'El d¨ªa de ma?ana' viene muy fr¨ªo
El catastrofismo ante el cambio clim¨¢tico tiene bases reales en la emisi¨®n indiscriminada de gases
"S¨ª, hay constancia de cambios bruscos de temperatura en la historia del clima. El ¨²ltimo ocurri¨® hace 11.000 a?os". Luis Balair¨®n, investigador del Instituto Espa?ol de Meteorolog¨ªa y experto espa?ol en el Panel Internacional del Cambio Clim¨¢tico (IPCC), considera que, de todas formas y pese a su rapidez, el cambio clim¨¢tico de entonces no pudo ser tan r¨¢pido como el que se narra en El d¨ªa de ma?ana, la ¨²ltima pel¨ªcula del g¨¦nero catastrofista. En esta apocal¨ªptica cinta se llama la atenci¨®n sobre los devastadores efectos que la actividad humana puede estar teniendo en el clima.
"La pel¨ªcula me ha gustado", dice Balair¨®n, "pero su error cient¨ªfico es que eso no puede ocurrir en tan poco tiempo. El fondo, que cuando el sistema energ¨¦tico del clima se altera bruscamente produce respuestas no lineales, es real".
La producci¨®n de energ¨ªa es la clave del problema. Hay que optar por las energ¨ªas limpias
"El fondo de la pel¨ªcula es real: un cambio podr¨ªa helar el hemisferio norte"
El cu¨¢nto tiempo y c¨®mo afecta la actividad humana en el clima son las piedras angulares de las discusiones en torno al Protocolo de Kioto. En esta ciudad japonesa se reunieron 180 pa¨ªses en 1997 para tratar de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Se acord¨® que Jap¨®n deb¨ªa reducir un 6%; EE UU, un 7%, y la Uni¨®n Europea, un 8%.
Nuestro planeta es un invernadero espacial gracias a los gases que contiene su atm¨®sfera, que permiten que la temperatura se mantenga dentro de unos l¨ªmites que hacen posible la vida, a diferencia de lo que ocurre en Marte, por ejemplo, donde las diferencias de temperatura entre el d¨ªa y la noche son de centenares de grados. Pero, desde la Revoluci¨®n Industrial, la quema de carb¨®n y petr¨®leo ha hecho que las part¨ªculas de CO2 en la atm¨®sfera, entre otros GEI, se hayan incrementado vertiginosamente. Por eso, los cient¨ªficos, reunidos en torno al IPCC, de Naciones Unidas, han propuesto reducir las emisiones de estos gases para evitar un excesivo calentamiento global.
Jer¨®nimo L¨®pez, profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y experto en climas del pasado, afirma que "como nos encontramos en un periodo interglaciar, es normal que la temperatura est¨¦ aumentando, pero lo que no sabemos es cu¨¢nto de ese aumento es natural y cu¨¢nto corresponde a la actividad humana. En todo caso, parece estar m¨¢s claro cada vez que hay una parte del aumento que es efecto antr¨®pico, humano".
Si no se reducen las emisiones, ?qu¨¦ puede pasar? Los investigadores coinciden en dos cosas: no est¨¢ claro y, en todo caso, no puede ser bueno. El clima obedece a tantas variables que no es posible determinar qu¨¦ pasar¨¢ si seguimos calentando el aire como hasta ahora. La tesis de la pel¨ªcula, que el cambio produzca un enfriamiento brusco que convierta el hemisferio norte en una capa de hielo, "podr¨ªa suceder", dice Balair¨®n. La corriente del Golfo es lo que hace que el clima sea templado en Europa, as¨ª que un enfriamiento brusco de la corriente, producido por el derretimiento de los hielos del Polo Norte, "nos mete en el cap¨ªtulo de las sorpresas clim¨¢ticas; si alteramos los interruptores del clima los modelos no funcionan".
Antonio Ruiz de Elvira, experto en clima y catedr¨¢tico de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, asegura que "si seguimos calentado el Polo Norte no se formar¨¢ hielo, se fundir¨¢ y subir¨¢ el nivel del mar hasta seis metros. Eso significa muchos kil¨®metros de costa que desaparecer¨¢n... Tenemos un problema muy grave. No hay que asustar, pero hay que contar la realidad".
El vicepresidente de EE UU en la pel¨ªcula, f¨ªsicamente muy parecido al real, dice en una de las reuniones, antes de la cat¨¢strofe: "S¨ª, el clima es muy delicado, pero nuestra econom¨ªa lo es a¨²n m¨¢s". La cuesti¨®n, pues, es determinar cu¨¢nto cuesta aplicar el Protocolo de Kioto. Seg¨²n la CEOE, unos 5.000 millones de euros a las empresas espa?olas. Para Arturo Gonzalo Aizpiri, secretario general para la Prevenci¨®n de la Contaminaci¨®n y el Cambio Clim¨¢tico, "el coste ser¨¢ de 500 a 1.000 millones de euros anuales, menos del 0,1% del PIB. Pero la otra pregunta que hay que plantearse es: ?cu¨¢nto cuesta no hacerlo?".
La eficiencia energ¨¦tica, un arma imprescindible para luchar contra el cambio clim¨¢tico, ha descendido en Espa?a en los ¨²ltimos a?os. "El consumo de electricidad", precisa Aizpiri, "ha crecido al doble que el PIB, un 5,7% frente a un crecimiento econ¨®mico del 2,8%. Kioto le pone el cascabel al gato y nos obliga a cumplir una asignatura pendiente".
Y es que la producci¨®n de energ¨ªa es la clave de este problema. "Con m¨¢s del 80% de dependencia energ¨¦tica del exterior", dice Aizpiri, "la econom¨ªa espa?ola har¨¢ aguas a medio plazo si hay altos precios energ¨¦ticos. Y, adem¨¢s, Espa?a est¨¢ m¨¢s expuesta al cambio clim¨¢tico que otros lugares, por la desertificaci¨®n. Vivimos del litoral y podemos perderlo, y parece que esto no va con nosotros. Hay que aprovechar el Protocolo para hacer los cambios necesarios".
El Protocolo de Kioto, del que la UE es principal valedor, determin¨® que los pa¨ªses que m¨¢s GEI emitiesen ten¨ªan que reducir sus emisiones. La UE se comprometi¨® a recortarlas, para 2012, un 8% con respecto a 1990, pero Espa?a, que part¨ªa de unos niveles de emisi¨®n m¨¢s bajos que otros miembros, podr¨ªa aumentar sus emisiones un 15%. Sin embargo, se han incrementado un 38%, mientras que Alemania las ha reducido un 18% y el Reino Unido, un 12%.
El 31 de marzo era la fecha l¨ªmite para presentar en Bruselas el Plan Nacional de Asignaci¨®n, que debe determinar c¨®mo afecta la reducci¨®n y c¨®mo se distribuye entre los principales afectados: los sectores sider¨²rgico, el¨¦ctrico y petrolero, cementeras y productores de cal, vidrio, cer¨¢mica y papel. En enero de 2005 entra en vigor el mercado comunitario de derechos de emisi¨®n, y para entonces el pastel ha de estar repartido y las cantidades asignadas. El Gobierno socialista ha pedido una pr¨®rroga a Bruselas. "Las autoridades comunitarias han entendido perfectamente nuestra necesidad de tiempo adicional y han elogiado nuestro compromiso con Kioto", dice Aizpiri.
Pero hacer s¨®lo las cuentas de cu¨¢nto costar¨¢ el Protocolo no es suficiente. "Cada vez es m¨¢s evidente que habr¨¢ otros gastos", subraya Juan L¨®pez de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace. "Las empresas aseguradoras lo han puesto de manifiesto, y los riesgos por cat¨¢strofes naturales asociadas al cambio clim¨¢tico est¨¢n aumentando espectacularmente. Hay quien ve Kioto como problema y es una oportunidad: hay industrias que se van a desarrollar, como las energ¨ªas limpias, que adem¨¢s generan mucho m¨¢s empleo que las energ¨ªas tradicionales".
Para Joaqu¨ªn Nieto, secretario confederal de Medio Ambiente de CC OO, "la gran lecci¨®n de la pel¨ªcula es que hay que hacer caso a los cient¨ªficos, lo que hoy no ocurre, particularmente en el caso del Gobierno Bush-Cheney. La denuncia de la ceguera pol¨ªtica ante lo que se nos viene encima no es exagerada, sino necesaria".
Libre tr¨¢nsito de humos
El presidente de Arcelor, la mayor productora de acero del mundo y una de la empresas m¨¢s perjudicadas por el Protocolo de Kioto, ha declarado que podr¨ªa irse de Europa si tiene que pagar por sus emisiones. Seg¨²n Guy Doll¨¦, presidente del consejo de direcci¨®n de la compa?¨ªa, es necesario flexibilizar el principio de quien contamina paga. La empresa ha amenazado con instalar las f¨¢bricas de producci¨®n en zonas m¨¢s baratas y que, de acuerdo con Kioto, tienen margen para incrementar sus emisiones, como China y Brasil, y dejar en Europa los centros con mayor valor a?adido y menos humos.
Por ello, Arcelor plante¨® el 15 de enero pasado un recurso ante el Tribunal de Luxemburgo contra la aplicaci¨®n del Protocolo de Kioto en la UE. Para esta compa?¨ªa, si hay libre tr¨¢nsito de mercanc¨ªas, capitales y personas, deber¨ªa haberlo tambi¨¦n para otras materias primas, y los derechos de emisi¨®n de gases de efecto invernadero se han convertido en una materia prima. El hecho de que las cuotas de emisi¨®n est¨¦n repartidas por pa¨ªses, impide poder pasar de uno a otro, "lo que permite", dice un portavoz de la empresa, "trasladar la producci¨®n de Galicia a C¨¢diz, pero no de B¨¦lgica a Francia, aunque est¨¦ m¨¢s cerca. Y eso, a nuestro juicio, rompe la unidad europea".
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