El aumento de la demanda pone a prueba la red de distribuci¨®n de las compa?¨ªas el¨¦ctricas

La red de distribuci¨®n el¨¦ctrica de media y baja tensi¨®n est¨¢ al l¨ªmite en las zonas en las que la demanda crece de forma m¨¢s intensa. Son alrededor de dos millones de kil¨®metros de cable, con subestaciones y transformadores, que literalmente estallan cuando la demanda se dispara en un punto concreto. Las empresas invirtieron en 2003 en sus redes 1.400 millones de euros, insuficientes para mejorar la calidad del servicio. Desde hace dos a?os y medio, la Comisi¨®n de la Energ¨ªa trata de encontrar f¨®rmulas consensuadas para incentivar la inversi¨®n en este apartado y evitar apagones.

Los apagones que se registran en Espa?a, como el sufrido el lunes en Sevilla, no se deben a que la demanda de electricidad supere a la oferta, como sucedi¨® en el pasado en zonas concretas. En ello coinciden todas las fuentes consultadas de las empresas y la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (CNE). Los problemas de suministro, que se repiten en invierno y en verano en zonas concretas, se deben m¨¢s bien a que la red de distribuci¨®n que controlan las compa?¨ªas del sector no crece y se moderniza al ritmo al que crece la demanda (6,2% en 2003).

La mejora de la econom¨ªa familiar, que se traduce en m¨¢s aire acondicionado en verano, unida a temperaturas extremas en zonas concretas pone a prueba la red capilar por la que discurre la electricidad y a menudo, simplemente la quema. A ello se unen factores f¨ªsicos, como la dilataci¨®n de los conductores por el calor, que pueden reducir hasta en un 30% la capacidad de transporte de los cables. El resultado es el apag¨®n. No al estilo de los registrados en EE UU o en Italia, pero inc¨®modos y caros para los usuarios (22,8 millones en toda Espa?a).

Soluci¨®n, invertir

Para evitar problemas s¨®lo hay una soluci¨®n: invertir m¨¢s en asegurar la calidad del suministro. Pero la normativa en vigor no obliga a las empresas, que act¨²an en este tema crucial de las inversiones en distribuci¨®n seg¨²n su criterio. Todas ellas dicen que invierten mucho y bien, y se quejan de que el actual sistema de retribuci¨®n no incentiva la mejora de la red.

El sistema tarifario en vigor retribuye lo mismo a la empresa que mima su red que a la que la descuida. La CNE lleva m¨¢s de dos a?os recabando datos para proponer una nueva regulaci¨®n de la distribuci¨®n, pero el documento a¨²n no est¨¢ listo. Seg¨²n las empresas, en 2003 recibieron por distribuir electricidad 3.200 millones de euros cuando, seg¨²n sus cuentas, para asegurar la calidad del servicio, hubieran debido ingresar en torno a 4.000 millones.

El resultado de todo ello es que, con m¨¢s frecuencia de lo debido, los usuarios de grandes n¨²cleos de poblaci¨®n en Madrid, Catalu?a, Comunidad Valenciana y Andaluc¨ªa se quedan sin luz. Y la queja se extiende. Tanto que, seg¨²n fuentes del sector, la patronal de las el¨¦ctricas, Unesa ha decidido no hacer p¨²blicos los tiempos de interrupci¨®n (Tiepi) que daba a conocer por comunidades aut¨®nomas hasta el a?o pasado. La raz¨®n es que el dato encend¨ªa las protestas de las comunidades aut¨®nomas m¨¢s afectadas por los apagones. Seg¨²n Unesa, la no publicaci¨®n se debe a que ha habido "un cambio de metodolog¨ªa" en los c¨¢lculos. El ¨²ltimo dato de interrupci¨®n corresponde al a?o 2002 y se sit¨²a en torno a las 3,56 horas anuales.

Normalidad

En esta situaci¨®n, desde Red El¨¦ctrica de Espa?a (propietaria de la red de alta tensi¨®n) se destaca la "normalidad" con la que ha funcionado el sistema el¨¦ctrico espa?ol, pese a la interrupci¨®n de la interconexi¨®n con Francia.

La potencia instalada (61.223 megavatios) ha crecido en los ¨²ltimos dos a?os en unos 4.000 megavatios, y este a?o est¨¢ previsto que entren en funcionamiento nuevos grupos de generaci¨®n de ciclos combinados (centrales que queman gas natural) por otros 2.000 megavatios.

Y es que Espa?a, seg¨²n destacan fuentes de la CNE, tiene que asegurar el suministro por sus propios medios, porque el mercado interior de la energ¨ªa en Europa s¨®lo est¨¢ esbozado. Los acontecimientos en Francia alejan en el tiempo la posibilidad de que Espa?a deje de ser una "isla energ¨¦tica" en Europa justo cuando la demanda se ha disparado.