Una negociaci¨®n pol¨ªtica para un problema econ¨®mico
La crisis de Alstom se cierra mediante un pacto con Bruselas que plantea numerosas inc¨®gnitas
El compromiso alcanzado entre el Gobierno franc¨¦s y la Comisi¨®n Europea para salvar al gigante industrial Alstom ofrece m¨²ltiples inc¨®gnitas de cara a los analistas, que lo consideran como un cierre en falso a la crisis de la empresa. De momento, Alstom tiene que ceder activos por valor de 1.500 millones de euros, entre ellos la f¨¢brica de Valencia.
El Estado se compromete a no hacerse con m¨¢s del 31,5% de las acciones de Alstom, aunque podr¨¢ suscribir parte de la ampliaci¨®n de capital
El Estado se compromete a no hacerse con m¨¢s del 31,5% de las acciones de Alstom, aunque podr¨¢ suscribir parte de la ampliaci¨®n de capital
La Francia del neogaullista Jacques Chirac defiende la necesidad de salvar unos "campeones nacionales" dentro de determinados sectores industriales. Se trata, en definitiva, de que la progresiva unificaci¨®n del espacio industrial, econ¨®mico y tecnol¨®gico europeo se haga bajo el liderazgo de las empresas capaces de ejercerlo desde su condici¨®n de "campeonas" dentro de su propio mercado y de su ¨¢rea de influencia continental. Por ejemplo, si Francia est¨¢ bien dispuesta, cuando se habla de industria de Defensa, a ceder a los alemanes la primac¨ªa en materia de fabricaci¨®n de tanques, quiere a cambio que se le respete el mismo derecho cuando de aeron¨¢utica se habla.
En el caso de Alstom, sociedad que emplea m¨¢s de 100.000 trabajadores en el mundo y que, sobre todo, suministra material para equipar las sociedades de transporte ferroviario o de producci¨®n de energ¨ªa, la situaci¨®n es m¨¢s compleja, no en vano Alstom fabrica trenes de alta velocidad -los que circulan por Francia, pero tambi¨¦n los que unen Par¨ªs con Londres y con Bruselas, los que cubren el trazado Madrid-Sevilla o Se¨²l-Pushan- y las grandes 26 turbinas para centrales hidroel¨¦ctricas como las de la presa china en el Yang-Tse-Kiang.
Trenes y turbinas parecen joyas tecnol¨®gicas dignas de respeto, pero Alstom cerr¨® el ejercicio 2003 con unas p¨¦rdidas de m¨¢s de 1.800 millones de euros, tercer a?o consecutivo en n¨²meros rojos, y eso ha hecho que el rival Siemens reivindique para s¨ª la condici¨®n de referencia europea y mire con malos ojos los proyectos galos de inyectar de nuevo dinero p¨²blico en Alstom.
Entre Mario Monti, comisario europeo para la libre competencia, y el ministro de Econom¨ªa y Finanzas franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, ha habido tres largas reuniones en el transcurso de las ¨²ltimas tres semanas, as¨ª como una no menos larga y tensa conversaci¨®n telef¨®nica.
Monti quer¨ªa poner unas condiciones estrictas al Estado franc¨¦s si ¨¦ste asum¨ªa la condici¨®n de principal socio capitalista de Alstom. Para Monti eso s¨®lo era aceptable si la participaci¨®n del Estado estaba limitada en el tiempo, comportaba la cesi¨®n de algunos activos e iba acompa?ada de un plan para incorporar nuevos socios al capital de Alstom. El comisario de Bruselas se sent¨ªa presionado por los alemanes de Siemens y por el temor a ser acusado de ofrecer un trato preferente a un grupo y a un sector. Para Sarkozy, que acababa de heredar la cartera econ¨®mica de su predecesor, Francis Mer, el caso Alstom era una primera gran oportunidad para demostrar que era capaz de triunfar all¨ª donde otro hab¨ªa fracasado y, sobre todo, de cerrarles la boca a quienes le acusan de ser demasiado liberal.
Los compromisos
Tras un tira y afloja cuyos intr¨ªngulis se ir¨¢n desvelando poco a poco, el pasado 25 de mayo se hizo p¨²blico un comunicado que precisaba que el Estado ten¨ªa derecho a transformar los 300 millones de euros de t¨ªtulos de Alstom en acciones, convirti¨¦ndose as¨ª en propietario del 18,5% de la empresa. Adem¨¢s, los pr¨¦stamos concedidos por el Estado a Alstom tambi¨¦n podr¨¢n transformarse en acciones y Bruselas tambi¨¦n le permite suscribir t¨ªtulos de una futura ampliaci¨®n de capital de entre 1.800 y 2.200 millones. El Estado se compromete a no hacerse con m¨¢s del 31,5% de las acciones.
Hab¨ªa tambi¨¦n que convencer a la treintena de bancos acreedores para que diesen por bueno que 700 millones euros de pr¨¦stamos se metamorfoseasen en acciones al tiempo que garantizan 1.000 millones de aumento de capital. Las principales sociedades financieras francesas implicadas -BNP Paribas, Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale y Cr¨¦dit Agricole y Cr¨¦dit Lyonnais- dan adem¨¢s todas las facilidades para que Alstom no tenga problemas de liquidez. A cambio de todas esas ventajas, Alstom se compromete a ceder activos por valor de 1.500 millones -entre ellos la f¨¢brica de Valencia- y "a encontrar socios industriales en el plazo de cuatro a?os". Esa asociaci¨®n se referir¨¢ "a partes significativas de la empresa", es decir, a actividades de energ¨ªa y transporte y no, por ejemplo, a la divisi¨®n de construcci¨®n de nav¨ªos.
Par¨ªs considera que el texto acordado con Monti no pone l¨ªmite a la naturaleza del o de los socios elegidos, pero ¨¦se no es el parecer del comisario, que estima que "una asociaci¨®n con Areva no entra dentro de la l¨®gica del acuerdo". Areva es el gigante franc¨¦s (y p¨²blico) de la energ¨ªa nuclear.
Lo firmado por Monti y Sarkozy no deja de ser disparatado, un fruto espurio de la vieja planificaci¨®n indicativa, que ahora se inclina siempre a favor de los grupos privados. El acuerdo obliga a Alstom -de la que el Estado no debiera poseer m¨¢s all¨¢ del 20% dentro de cuatro a?os y, por consiguiente, ser¨¢ una empresa privada- a buscarse socios industriales, pero esa obligaci¨®n parece dif¨ªcilmente aplicable dentro de la l¨®gica misma de Bruselas, pues, ?c¨®mo puede el Estado obligar a un privado a incluir a otros privados dentro del capital de su sociedad?
Las inc¨®gnitas
En definitiva, en nombre de la libertad de competencia se exige falsearla. Adem¨¢s, nadie sabe dentro de cuatro a?os qui¨¦n ser¨¢ el comisario europeo, el ministro de Hacienda y, menos a¨²n, el color pol¨ªtico del Gobierno franc¨¦s. La carta de Areva sigue teniendo todo su valor y de la de Siemens depende el ¨¦xito o del fracaso de la operaci¨®n de relanzamiento autorizada al grupo franc¨¦s. Si Siemens no deja de hablar de la conveniencia de un "Airbus ferroviario" de cara al mercado chino, eso no impide que los franceses est¨¦n convencidos de que su TGV es m¨¢s seguro que el ICE germano y, por lo tanto, creen poder llevarse el gato al agua en lo que se refiere al trayecto entre Shanghai y Pek¨ªn. La verdad es que, visto el ejemplo ofrecido por el AVE de ?lvarez-Cascos entre Madrid y Zaragoza, resulta dif¨ªcil no participar del optimismo franc¨¦s.
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