"Se est¨¢n corriendo altos riesgos al transportar personal en aviones de carga de la antigua URSS"
En abril de 2003, el teniente coronel Marino, del Centro de Inteligencia y Seguridad del Ej¨¦rcito de Tierra (CISET), realiz¨® una visita de inspecci¨®n al contingente espa?ol en Afganist¨¢n (ASPFOR IV), muchos de cuyos miembros perder¨ªan la vida en el accidente de Trabzon (Turqu¨ªa) un mes despu¨¦s.
A su regreso, el teniente coronel elabor¨® un denominado "informe de misi¨®n", de unos 15 folios de extensi¨®n, que fue clasificado legalmente como reservado. El documento analizaba las condiciones en que desarrollaban su tarea los militares espa?oles desplegados en Kabul, pero, aunque pudiera parecer anecd¨®tico, tambi¨¦n dedicaba un amplio apartado a los aviones empleados para su traslado.
No en vano, Marino tuvo oportunidad de hablar extensamente con el jefe de ASPFOR IV, el teniente coronel Jos¨¦ Ram¨®n Solar, quien elev¨® a sus superiores dos escritos de queja contra los aviones ex sovi¨¦ticos antes de fallecer en el Yak-42.
El propio autor del informe utiliz¨® un H¨¦rcules del Ej¨¦rcito del Aire y un Ilyhusin bielorruso en su viaje a Afganist¨¢n. El documento que firm¨® en Madrid, fechado el 28 de abril de 2003, relata las penalidades sufridas en ambos medios de transporte, pero pone el acento en el segundo.
"Las condiciones de habitabilidad hacen que el viaje sea inc¨®modo; dada la duraci¨®n (unas 12 horas) y que se realiza durante la noche la fatiga de los pasajeros es alta", explicaba.
"Salvo el contenedor, que iba amarrado con cadenas, el resto de la carga no se hab¨ªa anclado al aparato. Los pallets de raciones de previsi¨®n estaban apilados en dos alturas, sin asegurar, a 40 cent¨ªmetros de los asientos, s¨®lo separados por una red que, ni por tensi¨®n ni por apariencia, era capaz de soportar el peso de los paquetes en caso de que se venciera a un lado (lo que es muy probable si se produce una maniobra lateral brusca). Es un riesgo innecesario para los pasajeros", prosegu¨ªa.
"Varias de las ruedas del avi¨®n presentaban un p¨¦simo estado de conservaci¨®n: la mayor parte estaban desgastadas y en al menos cuatro se ve¨ªa la urdimbre del cordaje", agregaba.
"A punto de reemprender el vuelo, fue necesario pedir los equipajes porque no se hab¨ªa visto que se descargasen. No aparec¨ªan en la cabina y fue preciso insistir a la tripulaci¨®n, casi de uno en uno, hasta que uno de los miembros inform¨® de que estaban en una bodega aparte, entre el tren de aterrizaje. La tripulaci¨®n apenas hablaba ingl¨¦s, lo que fue un problema a?adido", conclu¨ªa.
Esta pormenorizada narraci¨®n del viaje en el Il-76 se desgaj¨® del informe y fue elevada como "parte de incidencia" al Estado Mayor Conjunto, encargado de las relaciones con NAMSA, la agencia de la OTAN a trav¨¦s de la cual se fletaban los aviones.
El escrito, presentado por un subordinado del teniente coronel Marino -el comandante M¨ªguez, destinado en el Centro de Inteligencia y Difusi¨®n de Inteligencia (CIDI) del Centro de Operaciones Terrestres (COTER)-, fue remitido al Congreso, junto con las otras 13 quejas elevadas por militares.
El teniente coronel Ricardo Fort¨²n, a quien el ministro Federico Trillo-Figueroa encarg¨® una investigaci¨®n interna, consider¨® que se trataba de la denuncia m¨¢s relevante de todas.
"Las [quejas] m¨¢s graves", explicaba Fort¨²n, "son las que se refieren a la misma seguridad de la aeronave, entre ellas las que manifiestan la existencia de defectos en las ruedas del tren de aterrizaje, en las puertas de acceso y emergencia o en los extintores" . De las tres denuncias de estas caracter¨ªsticas, la del comandante M¨ªguez fue la ¨²nica que se present¨® antes del siniestro, aunque, agregaba Fort¨²n como disculpa, "ya en fechas muy pr¨®ximas".
Pero el instructor de la investigaci¨®n interna no tuvo acceso a la totalidad del documento, como tampoco lo tuvo el Congreso, a pesar de que el "informe de misi¨®n" del CISET conten¨ªa una grave advertencia: "Se est¨¢n corriendo altos riesgos al transportar personal en aviones de carga fletados en pa¨ªses de la antigua URSS. Su mantenimiento es como m¨ªnimo muy dudoso".
"En la medida de lo posible", conclu¨ªa a modo de recomendaci¨®n, "se deber¨ªa realizar (el transporte de personal al teatro de operaciones) con aviones de pasajeros contratados (ch¨¢rter) o por l¨ªneas regulares que proporcionan el servicio seg¨²n la cantidad de personal".
EL PA?S revel¨® la existencia de este documento el pasado 18 de febrero. La reacci¨®n del Ministerio de Defensa fue asegurar que "ni el Estado Mayor de la Defensa ni el Estado Mayor Conjunto han tenido ning¨²n otro informe que aquellos que traslad¨® por completo el ministro de Defensa al Congreso".
Posteriormente, Defensa reconoci¨® que exist¨ªa un "informe de misi¨®n" del CISET, aunque insisti¨® en que la parte referida a los aviones ex sovi¨¦ticos figuraba textualmente en la queja del comandante M¨ªguez. Lo que ¨¦sta no recog¨ªa, sin embargo, fue la advertencia de que los militares espa?oles estaban corriendo "altos riesgos" con estos vuelos.
En su comparecencia ante el Congreso del 4 de junio de 2003, el ministro Federico Trillo-Figueroa asegur¨® que, hasta el momento del accidente, s¨®lo se hab¨ªa recibido una queja, firmada por el teniente coronel Solar, que denunciaba el retraso de la salida del vuelo, por problemas de repostaje de combustible y las incomodidades provocadas por los tr¨¢mites aduaneros ya en Espa?a. "Ninguna otra queja distinta de la referida", enfatiz¨®.
Trillo-Figueroa tuvo que reconocer despu¨¦s que se hab¨ªa enterado, a trav¨¦s de su publicaci¨®n en EL PA?S, de la existencia de otra denuncia del mismo teniente coronel Solar, aunque insisti¨® en que tampoco ¨¦sta afectaba a las condiciones de seguridad.
El entonces ministro de Defensa puso a los miembros de la anterior c¨²pula militar como testigos de que "hasta el momento del accidente no se hab¨ªa recibido ning¨²n informe en contra de los vuelos realizados con estos aviones". Una afirmaci¨®n que se ha revelado falsa, a la vista del documento del CISET.
Incluso cuando, una semana despu¨¦s de la cat¨¢strofe, Trillo-Figueroa orden¨® suspender estos vuelos, asegur¨® que lo hac¨ªa "para evitar que se agravase la alarma generada" por los medios de comunicaci¨®n, y no porque razones objetivas lo aconsejaran.
Como reconoci¨® el coronel Fort¨²n, las 14 quejas no sirvieron para corregir las deficiencias, sino s¨®lo para reclamar descuentos en el alquiler de los aviones.
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