Charisteas vive iluminado
El delantero del Werder Bremen amarga la existencia a Portugal tanto en la primera fase como ayer y corona su actuaci¨®n con el gol
Si hubo un jugador que amarg¨® la vida a Portugal, tanto en el principio del torneo como en la final, fue Charisteas, decisivo en los dos partidos en los que se enfrentaron griegos y lusos. Otto Rehhagel pidi¨® en ambos encuentros a su espigado ariete que penetrara por la banda derecha y hurgara en el que es sin duda alguna el punto d¨¦bil del cuadro de Luiz Felipe Scolari: su lateral izquierdo. Tanto el primer d¨ªa, Rui Jorge, como ayer, Nuno Valente, fueron pan comido para el estado de inspiraci¨®n del heleno.
- Charisteas. Afilado. Lleg¨® tan fino a la Eurocopa que ha podido actuar indistintamente de ariete, su puesto natural, y de interior derecho aprovechando su gran cabalgada para sorprender desde atr¨¢s. El delantero, de 24 a?os, apenas particip¨® este curso en el Werder Bremen, campe¨®n de Alemania, y eso ha sido una bendici¨®n para Grecia. En la segunda parte aprovech¨® su estatura, 1,91 metros, para entrar a cabecear con gran decisi¨®n un c¨®rner sacado por Basinas. Fue su tercer gol en el torneo y el segundo de cabeza, ya que as¨ª le hab¨ªa marcado tambi¨¦n a Francia en los cuartos de final.
Tan inc¨®modo se sinti¨® Figo que a la media hora se cambi¨® de botas por si variaba su suerte
- Katsouranis. S¨ªmbolo del antif¨²tbol. Se supone que este central del AEK lleg¨® a Portugal para jugar, pero se conform¨® con que no jugaran los dem¨¢s. Obedeci¨® ¨®rdenes. Ejerci¨® de sabueso durante todo el torneo. Primero sec¨® a golpes la creatividad del checo Nedved, en la semifinal, y ayer le toc¨® el turno a Deco. Con el mismo resultado.
- Seitaridis. El jugador m¨¢s dotado de Grecia. Y el que m¨¢s revalorizado sale de la Eurocopa. Tiene tan s¨®lo 23 a?os y un acuerdo con el Oporto. Notable t¨¦cnica y f¨ªsicamente. Larga zancada, buen regate y pase, adem¨¢s de ser un marcador pesad¨ªsimo. Devuelto ayer por Rehhagel a su h¨¢bitat natural en el lateral derecho, pudo entrar m¨¢s en contacto con el bal¨®n que ante la Rep¨²blica Checa.
- Figo. Aburrido. Intercambi¨® constantemente su posici¨®n a fin de encontrar un atajo hacia la meta de Nikopolidis. Pero no hubo manera. Se sinti¨® tan inc¨®modo que, a la media hora, se cambi¨® de botas a ver si le cambiaba la suerte. Desesperado, se dej¨® llevar por su tendencia natural. Cay¨® a la derecha y all¨ª se las vio con Fyssas, el lateral izquierdo del Benfica, que fue un muro. Y que le atiz¨® unas cuantas patadas de consideraci¨®n. Figo cambi¨® otra vez de banda, pero all¨ª estaba Seitaridis. ?Qu¨¦ pesadilla! Scolari resopl¨®, frustrado, desde la banda.
- Deco. Neutralizado por el pegajoso marcaje de Katsouranis. Eventualmente, dej¨® constancia de su excelente toque y siempre busc¨® una jugada individual que resultara definitiva. Sin ¨¦xito.
- Costinha. S¨®lo dej¨® una dur¨ªsima entrada a Seitaridis y se march¨® a la ducha maldiciendo a Scolari al ser sustituido tras el gol griego. Como si fuera una injusticia. Entr¨® Rui Costa, que se desped¨ªa de la selecci¨®n y dio m¨¢s recursos ofensivos a Portugal.
- Vryzas. Sorprendente. Pese a su perfil de media punta, este zurdo del Fiorentina ha actuado como el hombre m¨¢s adelantado de los griegos. Con suficiente calidad para retener el bal¨®n mientras sus compa?eros llegaban al galope. Y con suficiente inteligencia para pasarlo a la zona m¨¢s conveniente.
- Dellas. El gigante del Roma volvi¨® a defender su zaga con serenidad y limpieza, tal y como hiciera en la semifinal ante los checos.
- Basinas. El hombre invisible. No est¨¢ en ning¨²n sitio y est¨¢ en todas partes. Siempre dispuesto en las ayudas a sus compa?eros. Tan sencillo en su juego como efectivo. Suyo fue el centro enroscado en el c¨®rner en que marc¨® Charisteas.
- Cristiano Ronaldo. Sus interminables regates con el cuerpo fueron la mejor esperanza portuguesa para romper el cerrojo griego. Aun as¨ª, ha ido perdiendo electricidad a medida que avanzaba el torneo, probablemente por el desgaste f¨ªsico.
- Maniche. Empez¨® con su dinamismo habitual, pero al cabo de 15 minutos ya estaba atrapado en la telara?a que forma el medio del campo heleno. Manch¨® su gran Eurocopa.
- Miguel. Sufri¨® una bronca tremenda de Scolari porque se pas¨® casi cinco minutos renqueando para marcharse del campo. Felip?o le preguntaba y ¨¦l, sin dejar de arrastrarse, hac¨ªa como si oyera llover.
- Pauleta. Superado.
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