Italia no se mueve
Lejos de poner los medios para que brillen futbolistas como Totti, se les obliga a jugar en el ¨¢rido f¨²tbol que predican t¨¦cnicos como Trapattoni
Italia comenz¨® su aventura en la Eurocopa con su tradicional declaraci¨®n de principios: jug¨® mal y sufri¨® una pesadilla ante Dinamarca, un equipo de mucho m¨¦rito. Un pa¨ªs peque?o, sin apenas equipos profesionales, se ha acostumbrado a producir buenos jugadores, magn¨ªficos en ocasiones. En su palmar¨¦s tiene la Eurocopa 92, aquel triunfo de aire hippie que consagr¨® el f¨²tbol dan¨¦s. Hay en Dinamarca una mezcla de escuelas. A la voluntad n¨®rdica a?ade el peso de la influencia holandesa, evidente en unos futbolistas que encuentran en Amsterdam, Eindhoven y Rotterdam el destino natural en sus primeros a?os de carrera. All¨ª triunfaron aquellos Arnessen y Lerby, como lo han hecho Tomasson o Romedahl, dos de los principales jugadores de la actual selecci¨®n danesa. Se trata, en definitiva, de un equipo respetable que puso en evidencia a Italia. El empate dice poco del partido. Visto lo que sucedi¨®, es un resultado muy satisfactorio para la selecci¨®n de Trapattoni.
El punto de partida de Italia es decepcionante para sus mejores jugadores y para su religiosa hinchada, que traga con todo. Lejos de poner los medios para que brillen futbolistas como Totti, se les obliga a jugar en el ¨¢rido f¨²tbol que predican entrenadores como Trapattoni, representante de una escuela que se niega a capitular. Es una cultura impregnada hasta el hueso del f¨²tbol italiano. A Sacchi se le consider¨® un ateo y ahora se mira con desconfianza el ¨¦xito del Milan, un ¨¦xito que tiene el valor de lo contracultural. ?De qu¨¦ otra manera se puede calificar a un equipo que juega con Pirlo como medio centro, con Kak¨¢ como media punta, con dos delanteros -Shevchenko y Tomasson- y con Seedorf en el centro del campo? Se dice que el ¨¦xito genera moda, y m¨¢s en Italia que en ninguna otra parte, pues ¨¦sa era la defensa que se hac¨ªa del catenaccio: aburr¨ªa pero daba buenos resultados. Ahora el Milan gana, divierte, contraviene los principios sagrados y no genera moda. Se le rechaza: no es esencialmente italiano.
La alineaci¨®n explicaba los problemas de Italia. El centro del campo estaba integrado por Camoranesi, Cristiano Zanetti y Perrotta. La posibilidad de armar un f¨²tbol decente con esos jugadores es nula. No hay manera de conectarles con Totti, ni con Vieri, ni con el deca¨ªdo Del Piero, cuyo cr¨¦dito se reduce a?o a a?o. Trapattoni le da tratamiento de titular para evitarse conflictos y debates. Pero resulta m¨¢s feo ver a Del Piero exiliado en la banda izquierda, anulado para el juego y convertido en un futbolista irrelevante. Con esa alineaci¨®n, Italia fracas¨® en el primer tiempo y s¨®lo consigui¨® dividir algo el partido en el segundo tiempo. Demasiado poco, como casi siempre. Va en el estilo de una selecci¨®n que progresar¨¢. Habr¨¢ pol¨¦mica y Trapattoni atender¨¢ a las sugerencias: entrar¨¢ Pirlo, sacar¨¢ a Del Piero de la alineaci¨®n y, poco a poco, Italia har¨¢ camino. As¨ª lo dice la historia.
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