Afligidos y aflojados
La falta de contundencia de los centrales reabre el debate sobre c¨®mo se defiende el conjunto espa?ol
Charisteas, un poderoso delantero centro de 24 a?os de edad, 1,90 metros de estatura y 82 kilos de peso, suplente en el Werder Bremen, al que lleg¨® recomendado precisamente por Otto Rehhagel, su seleccionador, denunci¨® en un partido oficial los problemas defensivos que se le supon¨ªan al equipo espa?ol. El ariete intimid¨® nada m¨¢s empezar a Ra¨²l Bravo, que se espant¨® y renunci¨® a progresar por su banda; despu¨¦s se bati¨® con los dos centrales, tanto con Helguera como con Marchena, y al final se anticip¨® a Puyol en el gol del empate.
La jugada de las tablas ratific¨® la dificultad de la zaga espa?ola para combatir el juego a¨¦reo, su falta de f¨ªsico, y reaviv¨® el debate abierto por la falta de centrales solventes y la convocatoria a ¨²ltima hora tanto de Juanito como posteriormente de Capdevila para sustituir a Salgado, lesionado. I?aki S¨¢ez ha probado varias parejas y ninguna acaba de cuajar. Garc¨ªa Calvo, Juanito, Marchena, Helguera, C¨¦sar y Puyol se han combinado con distinta suerte hasta que se apost¨® por el d¨²o Marchena-Helguera.
Marchena, baja ante los lusos, es bueno, pero suele jugar con Ayala, uno de los mejores del mundo
Helguera dif¨ªcilmente intimida a los contrarios, que le ven como un libre a la vieja usanza
Marchena, que no podr¨¢ jugar contra Portugal por sanci¨®n, es un buen central. Haberle ganado el puesto a un veterano como Pellegrino en el Valencia le avala frente a otras opciones. Ocurre, sin embargo, que est¨¢ acostumbrado a actuar con Ayala como pareja y el argentino est¨¢ considerado uno de los mejores del mundo en su puesto. Marchena acompa?a muy bien y completa la pareja estupendamente. En la selecci¨®n, por el contrario, juega con Iv¨¢n Helguera, un jugador con vocaci¨®n ofensiva al que le gusta descolgarse, reciclado como defensa, pese a que la colocaci¨®n no es precisamente uno de sus puntos fuertes.
Aunque no le disguste el puesto y el equipo se sienta a gusto con el madridista, Helguera dif¨ªcilmente intimida a los rivales, que le ven m¨¢s como un libre a la vieja usanza, dispuesto a cabecear frontalmente y a sacar la pelota, sobre todo cuando sus cambios de orientaci¨®n son m¨¢s necesarios, cosa que ocurre especialmente cuando juega Baraja. Entre Helguera y Marchena, por lo dem¨¢s, no siempre suman los kilos necesarios ni dan la talla suficiente para defender las jugadas de estrategia.
"Nos falta contundencia defensiva", argumentaba ayer mismo un titular a la salida del estadio; "a la que nos tiran un c¨®rner o una falta, nos meten en problemas". Aunque no acostumbra a conceder demasiadas ocasiones, la selecci¨®n acaba siendo v¨ªctima reiteradamente de errores defensivos o lapsus m¨¢s que de fallos de coordinaci¨®n. En el gol recibido frente a Grecia hubo un poco de todo: falta de altura y de poder¨ªo y dificultad tanto para contrarrestar el centro como para entender cu¨¢l es la funci¨®n de los laterales cuando los centrales se comen la pelota.
Puyol ha recuperado su puesto natural de lateral derecho y viene actuando con solvencia en el torneo. El asunto que se plantea es si su presencia en el eje de la zaga podr¨ªa dar m¨¢s poder intimidatorio al equipo y m¨¢s capacidad para combatir el juego a¨¦reo, una de las pocas suertes en la que tambi¨¦n flojea el portero, Casillas. El desplazamiento de Puyol obligar¨ªa, sin embargo, a buscar un nuevo lateral derecho y S¨¢ez prefiri¨® citar a un zurdo como Capdevila antes que a un diestro como Manuel Pablo porque dio la titularidad en la izquierda a Ra¨²l Bravo. Otra alternativa es recurrir a C¨¦sar, mejor cabeceador y que ya tuvo una actuaci¨®n destacable en el partido de la repesca, en Oslo, contra Noruega, o apostar por Juanito.
A la dificultad que tienen los centrales para rechazar las pelotas cruzadas se une, por otra parte, la limitaci¨®n del papel de los laterales, que doblan ocasionalmente a los volantes. Puyol ha sido en este sentido m¨¢s ofensivo que Ra¨²l Bravo, al que se le supone m¨¢s capacidad para progresar por su carril. El defensa del Madrid se presenta como un recurso de emergencia, como lo era Puyol, para un puesto maldito en la selecci¨®n desde la salida de Sergi y que se ha tragado a jugadores como Romero, Aranzabal, Juanfran y, de alguna manera, al propio Capdevila, m¨¢s ofensivo que defensivo.
Los problemas en el juego a¨¦reo se extienden igualmente al ¨¢rea contraria. Dellas, suplente en Roma, ofici¨® como un central muy solvente, inaccesible para los cabeceadores espa?oles, que son muy pocos, nulos pr¨¢cticamente si se resta a Morientes y Helguera.
A S¨¢ez le toca ahora mover ficha. Resulta sorprendente que una selecci¨®n como Grecia pueda hacer que Espa?a entre en problemas tanto con el marcador a cero como incluso con ventaja. Y la ¨²nica manera de relativizar los problemas defensivos es preguntarse por qu¨¦ el seleccionador no dio m¨¢s vuelo a la l¨ªnea ofensiva. Espa?a estuvo un tiempo detr¨¢s de Grecia y no supo conservar la pelota despu¨¦s de haberla puesto en el marco rival. Igual la soluci¨®n est¨¢ en limitar la faena de la defensa, vendida igualmente por la presencia de un solo volante de contenci¨®n, en vez de exigirla como ayer hizo Charisteas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.