Consenso cient¨ªfico para el acceso a ¨®rganos para trasplantes en personas que viven con VIH
Una persona con VIH no debe ser excluida de la posibilidad de recibir un trasplante de ¨®rgano s¨®lido (coraz¨®n, ri?¨®n y, sobre todo, h¨ªgado). Esta afirmaci¨®n suscrita por la Sociedad Espa?ola de Enfermedades Infecciosas y Microbiolog¨ªa Cl¨ªnica, la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes, el Plan Nacional sobre Sida y otras siete sociedades cient¨ªficas pone fin a la incertidumbre que rodeaba el tratamiento de los seropositivos cuando necesitaban un ¨®rgano.
Para ello los firmantes del consenso se basan "en la experiencia acumulada en los ¨²ltimos cinco a?os en Am¨¦rica del Norte y Europa", que indica que la supervivencia durante tres a?os despu¨¦s de recibir el ¨®rgano es la misma entre las personas con infecci¨®n por VIH y quienes no la tienen. "En la actualidad la infecci¨®n por VIH ha dejado de ser una contraindicaci¨®n formal para el trasplante", concluyen.
Los portadores del virus de la inmunodeficiencia humana han tenido hasta ahora dificultades para acceder en igualdad de condiciones con otros enfermos a las listas de espera para recibir un trasplante. El miedo a la interacci¨®n entre los inmunosupresores necesarios para evitar el rechazo y el estado inmunol¨®gico del paciente, y la idea de que podr¨ªa ser un desperdicio dedicar un ¨®rgano a pacientes con una te¨®rica menor esperanza de vida, han actuado como obst¨¢culos para que estos pacientes entraran con normalidad en los programas de trasplantes.
La decisi¨®n pone, sin embargo, una serie de requisitos. Para poder recibir un trasplante, el seropositivo (persona con anticuerpos contra el VIH) debe estar libre de la mayor¨ªa de las infecciones oportunistas, tener una concentraci¨®n de CD4 (el tipo de linfocitos que indica el estado de su sistema inmunol¨®gico) por encima de 200 y que el virus circulante sea indetectable o pueda serlo con la medicaci¨®n adecuada.
El acuerdo es especialmente importante en el caso de los trasplantes de h¨ªgado. Se calcula que la mitad de las 150.000 personas que viven con el VIH tienen tambi¨¦n el virus de la hepatitis C, y entre 5.000 y 10.0000, el de la hepatitis B. La toxicidad hep¨¢tica de los tratamientos y la propia evoluci¨®n de la hepatitis hace que cirrosis y otros problemas hep¨¢ticos sean actualmente uno de los primeros motivos de ingreso hospitalario y la primera causa de fallecimientos entre las personas con VIH.
En ellos, adem¨¢s, hay otros factores: el virus de la inmunodeficiencia acelera la progresi¨®n de la hepatopat¨ªa (hay m¨¢s mortalidad en lista de espera) y resta efectividad a los tratamientos (interfer¨®n m¨¢s ribavirina). Hay un aspecto en que la persona con VIH y la que no lo tiene est¨¢n en igualdad: la probabilidad de que reaparezca la hepatitis C es la misma.
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