De defenestrado a h¨¦roe
Otto Rehhagel ha pasado de 'prejubilado' a gestor del mayor ¨¦xitode Grecia: superar a Portugal, la anfitriona, en la inauguraci¨®n
Otto Rehhagel fue recibido por los hinchas griegos como un nuevo Agamen¨®n. Terminaba el entrenamiento vespertino y el grupo de seguidores del Hellas le dedic¨® un canto m¨¢s fragoroso que al propio Tsartas: "?Otto, Otto, Reagghel...akis!".
El alem¨¢n ha pasado de un estado prejubilatorio en su pa¨ªs a convertirse en el t¨ªpico entrenador que concentra toda la atenci¨®n de un equipo. Desde que fue contratado por la federaci¨®n griega, en octubre de 2000, no dej¨® de meterse en l¨ªos. De la mano de su esposa Beate, su m¨¢xima consejera, este hombre de 60 a?os empe?¨® toda su tenacidad en demoler las viejas estructuras atenienses.
Despu¨¦s de librar un sinn¨²mero de batallas burocr¨¢ticas, los resultados de su equipo mecanizado han comenzado a dar frutos. Para Rehhagel no fue gratuito. Antes de la victoria contra Espa?a, en Zaragoza, estaba en la cuerda floja. Lo apuntalaron para destituirle. Pero aqu¨¦l 0-1 cambi¨® su historia y la de una selecci¨®n que ha puesto patas arriba el campeonato. Ma?ana se vuelve a enfrentar a Espa?a, en esta oportunidad en Oporto.
Fue despedido de cinco equipos antes de que los federativos helenos se fijaran en ¨¦l
El ciclo profesional de Rehhagel parec¨ªa agotado cuando se march¨® del Werder Bremen. Despu¨¦s de dirigir al club desde 1981 hasta 1995, tras ganar una Copa de la UEFA al M¨®naco de Ars¨¨ne Wenger, una Copa alemana y dos Bundesligas, divis¨® el final del camino. Fue contratado por varios equipos en crisis y fue despedido en cinco ocasiones. Nadie m¨¢s se fij¨® en ¨¦l para iniciar un proyecto nuevo. Hasta que aparecieron los griegos.
En la federaci¨®n griega, Rehhagel descubri¨® que se met¨ªa en el coto de los tres grandes clubes de Atenas: el AEK, el Panathinaikos y el Olimpiakos. Para firmar su contrato, y tras estudiar la situaci¨®n, puso una condici¨®n: el control total sobre la selecci¨®n. La criba de funcionarios y el choque con la prensa, partidaria de los clubes, fue inmediato. Ante la crisis, la falta de resultados inmediatos no le ayud¨®. Pero el t¨¦cnico se aferr¨® a una idea elemental: contar b¨¢sicamente con jugadores de los clubes atenienses y entrenarlos durante mucho tiempo. Ah¨ª est¨¢n Seitaridis, Nikopolidis, Venetidis, Kapsis y Zagorakis para dar prueba de su fe. Rehhagel los prefiere a ellos antes que a Nikolaidis, el delantero del Atl¨¦tico, y los que juegan en el M¨®naco. El efecto ha sido afeitar automatismos, ajustar movimientos defensivos, lograr una coordinaci¨®n perfecta para presionar, robar la pelota, procurar jugarla con la mayor sencillez posible para no perderla y contragolpear.
En el entrenamiento de ayer, Rehhagel no dijo ni una palabra. Fue una cl¨¢sica pr¨¢ctica suya. Diez contra diez en un campo reducido, partidillo tras partidillo y as¨ª durante dos horas. El ¨²nico t¨¦cnico que peg¨® una voz fue Ioannis Topalidis, su ayudante y traductor. Topalidis era un entrenador de cuarta categor¨ªa, griego criado en Alemania, rescatado por Rehhagel contra el criterio de la federaci¨®n. El traductor y su esposa, que oficia de psic¨®loga en la sombra, son sus m¨¢ximos baluartes, adem¨¢s de Goethe. El seleccionador griego es un rom¨¢ntico que no suelta el Fausto ni para hacer la alineaci¨®n.
En el entrenamiento de ayer se entrevi¨® lo que puede hacer Grecia contra Espa?a. Fue un simulacro en el que el equipo te¨®ricamente suplente se par¨® como la selecci¨®n de I?aki S¨¢ez. Nikopolidis, en la porter¨ªa; en la zaga se colocaron Zeitanidis, Dellas, Kaspsis y Fysas; Papadopoulos y Yannacopoulos formaron un medio centro muy cerrado en torno a la figura del calvo Basinas, que distribuye y cierra, y en el ataque Tsartas jug¨® por detr¨¢s de Vryzas.
Al terminar la pr¨¢ctica, Nikolaidis dijo que lo que m¨¢s le gusta de Espa?a es su banquillo: "Ah¨ª tiene lo mejor, a Fernando Torres y a Valer¨®n, los futbolistas m¨¢s resolutivos de su plantilla".
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