El Consejo Escolar pide que cada colegio se comprometa a formar en la igualdad
Los profesores lamentan la falta de formaci¨®n y materiales espec¨ªficos
El Gobierno pidi¨® a la comunidad educativa que analizara, y enmendara, llegado el caso, el cap¨ªtulo sobre educaci¨®n del anteproyecto de ley integral contra la violencia hacia las mujeres, y as¨ª lo han hecho. El Pleno del Consejo Escolar del Estado, donde se re¨²nen las organizaciones mayoritarias de padres, profesores y alumnos, as¨ª como la Administraci¨®n, se convoc¨® el viernes pasado para debatir sobre esto, y sus noventa y pico enmiendas acabaron definiendo todo un modelo educativo igualitario, muy lejos del actual. No les basta con que alguien se encargue de impartir clases de igualdad, ni con implantar una asignatura en un curso concreto. Quieren que esos valores se especifiquen en el programa educativo de cada centro para que la formaci¨®n de su alumnado tenga siempre un horizonte igualitario.
"Los chicos est¨¢n acostumbrados a disponer de todo el espacio en la escuela"
En la actualidad no hay muchas profesoras (y menos profesores) que ense?en sin perder de vista la coeducaci¨®n. Los expertos se?alan distintos impedimentos para llevar este asunto a buen puerto. Desde la Secretar¨ªa de la Mujer de la Federaci¨®n de Ense?anza de CC OO, Carmen Heredero se?ala algunos de ellos: "Primero est¨¢n los impedimentos sociales, que acaban manifest¨¢ndose en las aulas; nos encontramos tambi¨¦n con el rechazo ocasional de los propios compa?eros, profesores e incluso profesoras, que nos tildan de feministas con cierto retint¨ªn, cuando nos empe?amos en estos asuntos; hay, por otro lado, una falta de materiales que se arrastra de siempre: los libros de texto no han cambiado nada, he encontrado una media de 600 alusiones a hombres frente a 30 de mujeres; y, por ¨²ltimo, no hay apoyos de la Administraci¨®n y formar al profesorado es fundamental".
Y si no hay nada de esto, ?con qu¨¦ nos quedamos? Con la f¨¦rrea voluntad y el ¨¢nimo impagable que muestran un buen pu?ado de profesionales, como Juan Cantonero, que ahora da clases de Historia y Geograf¨ªa en el centro Gerardo Diego, de Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid). Su cr¨ªtica principal es que el sistema educativo est¨¢ homologando a los alumnos, sin respetar la diferencia. Y esa uniformizaci¨®n , dice, est¨¢ descompensada, porque son s¨®lo las alumnas las que se acercan al modelo masculino.
El modelo patriarcal con el que convive a¨²n la sociedad, dice Cantonero, "contamina toda la escuela: los ni?os est¨¢n acostumbrados a disponer de todo el espacio, f¨ªsico y ps¨ªquico; si es el patio, lo ocupan todo para jugar al f¨²tbol y las ni?as se conforman con las esquinas; si es en una conversaci¨®n, igual". Cantonero cree que no basta con ense?ar qu¨¦ es la igualdad, sino predicar con el ejemplo. "El cuerpo tambi¨¦n ense?a. Ellos ven en m¨ª un cuerpo de hombre, pero mis actitudes no reproducen las tradicionalmente masculinas: yo hablo de sentimientos y les cuento que los profesores no somos omniscientes, ni omnipotentes, no podemos reproducir en clase el modelo patriarcal". "Las mujeres llevan a?os cuestion¨¢ndose el papel que desempe?an en la sociedad, cuestionando y rompiendo la idea tradicional de mujer; pero los hombres apenas hemos empezado a cuestionar nuestro modelo ni nuestras ideas". Cantonero es, sin embargo, cien por cien optimista. "El cambio est¨¢ cuajando, chicos y chicas pasan m¨¢s de seis horas juntos en la escuela y, si lo hacemos bien, tendremos hombres y mujeres en igualdad, con sus diferencias".
"Si no podemos entrar en la familia, d¨¦jennos entrar en la escuela, porque ah¨ª podremos garantizar cambios a medio y largo plazo", pide Mar¨ªa ?ngeles Espinosa, experta en educaci¨®n para la igualdad.
Ana Ma?eru lleva m¨¢s de 20 a?os en esa misma lucha; trabaja en el Instituto de la Mujer: "La escuela hay que reformarla por completo. Las mujeres han accedido a ella pero hay que dejarse tocar por la riqueza que aportan. La educaci¨®n reglada deber¨ªa tomar ejemplo de la educaci¨®n que dan las madres. Nos perdemos muchas veces en la mara?a de los contenidos, los ex¨¢menes, pero hay que educar para que cada cual encuentre un lugar digno, feliz y libre en el mundo".
Mensaje para ellos y ellas
Un d¨ªa, la profesora Milagros Montoya cambi¨® de registro; en su clase, y con toda naturalidad, ya no hubo alumnos, sino alumnos y alumnas, desapareci¨® el trabajo para todos y fue para todos y todas; y el 'vosotros' se uni¨® con el 'y ellas'. ?Y qu¨¦ pas¨®? Pues que los chicos se quejaron porque la profesora se dirig¨ªa m¨¢s a las alumnas que a ellos. Sent¨ªan que hab¨ªan disminuido. "Protestaron porque estaban acostumbrados a tenerlo todo en el lenguaje y se hab¨ªan quedado a la mitad, pero no es que yo les mecionara menos, como ellos cre¨ªan, sino que mencionaba tambi¨¦n a las chicas", explica esta docente del instituto Valle-Incl¨¢n de Torrej¨®n de Ardoz (Madrid).
Montoya lleva ya algunos a?os implicada en una formaci¨®n coeducadora con su alumnado de 17 y 18 a?os, que trata de sacar su t¨ªtulo de secundaria mediante un programa de diversificaci¨®n curricular; sabe que el mensaje no sexista va calando, poco a poco, a pesar de que, seg¨²n dice, "las chicas van perdiendo cosas y ellos no acaban de ganarlas". ?Qu¨¦ pierden ellas? Quiz¨¢, dice, "un vocabulario masculinizado, fuerte, con tacos, innecesario". Por resumir con un ejemplo, ellas juegan al f¨²tbol sin problemas, mientras que ellos no acaban de participar en las tareas de la casa. "Las chicas suelen ser m¨¢s organizadas con el trabajo escolar precisamente porque est¨¢n acostumbradas a colaborar en las tareas de casa", dice Montoya.
Para ir limando desigualdades, que no diferencias, un colega de Montoya, el profesor Juan Cantonero, empieza sus clases de historia contando a sus alumnos qui¨¦nes la han escrito: "Hombre, blanco, poderoso, occidental, y, si me apuras, cristiano. ?se suele ser el modelo. Si lo saben, entender¨¢n todo mejor". Entender¨¢n, dice, "por qu¨¦ el relato de la historia ha privilegiado siempre la producci¨®n en lugar de la reproducci¨®n, cuando lo segundo es m¨¢s importante". Pero eso era cosa de mujeres.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.