?ar la exposici¨®n antes de las manifestaciones contra Irak. Hasta entonces nunca se hab¨ªan producido unas protestas tan masivas. Fue el momento en el que Barcelona pareci¨® ser la ciudad del mundo donde se respiraba m¨¢s libertad. Cre¨ªamos que deb¨ªamos reflejarlo todo", explica la guionista de la exhibici¨®n, Marta C¨¢ceres.
Cuando el visitante llega al segundo estante, ya ha podido advertir que el ambiente es de aut¨¦ntico supermercado. No s¨®lo se reproduce su estructura, sino tambi¨¦n el cl¨¢sico sonido de megafon¨ªa, que en esta ocasi¨®n se usa para la denuncia social. "Se trata de una cr¨ªtica al consumismo, donde lo que m¨¢s importa a la gente es comprar y tener. La propuesta es pasar a una sociedad del bienestar. En ¨¦sta, el ciudadano se preocupa por sentirse bien", afirma C¨¢ceres.
En los estantes del tercer escaparate figura otro objeto que se ha convertido en la m¨¢xima expresi¨®n de las protestas: el tel¨¦fono m¨®vil. En una sociedad del bienestar, viene a decirse, el m¨®vil ya no s¨®lo es un instrumento de comunicaci¨®n, ni lo m¨¢s importante de ¨¦ste es el modelo o si incluye c¨¢mara fotogr¨¢fica. Lo que realmente importa es su utilidad en favor de la colectividad.
Al lado de este aparato, otro producto con un doble mensaje. La ropa se ha convertido en uno de los ejemplos m¨¢s corrientes del consumo, pero a su vez es un elemento siempre presente en las manifestaciones, en las que estas prendas suelen llevar el lema y el s¨ªmbolo de la marcha.
La "dieta de Sarajevo"
"Si crees que la educaci¨®n es cara, prueba con la ignorancia". Estas palabras, del doctor Derek Bok, forman parte del conjunto de frases que el visitante puede entretenerse a leer. La exposici¨®n demuestra que todo el mundo es en cierto modo algo ignorante, puesto que desconoce buena parte de la realidad social. El cuarto escaparate contiene un carro de la compra con algunas latas de alimentos. Pocas. "?Quieres perder peso? Prueba la dieta de Sarajevo", se lee en un cartel pegado al cristal.
"Para crear esta parte de la exposici¨®n, hablamos con la Oficina de Barcelona en Sarajevo. Nos ofrecerien varias recetas que los habitantes de la ciudad pusieron en circulaci¨®n y que conformaban esta dieta, muy cruda y forzada, por la que m¨¢s de 400.000 personas perdieron una media de 10 kilos en muy poco tiempo", lament¨® C¨¢ceres.
El h¨ªper activista en s¨ª, sin embargo, no aparece hasta el quinto y ¨²ltimo escaparate. El paradigma es Julia Butterfly, la joven contestataria norteamericana que durante dos a?os vivi¨® en una secuoya para luchar contra la industria maderera californiana, que quer¨ªa acabar con un bosque de la regi¨®n.
La ¨²ltima parte de la exposici¨®n pretende, seg¨²n su guionista, ser optimista. Para ello, efect¨²a un curioso juego de espejos. El visitante se sit¨²a ante un cristal donde varias personas sostienen una pancarta. A los tres segundos, la imagen del que acude a ver la exhibici¨®n se refleja en el espejo. "En ning¨²n momento he pretendido elevar la exposici¨®n a un concepto art¨ªstico. Quer¨ªa que el ciudadano se identificara con la cr¨ªtica. El mensaje es: los activistas son como t¨², porque eres uno de ellos", remacha C¨¢ceres.
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