Eloy Tiz¨®n se enfrenta con el diablo en 'La voz cantante'
?Qu¨¦ hace uno cuando se encuentra al diablo en un vag¨®n del metro? A Gabriel Endel, el protagonista de La voz cantante (Anagrama), el nuevo libro de Eloy Tiz¨®n, el encontronazo con Lucifer no lo pilla desprevenido: sabe que no es la primera vez que se cruza con ¨¦l. Sus miradas se han topado en m¨¢s de una ocasi¨®n y en situaciones cotidianas: el mal, piensa Endel, surge en los lugares m¨¢s corrientes.
"La literatura existe porque existen el conflicto y la adversidad. El mal es mucho m¨¢s narrativo. En esta novela, el diablo es una met¨¢fora de lo adverso, de todo lo que nos produce miedo", explic¨® Eloy Tiz¨®n (Madrid, 1964) en la reciente presentaci¨®n madrile?a del libro, un texto que, afirm¨®, le ha permitido descubrir "la eficacia del susurro" y dar con su tono de narrador, "una voz agridulce, que une la tristeza y la risa".
Acompa?ado por el editor Jorge Herralde, el autor de Seda salvaje (finalista del Premio Anagrama 1995) aprovech¨® la ocasi¨®n para poner al d¨ªa su relaci¨®n con el oficio. "Se ha producido un cierto cambio o evoluci¨®n en mi forma de concebir la literatura", afirm¨®. "Antes pensaba que escribir era acumular; ahora pienso que escribir es lo contrario: es desprenderse".
Tiz¨®n relacion¨® esta introspecci¨®n con el hecho de haber cumplido recientemente 40 a?os y de sentir "la impresi¨®n de que las cosas se han vuelto m¨¢s apremiantes". Un puente claro entre vida y literatura que ha promovido, a su entender, "un giro hacia un estilo m¨¢s depurado, m¨¢s primordial y desnudo".
"De adolescente, yo quer¨ªa ser pintor", cont¨® el autor de Labia. "Creo que eso se nota en mis novelas: todas son muy visuales". Una premisa que La voz cantante cumple al resumirse en una frase como "la narraci¨®n de unas cuantas miradas". "Cualquier biograf¨ªa se reduce a momentos estelares y me interesaba esa s¨ªntesis para contar la vida de mi protagonista. Detesto la palabrer¨ªa", apunt¨® Tiz¨®n.
"Manifiesto susurrado"
La presentaci¨®n sirvi¨®, adem¨¢s, para celebrar la reimpresi¨®n de Velocidad de los jardines, una colecci¨®n de relatos publicada por Tiz¨®n en 1992, y que fue se?alado, en su momento, como uno de los mejores libros de cuentos de la literatura espa?ola del siglo XX. "Tuvo muy buenas cr¨ªticas, se fue vendiendo sosegadamente y finalmente se agot¨®. Pens¨¦ entonces que ser¨ªa un crimen que nuevos lectores no pudieran encontrarlo", explic¨® Herralde al resumir las razones de la reimpresi¨®n. "Me hace mucha ilusi¨®n", coment¨® el autor, quien, sin embargo, tom¨® distancia de esos textos ("hay muchos gestos literarios, propios del escritor novato que era").
La muerte de la novela ("un rumor insistente y c¨ªclico") dio para la iron¨ªa: "Mi impresi¨®n es que para tratarse de un cad¨¢ver, la novela es un cad¨¢ver que respira excepcionalmente bien", afirm¨® Tiz¨®n, cuyas palabras fueron definidas por el editor como un "manifiesto conciso y susurrado".
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