La hora de Portugal
La selecci¨®n lusa ha demostrado un enorme car¨¢cter en situacines muy complicadas y es mejor equipo que Grecia
Portugal se prepara para cerrar una fiesta que comenz¨® de la peor manera posible. Han pasado tres semanas de aquella derrota inicial frente a Grecia, lo que en t¨¦rminos futbol¨ªsticos es casi un siglo. Portugal gan¨® todos los partidos desde entonces, en medio de la euforia de una naci¨®n que ha encontrado en el f¨²tbol lo m¨¢s parecido a la felicidad. Quienes dicen que el f¨²tbol no sirve para nada deber¨ªan ver las calles de Lisboa, de Oporto, de Coimbra, despu¨¦s de cada victoria de su selecci¨®n. Gente insomne y feliz celebraba el ¨¦xito de forma comunitaria, sin incidentes, con alegr¨ªa y orgullo. Portugal tiene todo el derecho a sentirse orgulloso de su equipo y tambi¨¦n del ¨¦xito de la Eurocopa, bien organizada, con estadios magn¨ªficos y el entusiasmo de los aficionados. Y con un f¨²tbol que alcanz¨® algunos momentos memorables. El encuentro Rep¨²blica Checa-Holanda figura entre los mejores que se han disputado en los ¨²ltimos 20 a?os. Fue la cima de un torneo que termina ahora con el regreso al punto de partida. La Eurocopa es decididamente circular. Empez¨® con el Portugal-Grecia y as¨ª se cierra.
El duelo de hoy concede a Portugal una inopinada segunda oportunidad. Nadie pens¨® despu¨¦s del encuentro inaugural que las dos selecciones se enfrentar¨ªan en la noche del t¨ªtulo. Ser¨¢ interesante observar si aquel lejano partido tiene alg¨²n efecto sobre los equipos. Grecia no manejar¨¢ esta vez el factor sorpresa, pero cuenta con una ventaja: ha ganado a Portugal. Por lo tanto, la victoria es posible. A Portugal le favorecen todos los elementos. Juega en casa, ha demostrado un enorme car¨¢cter en situaciones muy complicadas y es mejor equipo que Grecia. Todos estos datos a?aden la m¨¢xima presi¨®n a los portugueses. Es decir, vuelve a las circunstancias que presidieron el primer encuentro, con una diferencia notable: Scolari se dej¨® de decisiones pol¨ªticas y encontr¨® r¨¢pidamente el equipo correcto. Con el ingreso de Carvalho y Deco se acabaron la mayor¨ªa de los problemas de Portugal.
Grecia es un regreso al catenaccio m¨¢s elemental. Unos pocos lo celebran. Se escuchan las voces de los inefables Mondonico y Clemente, por ejemplo. Se les ve satisfechos ante el juego mezquino y duro, consentido por ¨¢rbitros como Collina, que permiti¨® acciones muy desagradables en el partido con la Rep¨²blica Checa. En cualquier caso, Grecia tiene m¨¦rito. Casi 40 a?os despu¨¦s del apogeo del catenaccio y sus variantes m¨¢s s¨®rdidas, los t¨¦cnicos actuales no han encontrado la manera de desactivar un plan tan antiguo como el griego. En la final, Grecia volver¨¢ a jugar con todos los elementos en contra. Lo que podr¨ªa interpretarse como una desventaja insalvable para una selecci¨®n tan discreta, se convierte en la m¨¢xima ventaja posible. Es un equipo que se siente feliz cuanto m¨¢s presi¨®n sientan sus adversarios, cuanto m¨¢s sensible sea su sistema nervioso, cuanto mayor sea el v¨¦rtigo. A Portugal le corresponde manejar estas variables. No lo hizo en el primer partido y perdi¨®. Ahora se dispone a celebrar el mayor ¨¦xito de su historia. Si eso se convierte en horror al vac¨ªo, se encontrar¨¢ con el peor rival posible. Cuando la angustia aflora, Grecia no perdona.
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