Pinos de vanguardia

Algunas personas buscan cada verano un metro cuadrado en primera l¨ªnea de playa. A los pinos del acantilado del Asperillo (entre Matalasca?as y Mazag¨®n) seguro que no les hace mucha gracia dominar el Atl¨¢ntico. Seguro que si, hace 60 a?os, los hombres que repoblaron el Coto de Do?ana les hubieran preguntado d¨®nde quer¨ªan estar, hubiesen elegido otro lugar. Un sitio m¨¢s resguardado del viento, que ha terminado por hacerles besar la lona.

Ese mismo aire levanta cada d¨ªa peque?as gotas saladas del mar que queman las hojas de los pinos. Est¨¢ claro. Los ¨¢rboles pi?oneros son los agraviados de una historia que empieza en la carretera A-494, a diez kil¨®metros de Mazag¨®n (Huelva). Pero en el sendero de la Cuesta Maneli, de 2,3 kil¨®metros de longitud y una dificultad baja, no s¨®lo hay perjudicados.

Gracias al viento, se puede disfrutar de una vista espectacular sobre el Atl¨¢ntico y sobre las interminables playas, todav¨ªa casi v¨ªrgenes, del litoral onubense.

Este mirador natural, formado con arena por ese mismo aire que dobla pinos, es un lugar perfecto para ver por primera vez el mar. En realidad, la ruta completa de la Cuesta Maneli es un recorrido id¨®neo para descubrir por primera vez el oc¨¦ano. Cuando se aparca el coche y se ve el cartel que indica el inicio de la ruta, la monta?a de dunas no permite intuir qu¨¦ hay detr¨¢s. Se avanza, se respira el romero, se ve alguna que otra lagartija colirroja y, de repente, el azul del cielo se une al azul del mar.

Es el ecuador de la ruta. Un mirador natural de 112 metros sobre el nivel del mar: el punto m¨¢s alto del sistema de dunas que se extiende en la costa de Matalasca?as.

El oc¨¦ano delante y una decisi¨®n que tomar: Bajar a la playa o continuar con el sendero circular que lleva al punto de inicio.

Tim Faulkner ha preferido continuar con la ruta. Faulkner es ingl¨¦s y ha llegado a la costa onubense con su esposa para pasar unos d¨ªas de vacaciones. Ya tiene la piel algo tostada y hoy toca "pasear".

No hace falta tener mucha intuici¨®n para descubrir que Fernando ha optado por bajar a la playa. Todav¨ªa lleva abierta la enorme sombrilla con la que se han protegido del sol ¨¦l, su mujer y sus dos hijas. "Estamos pasando una semana de vacaciones en Matalasca?as", comenta. "Nos hab¨ªan hablado de esta playa (...) Hoy es la primera vez que venimos, pero ma?ana repetimos".

Esta familia sevillana tuvo que tomar otra decisi¨®n cuando pis¨® la arena: colocar la sombrilla en el lado izquierdo o derecho de la playa. O, lo que es lo mismo, optar por una zona nudista o textil. Aunque no est¨¢ indicado en ning¨²n cartel, se supone que la parte izquierda est¨¢ reservada para las personas que prefieren tomar el sol desnudas.

Faulkner y su esposa han emprendido ya la vuelta hacia el aparcamiento. Lo han hecho entre los pi?oneros y alg¨²n que otro brezno y enebro. Los ¨¢rboles, matorrales y plantas de la duna son un ejemplo extraordinario de supervivencia: han adaptado su fisonom¨ªa a lo ¨¢rido de suelo y al fuerte viento que entra del Atl¨¢ntico y transforma el paisaje casi cada d¨ªa.