Can¨®nico, disperso, completo
El primero que pens¨® en imprimir unas obras completas de Pablo Neruda, en Santiago de Chile, fue un espa?ol. Y espa?ol ser¨¢ tambi¨¦n el segundo en Buenos Aires. Aquel primero se llamaba Arturo Soria, hijo del urbanista que proyect¨® Ciudad Lineal en Madrid. Arturo, emigrado a Chile, en los a?os cuarenta fund¨® all¨ª una peque?a pero muy fina casa editora, Cruz del Sur, cuyo cat¨¢logo incluy¨® a cl¨¢sicos espa?oles y a autores chilenos de alto nivel. Los diez encantadores tomitos de esa Obra po¨¦tica de Pablo Neruda abarcaron todos los libros ya publicados del poeta, desde Crepusculario hasta la segunda Residencia en la tierra, m¨¢s todos los poemas de Tercera residencia, pero no dispuestos como en la contempor¨¢nea edici¨®n de Losada (1947) sino mezclados con anticipaciones de un Canto general todav¨ªa en ciernes y con algunos textos sueltos como los "pr¨®logos" a los cuatro n¨²meros de Caballo Verde y la magn¨ªfica prosa 'La copa de sangre'. En suma, las obras completas de Neruda hasta 1947.
El segundo espa?ol fue Gonzalo Losada, de Buenos Aires, uno de los dos o tres editores m¨¢ximos de Am¨¦rica hispana durante los decenios centrales del siglo XX. En enero de 1957 puso en las librer¨ªas un volumen de casi 1.300 p¨¢ginas en papel biblia y encuadernaci¨®n roja: Obras completas de Pablo Neruda. Nuevas ediciones progresivamente ampliadas aparecer¨¢n en 1962, 1968 y 1973. Cada una tra¨ªa un Ap¨¦ndice con un n¨²mero variable de textos sueltos dispuestos en simple sucesi¨®n cronol¨®gica. Para las Obras completas de Losada de 1968 y 1973 prepar¨¦ una bibliograf¨ªa activa del poeta, comenzando con el registro de todas las ediciones de los libros de Neruda (es decir, las compilaciones organizadas y tituladas por el poeta) y de las "anticipaciones" correspondientes, o sea, de los textos de dichos libros publicados en revistas o peri¨®dicos o antolog¨ªas con anterioridad a la primera edici¨®n. Esa secci¨®n de la bibliograf¨ªa (la nerudiana can¨®nica) ocup¨® unas ochenta p¨¢ginas. La secci¨®n sucesiva tra¨ªa una novedad: era el registro cronol¨®gico, desde 1917 en adelante, de todos los textos sueltos (poemas y prosas) no incluidos por Neruda en sus libros o, lo que es igual, excluidos de la nerudiana can¨®nica. Esta secci¨®n abarc¨® unas setenta p¨¢ginas y la llam¨¦ nerudiana dispersa (obvio eco del t¨ªtulo 'Oceanograf¨ªa dispersa' de una notoria cr¨®nica de Neruda). Sin ese trabajo bibliogr¨¢fico previo nunca habr¨ªa podido dar a "mis" obras completas el perfil definidor que alcanzaron. Porque revisando esos textos me di cuenta de que su calidad media era de muy buen nivel y que reunirlos como gen¨¦rico Ap¨¦ndice no les hac¨ªa justicia. Ni en calidad ni en cantidad. Aunque excluidos de la nerudiana can¨®nica, no eran escritura marginal sino en reducido porcentaje. Ocurri¨® por ese tiempo, adem¨¢s, que conversando con Neruda le pregunt¨¦ una vez por qu¨¦ la prosa 'La copa de sangre' de 1938, un texto que yo admiro mucho, no hab¨ªa sido incluido en ninguno de sus libros can¨®nicos. Tras un silencio, y sin mirarme, respondi¨® s¨®lo: "Demasiado personal". Comprend¨ª que alud¨ªa al irresuelto conflicto con su padre y que, por tanto, tambi¨¦n para ¨¦l era un texto especial. Si lo dejaba fuera de sus libros no era porque lo considerase marginal. Al contrario. Algunos meses despu¨¦s me pidi¨® viajar a Isla Negra, donde me regal¨®, dedicadas y firmadas, las pruebas de imprenta de 'La copa de sangre': "Ah¨ª tienes eso, para que no me fastidies m¨¢s", me dijo socarr¨®n. Con otras prosas hab¨ªa integrado un volumen bell¨ªsimo bajo el t¨ªtulo La copa de sangre / y otros poemas. (Mi ejemplar con dedicatoria me fue sustra¨ªdo por alg¨²n militar durante el allanamiento de mi casa en 1973).
Fue entonces que surgi¨® en m¨ª la estructura de las Obras completas de Neruda que C¨ªrculo de Lectores y Galaxia Gutenberg me han dado la oportunidad de realizar, con la complicidad del editor Nicanor V¨¦lez -porque esta tercera vez el editor fue un colombiano avecindado en Barcelona-. Con esto quiero decir que los cinco vol¨²menes (1999-2002) no traen unas obras completas m¨¢s un gordo ap¨¦ndice, sino dos l¨ªneas de obras completas : la nerudiana can¨®nica (vol¨²menes 1-3) y la nerudiana dispersa (vol¨²menes 4-5).
Sobre la nerudiana can¨®nica,
bien poco podr¨ªa yo agregar a las anotaciones de cr¨ªticos (el primer grande fue tambi¨¦n un espa?ol, Amado Alonso, en 1940) y de lectores especiales, como Julio Cort¨¢zar en su magn¨ªfico 'Neruda entre nosotros' de 1974. Se?alo s¨®lo que en ese territorio mi trabajo principal fue la fijaci¨®n de textos fiables y el casi centenar de p¨¢ginas de notas que trae cada uno de los tres vol¨²menes. El lector interesado podr¨¢, as¨ª, asomarse al taller secreto de Neruda a trav¨¦s de mis notas, donde encontrar¨¢ por ejemplo el proceso de la composici¨®n del poema 15 o c¨®mo en 1967 advert¨ª a Neruda, para sorpresa suya, que a Canto general le faltaba un poema desde la primera edici¨®n.
Pero yo quisiera, sobre todo, que la nerudiana can¨®nica fuera una invitaci¨®n a explorar y a valorar, como ellos lo merecen, los libros de la ¨²ltima d¨¦cada de la producci¨®n po¨¦tica de Neruda. Hay al respecto un injusto desconocimiento y m¨¢s de alg¨²n prejuicio. El volumen 3 de las Obras completas de Galaxia-C¨ªrculo trae libros de gran valor literario, que por s¨ª solos har¨ªan la gloria de cualquier poeta pero que la fama de los Veinte poemas, de Residencia y de Canto general ha oscurecido o puesto en un limbo inmerecido. Libros excelentes del Neruda tard¨ªo como Arte de p¨¢jaros (1966), Las manos del d¨ªa (1968), Geograf¨ªa infructuosa (1972), y entre los p¨®stumos los titulados Jard¨ªn de invierno, Defectos escogidos y en particular El mar y las campanas.
Respecto a los dos vol¨²menes (4 y 5) de la nerudiana dispersa, conviene leerlos teniendo cuenta del paralelo despliegue de la nerudiana can¨®nica. Porque entre ambos itinerarios hay una relaci¨®n constante, fundada en la evoluci¨®n biogr¨¢fica del com¨²n autor: "Si ustedes me preguntan qu¨¦ es mi poes¨ªa, debo decirles: no s¨¦; pero si le preguntan a mi poes¨ªa, ella les dir¨¢ qui¨¦n soy yo", declar¨® Neruda durante una lectura de sus poemas en 1943. La gran novedad y, confieso, lo que m¨¢s me enorgullece de estas obras completas de Neruda es haber puesto al alcance de muchos de sus lectores una buena cantidad de gemas antes inaccesibles o ignoradas. Garantizo hallazgos sorprendentes como las magn¨ªficas 'Cr¨®nicas desde Oriente para el diario La Naci¨®n de Santiago de Chile (1927-1930)', enviadas desde Port-Said, Djibouti, Colombo, Singapur, Shanghai, Rang¨²n, durante los a?os de Birmania, Ceil¨¢n y Java en que Neruda escribi¨® tambi¨¦n buena parte de la primera Residencia en la tierra. A los lectores que aman los Veinte poemas recomiendo vivamente las cr¨®nicas y poemas que el joven anarquista Neruda public¨® entre 1921 y 1926 en la revista Claridad, ¨®rgano de la Federaci¨®n de Estudiantes de Chile, y m¨¢s en especial a¨²n las decisivas prosas sentimentales del ?lbum Terusa 1923, escritas como mensajes de amor para Teresa V¨¢squez pero que en verdad constituyen el acta de fundaci¨®n del espacio m¨ªtico de Cantalao (Puerto Saavedra), ese Macondo del poeta chileno al que remitir¨¢ en ¨²ltima instancia toda su producci¨®n literaria futura.
El lector curioso encontrar¨¢ pan
para sus dientes en los materiales pol¨¦micos de Neruda en respuesta a los ataques de Vicente Huidobro y del sempiterno enemigo Pablo de Rokha (l¨¦ase el legendario 'Aqu¨ª estoy' escrito en Madrid en 1935), o los ins¨®litos discursos del senador Neruda en el Parlamento chileno (1945-1948), incluyendo el c¨¦lebre 'Yo acuso' contra el presidente Gonz¨¢lez Videla que le cost¨® el exilio. En este orden de cosas, el lector encontrar¨¢ tambi¨¦n todos los materiales relacionados con la famosa 'Carta abierta de los intelectuales cubanos' de 1966, a trav¨¦s de la cual la direcci¨®n cubana ofendi¨® a Neruda en su dignidad revolucionaria, caus¨¢ndole la m¨¢s grave amargura de sus ¨²ltimos a?os (aparte su enfermedad), entre otras cosas porque por lealtad pol¨ªtica no pudo responder como sab¨ªa. Para no hablar de los textos relacionados con la Guerra Civil espa?ola y de los muchos testimonios, esparcidos a lo largo de los a?os, del amor que creci¨® en Neruda hacia Espa?a entre 1934 y 1936, y que no tiene que ver s¨®lo con la dimensi¨®n pol¨ªtica. Al lector espa?ol que no lo conozca, un texto imperdible: 'Viaje al coraz¨®n de Quevedo'.
Entre la nerudiana dispersa inclu¨ª las memorias de Neruda, Confieso que he vivido, porque se trata de una obra muy incompleta (Pablo proyectaba entregar a Losada los originales en mayo de 1974) que por lo mismo no alcanz¨® a organizar bien. Por ¨²ltimo estas obras completas de Neruda traen un aut¨¦ntico ap¨¦ndice documental que merece atenci¨®n, constituido por tres secciones. La primera es un Epistolario selecto, en el que destacan las cartas escritas por Neruda desde Oriente (1927-1932) a su desconocido amigo y corresponsal argentino H¨¦ctor Eandi, y tambi¨¦n las cartas de tozudo amor del joven poeta a su desead¨ªsima Albertina Az¨®car, que al parecer fue tan er¨®ticamente sabia en la intimidad cuanto inerte y reticente a la hora de las decisiones pr¨¢cticas (1921-1929). Otra secci¨®n documental est¨¢ formada por una docena de entrevistas entre las que destacan una muy breve pero intensa y chispeante que le hizo nada menos que Clarice Lispector en R¨ªo de Janeiro, 1969, y otra muy extensa y fundamental, plet¨®rica de datos curiosos y evocaciones, realizada en Isla Negra, 1970, por la norteamericana Rita Guibert.
Las obras completas se cierran con las traducciones que hizo Neruda, comenzando con Marcel Schwob ('La ciudad durmiente'), Rainer Maria Rilke (un fragmento de los Cuadernos de Malte Laurids Brigge), James Joyce (dos fragmentos de Chamber Music), siguiendo con Blake, Whitman, Baudelaire, para terminar con el Romeo y Julieta. Los conocedores de Shakespeare podr¨¢n admirar no s¨®lo una versi¨®n en endecas¨ªlabos sino la inteligencia y la maestr¨ªa de algunas soluciones de Neruda a los problemas que plantea el texto a la hora de intentar su traducci¨®n al castellano. Recomendaci¨®n personal y final: no olvid¨¦is 'La copa de sangre' de 1938.
BIBLIOGRAF?A
Obras completas Pablo Neruda (Galaxia Gutenberg/C¨ªrculo de
Lectores).
Oriente Pablo Neruda. Incluye las Cr¨®nicas desde Oriente, escritas para La naci¨®n (1927-1939); los poemas de Resdiencia en la tierra, escritos en Asia; las p¨¢ginas de Confieso que he vivido, dedicadas a Oriente, y cartas de esos a?os (Littera).
Neruda. La biograf¨ªa Volodia Teitelboim (Meran).
Neruda por Sk¨¢rmeta Antonio Sk¨¢rmeta (Seix-Barral).
Neruda y Espa?a Julio G¨¢lvez Barraza (Ril).
El Madrid de Pablo Neruda Sergio Mac¨ªa Brevis (Tabla Rasa).
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