El eterno Virenque organiza su d¨ªa
Etapa de nueve puertos y sufrimiento en la que Mayo padece por las aver¨ªas y Heras pierde siete segundos
Tyler Hamilton acab¨® el Giro de 2002 con una clav¨ªcula rota y 12 molares destrozados de apretar los dientes para resistir el dolor. No se le escap¨® una l¨¢grima por ello. Hamilton corri¨® todo el Tour de 2003 con la misma clav¨ªcula rota -aunque fue una rotura sin desplazamiento: el callo de la anterior soldadura fren¨® el avance de la nueva- y el mismo dolor opresivo. No solt¨® una l¨¢grima por ello. Todo lo m¨¢s llor¨® de alegr¨ªa al ganar de forma heroica y luminosa la gran etapa de Bayona por el col de Bagargui. Hamilton, el ciclista de la educaci¨®n extremada y el interior de granito, llor¨® descosidamente la noche del martes. Llor¨® sobre el cuerpo enfermo de "Tugboat", su golden retriever, su perro de nueve a?os enfermo de c¨¢ncer al que no le quedaba m¨¢s salida que la eutanasia. "No me averg¨¹enza decir que llor¨¦ un mont¨®n", dijo Hamilton. "Ha sido mi perro nueve a?os, ha sido mi hijo, mi familia. Y a m¨ª mujer la conoc¨ª hace siete". Tan afectado estaba que sufri¨® en la carretera, ayer, 14 de julio, el d¨ªa de Virenque.
Tour 2004 10? Etapa
Limoges-Saint Flour, de 237 kil¨®metros
ETAPA DE HOY
Saint Flour-Figeac, de 164 kil¨®metros
GENERAL
1. Thomas Voeckler (La Boulang) 42h 42.14m
2. Stuart O'Grady (Cofidis) a 3m
3. Sandy Casar /Fdjeux) a 4.13m
9. J. Enrique Guti¨¦rrez (Phonak) a 10.09m
ETAPA
1. Richard Virenque (Quick Step) 6h 00.24m
2. Andreas Kl?den (T-Mobile) a 5.19m
3. Erik Zabel (T.Mobile) m. t.
4. Francisco Mancebo (Illes Balears) m. t.
Richard Virenque s¨®lo ha llorado una vez en p¨²blico en el Tour. Fue un llanto de rabia e impotencia, en 1998, cuando el Tour les expuls¨® a ¨¦l y a todo el equipo Festina. Ten¨ªa entonces Virenque 28 a?os. Hab¨ªa sido cinco el ciclista m¨¢s mimado de todos los franceses y, despu¨¦s de aquello, nadie daba un duro por su futuro. M¨¢s le valdr¨ªa retirarse, no volver a aparecer por el Tour. Era un hombre acabado. Un ciclista de pasado dudoso y nulo futuro.
?Ja!
Un a?o despu¨¦s volvi¨® al Tour, a ser el rey de la monta?a, a ser Virenque. Virenque volvi¨® a morir. En 2001 no pudo correr el Tour por sanci¨®n. Virenque, una vez contra todas las apuestas, volvi¨® a resucitar. Volvi¨® al Tour. Volvi¨® a ser Virenque. Y por ah¨ª a¨²n anda. Por el Tour. Con 34 a?os. Con un maillot de lunares. Con su arte y su capacidad intactas para ganar escapado, solo, las etapas m¨¢s duras. Como ayer. Macizo Central, volcanes del Averno, 237 kil¨®metros -el d¨ªa m¨¢s largo-, nueve puertos. Seis horas sobre la bicicleta.
Pregunta el esc¨¦ptico: ?por qu¨¦ siempre le dejan irse solo un d¨ªa a Virenque? ?Qu¨¦ aburrimiento! Responde el sabio: pregunte al pelot¨®n, a los directores, a los equipos, a los corredores. Responde el pelot¨®n: ?c¨®mo que le hemos dejado? Virenque atac¨® en el kil¨®metro 2. Le cogimos. Volvi¨® a atacar otra vez. Le cogimos. Se infiltr¨® en un grupo de 18. Capturamos a 16. Virenque vol¨®. Responde Axel Merckx, el hijo del "can¨ªbal", compa?ero de fuga de Virenque durante 135 kil¨®metros y seis puertos: Virenque me ha enga?ado.
Virenque se fue con Merckx y le dijo que a ¨¦l s¨®lo le interesaba ganar el maillot de la monta?a, que le ayudara a ello y que, a cambio, no le dejar¨ªa tirado y hasta le permitir¨ªa disputar de igual a igual el triunfo de etapa. As¨ª se organiz¨® la jornada de descanso: Virenque se fue con Merckx, Merckx le ayudaba y le dejaba puntuar primero. Virenque se fue de Merckx: en el puerto de primera, el Puy Mary, gir¨® un poquito el manillar de su acelerados y dej¨® clavado contra el rugoso asfalto al chico rubio y claro que nunca ser¨¢ como su padre. Detr¨¢s, el ritmo sostenido y regular de La Boulang¨¨re, el equipo del l¨ªder, el valiente e irreverente Thomas Voeckler -aquel a quien en La Martinica llamaba "Ti blanc" (el blanco peque?ito), porque era el m¨¢s bajito, el ¨²nico blanco del equipo-, guardaba las distancias. Grupo de ciclistas resignados al sufrimiento atraves¨® los puertos, sin ¨¢nimo, sin inter¨¦s, de atacar: ciclistas vigilantes de detalles, de caras que denotaran sufrimiento. Ciclistas nerviosos: Mayo que sufre una aver¨ªa en el Puy Mary, Mayo que toma la bicicleta de Unai Etxebarria, Mayo que vuelve a pararse para volver a subirse a su bicicleta, ya reparada por Jos¨¦ Cruz M¨²jica, su mec¨¢nico de confianza. Todo el Euskaltel, con ¨¦l. Detr¨¢s. Subiendo a ritmo sostenido un pelot¨®n s¨²bitamente acelerado por un ataque corto y extempor¨¢neo de Marcos Serrano, el escalador gallego del Liberty. Haimar Zubeldia: "Nos pusimos nerviosos porque atac¨® Serrano y Gorospe, el director, ven¨ªa lejos y nunca llegaba el coche para arreglar la aver¨ªa".
Volvieron al pelot¨®n a seguir al ritmo boulanger, lejos de Virenque, el especialista, el eterno, que como su rival de siempre, Jalabert, tambi¨¦n tiene una etapa en 14 de julio, la s¨¦ptima en sus 11 Tours. La primera fue en 1994, en tiempos de Indurain. Tambi¨¦n tiene embastado el s¨¦ptimo maillot de rey de la monta?a, el maillot que romper¨¢ el empate a seis con Bahamontes y Van Impe. En la llegada, tras Virenque, sprint veloc¨ªsimo en cuesta: Mancebo inicia las hostilidades. Le remontan Zabel y Kl?den. Mayo sufre pero no pierde comba; Ullrich tras ¨¦l. Heras sufre y pierde 7s. Hamilton, llorando, tambi¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.