La polic¨ªa y el CNI pierden la pista de 50 radicales islamistas
Las fuerzas de seguridad reconocen que ignoran su paradero por falta de medios
Las fuerzas de seguridad del Estado han perdido la pista a m¨¢s de cincuenta radicales islamistas detenidos en Espa?a entre 1995 y 2004 por falta de medios materiales y humanos, seg¨²n reconocen varios mandos consultados. Un estudio elaborado por las unidades de inteligencia de varios cuerpos establece que el 70% de las 150 personas detenidas en ese periodo qued¨® en libertad provisional o sin cargos. Su control y seguimiento se ha abandonado por falta de recursos. Siete de los autores materiales del 11-M estaban fichados y hab¨ªan sido vigilados ocasionalmente por la polic¨ªa.
El 6 de marzo de 2004, la unidad antiterrorista del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) elev¨® un informe al Ministerio del Interior, entonces dirigido por ?ngel Acebes, en el que se informaba de la desaparici¨®n en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s de un grupo de seis integristas, entre los que figuraba K. L. un argelino detenido en Valencia en 1997, condenado a 10 a?os de prisi¨®n y puesto en libertad tras ganar un recurso presentado ante el Tribunal Supremo.
Tras la r¨¢pida detenci¨®n de Jamal Zougam, propietario de un locutorio en el barrio de Lavapi¨¦s y presunto autor material del ataque, la desaparici¨®n del grupo de radicales islamistas con K. L. a la cabeza despert¨® la atenci¨®n de todos los servicios y aliment¨® la sospecha. ?Por qu¨¦ se hab¨ªan esfumado de sus domicilios y trabajos cinco d¨ªas antes del atentado? ?Ten¨ªan algo que ver con el 11-M?
Durante varios meses los cuerpos policiales han barajado la presunta participaci¨®n de ¨¦stos y otros desaparecidos en el ataque contra los trenes de Atocha. En muchos casos las sospechas eran equivocadas y en otros no se han podido confirmar porque algunos contin¨²an huidos, como Abdelmajid Bochar, el joven que alert¨® a los siete suicidas de la presencia policial en la casa en la que se atrincheraron en la localidad madrile?a de Legan¨¦s. Estaba en contacto con varios de los desaparecidos cuyos nombres figuran en la nota del CNI. Una copia de su pasaporte apareci¨® entre los escombros del piso franco de los terroristas.
Notas como la del CNI del pasado 6 de marzo se remiten con frecuencia a Interior. Se informa de la desaparici¨®n de fundamentalistas, pero se advierte de que se les ha perdido la pista. Las fuerzas de seguridad ignoran el lugar al que se han trasladado porque faltan agentes que los controlen durante las 24 horas del d¨ªa. En el CNI trabajaban entonces menos de 30 agentes dedicados al terrorismo islamista; siete de ellos eran los esp¨ªas que murieron en Bagdad.
Un alto mando policial resume as¨ª la situaci¨®n: "La mayor¨ªa de los que est¨¢n en libertad no sabemos d¨®nde se encuentran. Les perdemos la pista porque con la gente que tenemos s¨®lo nos podemos dedicar a dos o tres asuntos. Tenemos una estructura de juguete". Hasta el 11-M, la polic¨ªa, la Guardia Civil y el CNI contaban con unos 150 agentes dedicados a investigar el terrorismo islamista. Casi la mitad trabajaba en tareas administrativas, en cumplimentar comisiones rogatorias (petici¨®n de auxilio judicial) y en la asistencia a seminarios internacionales.
Movilidad e impunidad
Mohamed Belazziz es un ejemplo de la dificultad que implica perseguir a los presuntos miembros de Al Qaeda. Lleg¨® a Espa?a el 19 de julio de 1992 procedente de Argel. Entr¨® por el aeropuerto de Barcelona con un visado de turista y trabaj¨® en la Mojonera (Almer¨ªa), en Valencia, en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), en ?guilas y Lorca (Murcia), Roquetas de Mar (Almer¨ªa), Echarri Aranaz, Tudela y Cascante (Navarra). Iba y ven¨ªa de una localidad a otra en funci¨®n del trabajo que encontraba. En 1992 fue detenido en Vitoria, en Logro?o en 1994 y en 1997 en Tudela, siempre porque carec¨ªa de papeles y una vez por hurto. Su ¨²ltima detenci¨®n, en septiembre de 2001, fue bajo una acusaci¨®n diferente: se le acus¨® de pertenecer a una c¨¦lula de salafistas.
La polic¨ªa le intervino un diario donde se desped¨ªa de su madre: "Te pido perd¨®n, madre; pido perd¨®n a todos a quienes trat¨¦ mal. (...) Perdonad si he pecado. Voy a morir por Dios y por la patria. (...) Morir por Dios y por la patria es lo m¨¢ximo que se puede hacer". La polic¨ªa asegur¨® que Belazziz pretend¨ªa suicidarse con Nizar Trabelsi, El Negro, en el interior de la Embajada de EE UU en Par¨ªs.
Trabelsi fue detenido en Bruselas y condenado como miembro de Al Qaeda. Reconoci¨® sus planes. Belazziz y sus otros seis compa?eros han sido puestos en libertad sin cargos por la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios tras 28 meses en prisi¨®n preventiva. No se encontraron suficientes pruebas contra ellos. Belazziz se declar¨® inocente y asegur¨® que no entend¨ªa c¨®mo se le pod¨ªa acusar de pertenecer a una banda que "es culpable del asesinato de mi propio hermano y de m¨¢s de 120 personas de mi barrio".
?No era suficiente ese diario en el que anunciaba su suicidio? Jes¨²s Santos, uno de los fiscales de la Audiencia Nacional que investiga el terrorismo islamista, se refiere a "los actos preparativos impunes" que se descubren en la detenci¨®n de algunos sospechosos pero que no sirven como prueba para acusar. "Conseguir pruebas en estos casos entra?a una gran dificultad. La falsificaci¨®n de documentos, tarjetas de cr¨¦dito y otros actos preliminares no son suficientes". Pedro Rubira, uno de los fiscales que mejor conoce el funcionamiento de estas c¨¦lulas, coincide en el diagn¨®stico. "Si se les detiene antes del atentado muchas veces las pruebas no bastan. El problema es llegar tarde. Entre los actos preparativos y la acci¨®n terrorista a veces hay poco tiempo".
Santos calcula que alrededor del 10% de los que quedan en libertad provisional se dan a la fuga. "La mayor¨ªa acuden a las presentaciones y a veces nos sorprende que lo hagan sabiendo que tienen el riesgo de ir a prisi¨®n". Pero cuando las comparecencias terminan los sospechosos desaparecen del control policial. Los cuerpos de seguridad tienen fichados a m¨¢s de 300 radicales islamistas. Hoy permanecen en prisi¨®n 51 presuntos miembros de Al Qaeda.
Europa se blinda y se refuerza
La falta de medios para combatir al terrorismo islamista en Espa?a antes del 11-M contrasta con las medidas adoptadas tras el 11-S en otros pa¨ªses europeos. En el Reino Unido, uno de los principales objetivos de Al Qaeda, el Gobierno de Tony Blair reforz¨® con 400 nuevos agentes sus servicios secretos, el MI5 y MI6, para combatir la amenaza de Al Qaeda. Fuentes de estos servicios aseguran que en ese pa¨ªs hay 1.500 ex muyahidin, antiguos combatientes en Afganist¨¢n, Bosnia o Chechenia, que suponen una potencial amenaza. Los brit¨¢nicos han elegido a un centenar, "los m¨¢s peligrosos", y se han propuesto investigarlos en profundidad. A cada uno le han asignado entre 15 y 20 agentes que les vigilan y controlan durante las 24 horas del d¨ªa.
?Cu¨¢ntos ex muyahidin hay viviendo en Espa?a? Nadie sabe responder a esa pregunta. Los servicios de inteligencia reconocen que lo ignoran y ahora se plantean hacer un censo. S¨®lo desde Afganist¨¢n regresaron 15.000 combatientes a varios continentes, muchos de ellos a Europa, seg¨²n un informe de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n. Se cree que aqu¨ª hay varias decenas repartidos por diversas comunidades.
Alemania ha reforzado tambi¨¦n sus servicios de inteligencia. La polic¨ªa criminal BKA dedic¨® a un equipo de 600 hombres a investigar c¨®mo se planific¨® desde su territorio el 11-S.
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