El t¨ªtulo m¨¢s sufrido
El Bar?a hace valer su tremendo potencial en el ¨²ltimo minuto del quinto partido y supera la heroica resistencia de Estudiantes
Le han hecho falta cinco partidos ag¨®nicos, todo el sufrimiento del mundo, algo de ¨¦pica por parte de Navarro, una aparici¨®n inesperada a ¨²ltima hora por parte de De la Fuente, la suerte de los campeones y cierto derrumbe f¨ªsico-intelectual de sus heroicos rivales en los ¨²ltimos dos minutos de la agotadora serie. Pero al final, el Barcelona reedita su condici¨®n de campe¨®n con el merecimiento que otorga un sistema que no admite la injusticia. Muchos son los que opinan que la larga y en muchas ocasiones tediosa temporada regular sirve para bien poco. Mir¨¢ndolo fr¨ªamente, despu¨¦s de 34 jornadas obtener como bot¨ªn disputar un hipot¨¦tico quinto partido a favor de corriente no parece mucho, pero es mucho m¨¢s de lo que parece. Si en el asunto est¨¢ metido el Bar?a, la cuesti¨®n adquiere a¨²n mayor protagonismo, como bien se ha demostrado. Buscando una raz¨®n principal donde basar el porqu¨¦ de su ¨¦xito la encontramos en la complicaci¨®n que supone arrancarle un triunfo ante su p¨²blico. Existen suficientes argumentos para pensar que esta final con la ventaja de campo al otro lado del r¨ªo hubiese sido bien distinta, pero los azulgrana se lo hab¨ªan ganado a pulso y ni un admirable Estudiantes, teniendo tres claras oportunidades, ha conseguido lograrlo.
BARCELONA 69 - ESTUDIANTES 64
Barcelona: Ilievski (6), Fucka (8), Bodiroga (14), Navarro (11), Due?as (9) -cinco inicial-, Femerling (1), De la Fuente (17), Grimau (3), Drejer y Nacho Rodr¨ªguez.
Estudiantes: Brewer (9); Reyes (13), Jim¨¦nez (12), Jasen (2), Iturbe (7) -cinco inicial-, Loncar (6), Azofra (5), Patterson (8), Rodr¨ªguez (2).
Arbitros: Sancha, Mart¨ªn y P¨¦rez Pizarro. Excluyeron por cinco personales a Due?as (m. 39), Fucka (m. 40), Azofra (m. 40) e Iturbe (m. 40), y por personal descalificante a Brewer e Ilievski, por enzarzarse en una trifulca tambi¨¦n en el minuto 40.
Quinto y definitivo partido disputado en el Palau Blaugrana de Barcelona ante unos 8.000 espectadores.
La infinita capacidad de lucha del equipo colegial engrandeci¨® el nuevo triunfo azulgrana
La decisiva canasta de De la Fuente plasma la val¨ªa de los secundarios en ambos conjuntos
El t¨ªtulo se lo lleva uno, pero en esta ocasi¨®n los honores deben ser compartidos. Dos no discuten si uno no quiere o no puede, no hay gran campe¨®n sin adversario a la altura. Para comprender el rostro de tremenda felicidad de los jugadores azulgrana al terminar el encuentro hay que volver la cara hacia el otro lado y rendirse al colosal esfuerzo de Estudiantes. Con una plantilla que necesitar¨ªa una mano de pintura, dos norteamericanos lejos de marcar diferencias y razones para el cansancio despu¨¦s de tener que pelear a muerte con el Real Madrid y el Tau, Estudiantes consigui¨® lo que durante unos a?os no han podido otros equipos m¨¢s ilustres. Plantar cara a los mejores, subirse a sus barbas, hacerles sentir el miedo y en muchos momentos superarles con todas las de la ley hasta brindarnos una de las mejores finales que se recuerdan. Ahora que respiran tranquilos, el Bar?a debe agradecer al Estudiantes su falta de conformismo, su grandeza al no dar nunca la serie por perdida, su infinita capacidad de lucha. Esto, m¨¢s que su propia actuaci¨®n, algo lejos de lo que se puede esperar, es lo que de verdad engrandece su nuevo t¨ªtulo.
El partido definitivo result¨® un gran colof¨®n a todas las emociones vividas en los ¨²ltimos ocho d¨ªas. Del buen juego hubo pocas noticias, que pr¨¢cticamente se agotaron con el buen primer cuarto del Bar?a, pero otra cosa mejor tampoco se pod¨ªa esperar. Escarmentado con lo ocurrido en el cuarto partido, donde una alineaci¨®n in¨¦dita fue el principio del desastre, esta vez Pesic se dej¨® de experimentos y puso lo mejor en la pista. Y vaya que si se not¨®, sobre todo por la presencia de Due?as, ante el que choc¨® una y otra vez Felipe Reyes. Felipe tiene ante s¨ª un reto que debe interiorizar. Si quiere convertirse en una aut¨¦ntica figura, en un jugador desequilibrante, debe hacerse con un tiro de 3-4 metros fiable. Si lo consigue, manteniendo su fiereza, rapidez y ambici¨®n, dar¨¢ el salto cualitativo que necesita para crecer hasta donde puede y debe. Durante toda la final ha sufrido su falta de confianza en el lanzamiento, que le ha obligado a buscarse la vida en terrenos donde Due?as o Femerling se hacen fuertes. Entre eso y un Brewer demasiado pendenciero el Bar?a, por una vez, pudo dar el primer golpe en la mesa (24-11).
El segundo cuarto se inici¨® con un intercambio de imprecisiones y los primeros atisbos que el gran hombre de esta final, Nikola Loncar, no estaba en uno de sus mejores d¨ªas. Perseguido con sa?a, dist¨® mucho de lo que nos ha acostumbrado ¨²ltimamente y ech¨® un enorme borr¨®n a su casi intachable andadura por estos playoffs. Para contrarrestar, el meridiano de este cuarto trajo la peor noticia que puede esperar un aficionado cul¨¦. Navarro, santo y se?a del equipo, el hombre del que se espera siempre el milagro, se lesionaba de cierta entidad. Un escalofr¨ªo recorri¨® el Palau, acrecentado por la observaci¨®n del Bodiroga m¨¢s gris de los ¨²ltimos tiempos. La ausencia de Navarro no tuvo efecto inmediato, sino progresivo. Se fue al vestuario con un 26-15 y no tuvo m¨¢s remedio que volver medio cojeando cuando los nubarrones se adue?aron del Bar?a (39-36, en el minuto 6 del tercer cuarto). Diez minutos despu¨¦s, la cosa segu¨ªa igual (triple de Azofra, 56-54, con seis minutos por jugarse).
En una final sin grandes nombres, desaparecido Loncar, lesionado Navarro, inconstante Bodiroga, no es de extra?ar que el final del partido, la decisi¨®n de la serie, recayese en manos inesperadas. Restando 59 segundos, el mejor jugador del partido, Rodrigo de la Fuente, clav¨® un triple que dej¨®, ciento noventa y nueve minutos despu¨¦s, sin respuesta a Estudiantes (66-60). En la canasta de De la Fuente recogieron su recompensa todos los jugadores secundarios pero fundamentales que tienen ambos equipos y que realmente han sido los grandes art¨ªfices de esta extraordinaria final.
La temporada ACB echa el cierre y desde ma?ana las miradas apuntan hacia Atenas. El Bar?a, con t¨ªtulo incluido, tiene motivos para la reflexi¨®n. Si definitivamente Bodiroga emigra se le presenta una buena oportunidad de dar un golpe de tim¨®n sobre su conservador estilo de juego que va en contra de las caracter¨ªsticas de muchos de sus jugadores. En cuanto al Estudiantes, superada su frustraci¨®n, les queda un verano de reconocimiento. Cuando llegas a estas alturas, los grandes desaf¨ªos crean adicci¨®n, pero para poder volver a disfrutarlos no les vendr¨ªa mal algunos ajustes. Lo que no es ¨®bice para rendirse a una plantilla que ha elevado la final de la Liga ACB a la categor¨ªa que le corresponde.
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