Las ni?as con los ni?os
No conoc¨ª m¨¢s que la coeducaci¨®n, que se llamaba: ni?os y ni?as en la misma clase. Dur¨®, como mi libertad, lo que la Rep¨²blica: un suspiro. Volvi¨® parcialmente con la extra?a "transici¨®n" que nunca termina, y ahora todav¨ªa el Consejo Escolar trata de impedir la separaci¨®n que rige en colegios sostenidos con fondos p¨²blicos. Si los socialistas fueran lo que fueron, la ley no se limitar¨ªa a los subvencionados, sino a todos, privados o no. No tiene sentido la separaci¨®n de sexos: fue una inferiorizaci¨®n para la mujer. Los socialistas no se atreven: algo le pas¨® a Allende en un momento hist¨®rico (se debe ver en Machuca, pel¨ªcula chilena), algo a los de abril en Portugal. Cuando se habla de atajar la "violencia de g¨¦nero", me parece que es fundamental que se conozcan y se identifiquen desde la infancia. Estoy, al fin, de acuerdo con los obispos espa?oles, que dicen que la polic¨ªa y la ley no son suficientes porque el problema est¨¢ "en la intimidad, en los principios morales y en las relaciones de las personas". Est¨¢ bien, t¨ªos. Pero habr¨¢ que saber cu¨¢les son los principios morales que tienen ellos, y que pueden ser enormemente, inmensamente distintos de los m¨ªos y de algunas otras personas. La discriminaci¨®n con respecto a la mujer en cuestiones de sacerdocio me parece que les invalida para hablar de las igualdades, aunque yo no deseo que haya sacerdotisas ni sacerdotes porque est¨¢n embrollando mucho la cuesti¨®n de la sociedad. De la intimidad no deben saber nada, por el horror del celibato en el que viven, o en la convivencia de hombres con hombres y mujeres con mujeres en sus cenobios, donde a veces surgen agrias disputas, como las de los hogares m¨¢s o menos cristianos.
Cierto que otras personas piensan lo distinto que yo; ayer en este peri¨®dico se public¨® una carta de la Plataforma en Defensa de la Asignatura de Religi¨®n que anunciaba que se hab¨ªan enviado al Gobierno 400.000 firmas en su defensa. Es una l¨¢stima, pero quieren privar a sus hijos de la libertad de elegir. Lo malo es que con ello priven a los dem¨¢s. Recuerdo que en los lejanos tiempos en que Francia discut¨ªa la ense?anza laica, los defensores de la religi¨®n ped¨ªan la "Escuela Libre". Son sus eufemismos, sus equ¨ªvocos: cuando se tramitaba la segunda ley del divorcio -la primera tambi¨¦n fue la de la Rep¨²blica-, los que lo negaban defend¨ªan "la libertad del matrimonio hasta la muerte". Como si alguien fuera a divorciarles a la fuerza. M¨¢s quisieran algunos que no se atreven.
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