Lichtenstein deslumbra entre obreros y pladur
Una gran retrospectiva con 50 pinturas y 50 dibujos abre la primera sala de Nouvel en el MNCARS
En medio de un barullo de andamios, camiones, pladur y baldosas a medio poner, plataformas de acero, cristales sucios y unos 300 pintores, limpiadores y obreros trabajando a destajo, en turnos de 24 horas desde hace una semana para llegar a tiempo a la inauguraci¨®n oficial, hoy, de la muestra Roy Lichtenstein, All about art, la obra del artista estadounidense (1923-1997) resisti¨® ayer inc¨®lume todos los ataques.
La emoci¨®n perfeccionista y el silencio ir¨®nico de las pinturas y dibujos del que est¨¢ considerado, con Andy Warhol, el gran representante del pop art, se expone desde ma?ana hasta el 27 de septiembre en una de las dos salas nuevas proyectadas por Jean Nouvel, as¨ª que el doble acontecimiento convoc¨® en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa a un centenar largo de periodistas, con lo que el paseo por la exposici¨®n fue otro caos de entrevistas, fotos, c¨¢maras y curioseo.
"Ten¨ªa un sentido del humor muy sutil y no cre¨ªa en la inspiraci¨®n sino en el trabajo"
"Era un hombre muy decente y reservado. Un humanista por naturaleza"
Pero la inmensa fuerza de Lichtenstein se impuso a todo.
Fue un combate sordo que quiz¨¢ hubiera divertido al artista que retrat¨® la moderna confusi¨®n entre s¨ªmbolo y realidad, entre imagen y esencia, entre originalidad y camelo, y que dijo: "Trato de que mis cuadros sean como acordes musicales complejos, una polifon¨ªa de colores".
El subt¨ªtulo, algo as¨ª como Todo gira sobre el arte, da algunas pistas al visitante: la retrospectiva, primera integral de Lichtenstein en Espa?a, ense?a su parte m¨¢s conocida: el manido clich¨¦ pop, el tama?o gigantesco de algunas obras, su t¨¦cnica de dibujo extraordinaria, sus colores refulgentes y optimistas, y la enga?osa superficialidad de su representaci¨®n del arte m¨¢s bajo, menos respetable, el arte basura de consumo r¨¢pido que el pintor imit¨® en sus copias de Donald, Mickey o Popeye y en sus r¨¦plicas brillantes de las escenas dialogadas de los c¨®mics y las tiras de peri¨®dicos...
Todo ese universo de lo banal hecho arte est¨¢ ah¨ª, pero hay mucho m¨¢s en esta exposici¨®n que inaugurar¨¢ hoy la reina Sof¨ªa y que re¨²ne 50 pinturas y otros tantos dibujos y bocetos de la madurez de Lichtenstein (de 1961 a 1997), m¨¢s la impresionante escultura Brushtroke, de 1996, una pieza de 10 metros de altura y aluminio pintado que se ha colocado en la plaza interior triangular, el eje relajante del proyecto Nouvel por el que ayer circulaban sin cesar camiones y carretillas.
Seg¨²n la nueva directora del museo, Ana Mart¨ªnez de Aguilar, esta inauguraci¨®n parcial de la espectacular obra de Nouvel (la sala inferior con Lichtenstein, y la superior, el lunes pr¨®ximo, con Dal¨ª y la cultura de masas, dos espacios que suman 2.300 metros cuadrados) fue pactada con el arquitecto franc¨¦s hace unas semanas, aunque Nouvel est¨¢ ahora "disgustado por las cr¨ªticas precipitadas que ha recibido en algunos medios de comunicaci¨®n antes de haber podido ense?ar su obra acabada del todo".
Ana Mart¨ªnez cree que se trata, de todos modos, de una "pol¨¦mica exagerada por los medios", y aunque entiende que "un gran edificio de un gran arquitecto genera mucha expectaci¨®n", anunci¨® que faltan al menos cuatro o cinco meses para terminar la obra.
M¨¢s o menos ajenos a estos l¨ªos inauguracionistas, la viuda del artista, Dorothy Lichtenstein;el comisario de la muestra, Poul Erik Tojner, que la organiz¨® en el Louisiana Museum of Modern Art de Humblebaek (Dinamarca); y el director de la Fundaci¨®n Lichtenstein, Jack Coward, explicaron que la retrospectiva demuestra que la etiqueta del artista que adapt¨® al pop art las im¨¢genes del c¨®mic se le queda demasiado peque?a, que el recorrido por esos 40 a?os de trabajo agiganta su figura, la dispara hacia ¨¢mbitos m¨¢s complejos.
Hablaron de su iron¨ªa al representar los modelos y repensar la idea de modelo en el arte y la sociedad moderna; de la originalidad y la inteligencia conceptual de sus im¨¢genes; de su perspicacia al detectar que todos somos un reflejo de los otros; de la importancia de su di¨¢logo con la historia en sus duplicaciones de Picasso, L¨¦ger o Mondrian; de la po¨¦tica orientalista de sus paisajes de los a?os noventa; de su l¨²cida reflexi¨®n sobre la naturaleza de la comunicaci¨®n y el impacto visual; de su genialidad para atrapar el signo de los tiempos convirtiendo su sello y su nombre en una marca perfectamente distintiva, y de su clasicismo radical, que le ocup¨® en asuntos cruciales del arte: amor y conflicto, intensidad y vac¨ªo, espacio, reflejo, superficie.
Su viuda, Dorothy, que vivi¨® 35 a?os con ¨¦l, complet¨® el perfil con un retrato ¨ªntimo. Dijo que Lichtenstein era "extremadamente decente, muy reservado, un humanista por naturaleza que ten¨ªa un sentido del humor muy sutil, un artista que no cre¨ªa en la inspiraci¨®n sino en el trabajo met¨®dico". "Trataba a todo el mundo con id¨¦ntico respeto, ya fuera un ayudante, un coleccionista o el presidente de Estados Unidos".
?Y qu¨¦ pensaba de Warhol? "Lo respetaba mucho", dijo Jack Coward. "Andy era muy rom¨¢ntico y Roy muy cl¨¢sico, pero estuvo en The Factory y le fascin¨® el mundo salvaje de Warhol. A veces com¨ªan juntos con Leo Castelli, el marchante de ambos. Andy era una esponja, chupaba ideas de todas partes, y esa maravillosa ausencia de prejuicios fascin¨® a Roy".
"Era un hombre moderno que narr¨® el mundo moderno", concluy¨® el comisario dan¨¦s.
Y su viuda, todav¨ªa enamorada, juvenil y atractiva, dej¨® una idea inquietante en el aire: esos puntos que Lichtenstein dibuj¨® sin descanso son los pixels que forman hoy las im¨¢genes digitales. "A veces, los grandes artistas hacen m¨¢s de lo que saben que hacen".
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