F¨²tbol, Don Quijote y Figo
1. Sentado a mi lado, antes de empezar el Portugal-Holanda, mi amigo Afonso de Melo, juez consejero, hombre de gabinete y de mucho estudio, que ha le¨ªdo todos los libros de Derecho, que le ense?¨® a su hijo el gusto por la poes¨ªa, me coment¨®: "Querido Manel, cuando esto se termine va a haber un vac¨ªo".
Con esta frase ¨¦l dec¨ªa lo esencial: el f¨²tbol es un fen¨®meno nuevo, el ¨²nico, seg¨²n Nelson Mandela, capaz de unir todos los pueblos del mundo. ?Y por qu¨¦? Porque es una fiesta contra el vac¨ªo, contra lo gris de lo cotidiano, contra el aburrimiento, la rutina, la monoton¨ªa, contra la angustia y la soledad, la amenaza del paro o el trabajo sin motivaci¨®n. Una fiesta que tiene por s¨ªmbolos una camiseta, un himno, una bandera, s¨ªmbolos que nada tienen que ver con los nacionalismos salvajes, pero son cadenas afectivas de la gente con su selecci¨®n, con su pa¨ªs y otros pa¨ªses, con sus vecinos, con sus amigos y con los desconocidos a quieesn apetece sonre¨ªr o incluso abrazar. De alg¨²n modo el f¨²tbol es la nueva revoluci¨®n mundial, una revoluci¨®n afectiva, sin dogmas ni dictadores, una revoluci¨®n en la cual la fiesta es inseparable de un cierto placer de sufrir en com¨²n por el mismo objetivo: el gol, la victoria, la alegr¨ªa de saltar, agitar la bandera, bajar a la calle y celebrar. En esta liturgia singular est¨¢ el renacimiento de la p¨¦rdida de la relaci¨®n perdida con lo sagrado. Quiz¨¢ es ¨¦ste el misterio y la fascinaci¨®n del f¨²tbol. En estos d¨ªas, la gente anda feliz y movilizada. Ni Dur?o Barroso ha conseguido aguarnos la fiesta. No es pecado disfrutar del f¨²tbol. Pecado es el complejo de culpa en relaci¨®n a los sentimientos que el f¨²tbol despierta. ?Qu¨¦ mal puede hacer un poco m¨¢s de patriotismo, un poco m¨¢s de alegr¨ªa, incluso un poco m¨¢s de esperanza en no se sabe en qu¨¦ ni por qu¨¦? "Pero el f¨²tbol no cambia nada", me ha dicho otro no menos ilustre amigo. Se equivoca. El f¨²tbol cambia el estado del esp¨ªritu. Y cambiando el estado del esp¨ªritu se cambia tambi¨¦n la vida. En ese sentido, la Eurocopa y la selecci¨®n de Portugal, citando a Camoens, ya han cambiado el ser y la propia confianza. Mientras duraba el campeonato, Portugal ha sido un equipo dentro y fuera del campo. Y no es para menos.
El f¨²tbol es la nueva revoluci¨®n mundial, una revoluci¨®n afectiva, sin dogmas ni dictadores
2. Eduardo Louren?o, uno de los portugueses m¨¢s portugueses que conozco, y el que mejor conoce el laberinto de nuestra saudade, ha dicho que "al proponerse ganar la Eurocopa, Portugal se desaf¨ªa a s¨ª misma como Don Quijote". ?Pero habr¨¢ mayor desaf¨ªo que ¨¦ste? Al llegar a la final, ya destruimos muchos molinos y fantasmas ¨ªntimos. Si ganamos, queremos conseguir la m¨¢s grande de todas las victorias, que es la victoria sobre nosotros mismos. Es por eso tambi¨¦n que en un quijotesco sentido, el f¨²tbol es una revoluci¨®n, no s¨®lo deportiva sino mental.
3. En el final del Portugal-Inglaterra, Scolari junt¨® las banderas de Portugal y Brasil. Con ese gesto, visto por millones de brasile?os, ha hecho m¨¢s por las relaciones entre los dos pa¨ªses que a?os y a?os de ret¨®rica. Pero tambi¨¦n la lusofon¨ªa ha dejado de ser apenas una intenci¨®n piadosa y una infeliz palabra. Las victorias de la selecci¨®n portuguesa han sido celebradas en Timor, Mozambique, Guinea Bissau, San Tom¨¦, Cabo Verde y Angola. La comunidad de los pueblos de lengua portuguesa es, antes que cualquier burocracia, la pasi¨®n com¨²n por el f¨²tbol. Tambi¨¦n en este sentido el f¨²tbol es una revoluci¨®n desnuda de cualquier sentido burocr¨¢tico o neocolonialista.
4. Infelizmente, tambi¨¦n hay tristeza en el f¨²tbol. La eliminaci¨®n de los checos, por ejemplo. Sin el arte de Nedved, Poborsky, Baros y compa?eros, la final ser¨¢ m¨¢s triste. No s¨¦ si m¨¢s f¨¢cil para Portugal. Pero seguro con menos magia. Aun as¨ª, con el Oporto campe¨®n de Europa y la final Portugal-Grecia, existe una cierta democratizaci¨®n del f¨²tbol.
5. Consagraci¨®n de la generaci¨®n de oro: Figo, Rui Costa, Couto. Confirmaci¨®n de Nuno Gomes. Revelaci¨®n de nuevos artistas: Ronaldo, Ricardo Carvalho, Deco, Postiga. Y de nuevos guerreros: Maniche, Costinha, Miguel, Petit. Sea cual sea el resultado de la final, Portugal ya empez¨® a ganar el futuro. Scolari ha hecho una transici¨®n tranquila. Es lo que otros necesitan hacer, sobre todo Espa?a, Italia y Francia.
6. A m¨ª me gusta Figo, no s¨®lo por ser un gran jugador, en mi opini¨®n el m¨¢s complejo jugador portugu¨¦s de siempre, incluso m¨¢s que Eusebio, aunque sin el don divino que s¨®lo Eusebio ten¨ªa. Me gusta Figo por la actitud y por el car¨¢cter. ?l es un portugu¨¦s que no cede, alguien que no se resigna nunca y es siempre capaz de cambiar el destino. Cuando es necesario, dribla la adversidad. No es un jugador que acepte hip¨®critamente quedarse en el banquillo. Le gusta estar en el campo y vencer en el campo. Le gusta vencer y superarse a s¨ª mismo, como ha demostrado una vez m¨¢s en la victoria de Portugal con Holanda. Figo no estaba jugando apenas aquel partido, se estaba vengando de las otras semifinales que Portugal ha perdido, jugaba contra el fatalismo y, cambiando un c¨¦lebre verso de Ant¨®nio Nobre, para demostrar al mundo y sobre todo a los portugueses que no es desgracia haber nacido en Portugal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.