?Qui¨¦n cuida a los cuidadores?
La Fundaci¨®n Etorkintza asesora por correo electr¨®nico a las 60.000 personas que atienden en casa a enfermos cr¨®nicos
?C¨®mo sobrevivir cuando el ¨²nico contacto con la realidad son las im¨¢genes de televisi¨®n? ?Qu¨¦ hacer para salir del pesimismo? ?Sirve de algo leer cuentos a un enfermo demente postrado en cama? Esta son s¨®lo tres de las decenas de variados interrogantes que pueden pasar por la mente de quienes est¨¢n obligados a cuidar a sus parientes enfermos en la soledad de sus casas. Son los cuidadores. En el Pa¨ªs Vasco hay m¨¢s de 60.0000, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, ratificados por el Eustat. Aproximadamente, el 95% son mujeres, m¨¢s de la mitad esposas e hijas y en menor medida, hermanas, y casi todos han entrado en un proceso de aislamiento social que les sit¨²a al borde de la ansiedad y la depresi¨®n.
Moneo quiere organizar reuniones con cuidadores que sean confidenciales
La Fundaci¨®n Etorkintza, conocida por su trabajo en el campo de las toxicoman¨ªas, tiene en marcha un innovador servicio de car¨¢cter gratuito en el que un equipo de especialistas atiende las demandas de los cuidadores a trav¨¦s del correo electr¨®nico, en la p¨¢gina www.cuidador.com. Tambi¨¦n cuentan con un n¨²mero telef¨®nico (34 94 444 42 49), que ha ido sonando cada vez menos en favor de las consultas en la red. La respuesta es inmediata. La soledad, menor. Se trata de cuidar a los cuidadores.
Florencio Moneo es psiquiatra y asesor m¨¦dico del programa Ayudar a cuidadores. ?l mismo fue un cuidador durante casi una d¨¦cada; primero, de su padre enfermo de c¨¢ncer de h¨ªgado, al que los m¨¦dicos dieron seis meses de vida y vivi¨® cinco a?os sin querer saber nunca de su enfermedad. Nueve a?os m¨¢s tarde, la agon¨ªa durante y a?o y medio de su madre, le volvi¨® a sumir en el aislamiento. Su muerte, le liber¨®. As¨ª lo cuenta, y mientras lo hace, a pesar del tiempo transcurrido, su rostro se estremece en un gesto.
"Todos los casos son parecidos. La sociedad no les tiene en cuenta porque lo que no ves es como si no existiera. S¨¦ bien de lo que hablo. Poca gente tiene dinero suficiente para poder pagar a enfermeros que cuiden de tu padre o de tu madre, o de ambos, todo el d¨ªa. En el mejor de los casos, son horas y horas de atenci¨®n", se lamenta Moneo. Explica que el servicio ayuda a quienes est¨¢n en contacto cotidiano con enfermos graves e incapacitados; discapacitados ps¨ªquicos y enfermos cr¨®nicos en general. Cada paciente, l¨®gicamente, es tratado por los servicios sanitarios correspondientes, seg¨²n el caso.
La p¨¢gina web ha recibido desde su apertura 4.500 visitas. ?Pocas, teniendo en cuenta los casi 60.000 afectados? "Son muchas porque es un colectivo marginado. Todos los que la visitan sufren un problema, no lo hacen por curiosidad. Adem¨¢s, todav¨ªa hay muchas casas sin ordenador, aunque estamos seguros de que este tipo de atenci¨®n es la soluci¨®n a corto plazo", argumenta Moneo. Se da la circunstancia de que muchos cuidadores suplen la carencia de Internet en sus hogares acudiendo a los cibercaf¨¦s o a los KZ Gunea a enviar sus mensajes.
La Fundaci¨®n Etorkintza tiene pendiente realizar un estudio sobre el tipo de consultas y otros datos pero Moneo recuerda de memoria que muchas de las preguntas de los cuidadores inciden en la medicaci¨®n que suministran, o se quejan sobre la p¨¦rdida de amigos, la falta de vacaciones, y alguno, incluso inquiere sobre los derechos de herencia.
"Les decimos que queremos ayudar porque cuidar constantemente a un enfermo ocasiona mucho trabajo, sinsabores, des¨¢nimo, dudas, problemas y enfermedades. Les aconsejamos que lleven a los enfermos al hospital y que ellos mismos vayan al m¨¦dico", comenta.
La p¨¢gina web incluye tambi¨¦n una secci¨®n de noticias m¨¦dicas. Las consultas proceden mayoritariamente del Pa¨ªs Vasco, pero la p¨¢gina ha empezado a tener eco en otros puntos de Espa?a, e incluso en Suram¨¦rica y entre algunos vascos residentes en Estados Unidos.
El programa de Etorkintza para este colectivo ha ido acompa?ado de charlas informativas en distintas localidades, en colaboraci¨®n con algunos ayuntamientos vascos. Entre las previsiones m¨¢s inmediatas est¨¢ el celebrar encuentros con grupos de cuidadores que no excedan de seis "con pactos de confidencialidad" para que la ayuda sea m¨¢s real.
Por el momento, ante la pregunta "?qu¨¦ puedo hacer para salir del pesimismo?", la respuesta es: "Llama por tel¨¦fono a una amiga. Respira hondo. Rel¨¢jate. Piensa activamente en cosas positivas, por ejemplo, que el enfermo est¨¢ recibiendo la ayuda posible. Que el esfuerzo merece la pena".
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