Ciao, Trap
El presidente de la federaci¨®n, Franco Carrara, designar¨¢ a Marcello Lippi, ex entrenador del Juventus, como nuevo seleccionador de Italia
Una ¨¦poca del f¨²tbol italiano termin¨® ayer en Lisboa, escenario de la ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica de Giovanni Trapattoni como seleccionador. La eliminaci¨®n de Italia se hab¨ªa producido la noche anterior, en medio tensiones y sospechas de enjuague en el partido Dinamarca-Suecia. El error del portero Sorensen impidi¨® que la victoria de los azurri sobre Bulgaria tuviera otro valor que el estad¨ªstico. Trapattoni se desped¨ªa del cargo con una victoria in¨²til. ?Renunciar¨¢ al cargo? Se le pregunt¨®. "En mi vocabulario no figura la palabra renunciar. Eso nunca. Ni ahora, ni antes", declar¨®. La decisi¨®n vendr¨¢ del presidente de la Federaci¨®n, Franco Carraro, que designar¨¢ a Marcello Lippi, ex entrenador de la Juve, como nuevo t¨¦cnico de la selecci¨®n italiana.
El nombre de Lippi sali¨® con toda naturalidad en la ¨²ltima comparecencia de Trapattoni. Una cosa es que no renuncie y otra que no conozca su destino. Le hablaban de Lippi y no se molestaba en absoluto. Trap es un hombre con tablas. Lleg¨® elegante, con un terno impecable, bronceado y un aspecto m¨¢s sereno que d¨ªas antes, tras el empate con Suecia. Fue un acto respetuoso. No faltaron preguntas duras y no sobraron respuestas concretas. Las comparecencias de Trapattoni son un modelo de respuestas circulares. No es f¨¢cil alterarle. No es f¨¢cil que conteste directamente a las preguntas que se le hacen. Alguien consider¨® que su ciclo como seleccionador hab¨ªa dejado una gran mancha en su carrera. Para un t¨¦cnico que hab¨ªa ganado todo en la Juve o en el Bayern, su trayectoria en la selecci¨®n resulta decepcionante: Italia fue eliminada del Mundial 2002 en los cuartos de final y ahora sale en la primera ronda de la Eurocopa. No hubo respuesta de Trapattoni a esa cuesti¨®n. Contest¨®, claro, pero lo hizo para hablar de cualquier otra cosa.
Las preguntas rebotaban sobre un hombre que tiene buena mano con la gente. De vez en cuando parec¨ªa equivocarse y daba el aspecto de viejo entrenador simp¨¢tico. Confund¨ªa a Job con No¨¦ para hablar de paciencia, y la gente se re¨ªa con complicidad, pero Trapattoni es cualquier cosa menos tonto. Patinaba deliberadamente, introduc¨ªa alg¨²n elemento c¨®mico, todo se volv¨ªa m¨¢s distendido. No es f¨¢cil cuando se trata de la selecci¨®n italiana, el equipo que ha ganado tres mundiales y que siempre ha representado un sentimiento superior para los aficionados de su pa¨ªs. Espa?a es una naci¨®n de clubes. Italia no lo era. Ahora se advierten signos extra?os. Los equipos ponen trabas a la sagrada squadra azurra. No les ceden jugadores, ponen l¨ªmites, hablan de indefensi¨®n. Eso nunca ocurr¨ªa en Italia, y Trapattoni lo apuntaba: "Que sepan los equipos que la imagen del f¨²tbol italiano est¨¢ m¨¢s representada por la selecci¨®n que por los clubes. Tenemos que colaborar".
Sobre la mesa aparecieron los nombres de Totti, el jugador que Trapattoni consider¨® como el mejor que jam¨¢s hab¨ªa dirigido, y Del Piero, su protegido, o eso se deduc¨ªa de algunas increpaciones desde las sillas de la prensa. "No dije que Totti fuera mejor que Zidane. S¨®lo coment¨¦ que era m¨¢s decisivo, al menos en el tipo de equipo que ten¨ªamos nosotros", se?al¨® Trapattoni. "Y no me siento desilusionado con su actuaci¨®n. Lo que ha sucedido le servir¨¢ de aprendizaje. No lo har¨¢ m¨¢s". Hab¨ªa quejas, todas rechazadas por el entrenador, de la tottidependencia, pero menos virulentas que los reproches por la insistencia de Trapattoni con el decadente Del Piero, buque insignia de Italia desde la Eurocopa de 1996. "Estoy satisfecho con su rendimiento", dijo antes de cerrar su valoraci¨®n: "Es el jugador con m¨¢s prestigio del campeonato italiano".
De lo que no habl¨® fue del presunto pasteleo entre daneses y suecos. Hab¨ªa un clima de resignaci¨®n general en la Casa de Italia, el lugar de encuentro de la selecci¨®n y la prensa. Si acaso era m¨¢s urgente expiar los pecados propios que los ajenos, as¨ª que Trapattoni no entr¨® en pol¨¦micas. "Soy un bienpensante por naturaleza. Creo que los pa¨ªses n¨®rdicos tienen una larga tradici¨®n de irreprochable ¨¦tica deportiva". No se dieron m¨¢s vueltas sobre el tema. As¨ª se termin¨® el ciclo de Trapattoni con la selecci¨®n italiana. En realidad, una ¨¦poca se cierra, porque Trap ha definido a lo largo de cuatro d¨¦cadas una manera muy concreta de entender el f¨²tbol.
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